Francisco Después de recibir la llamada de Vladímir, deje a su familia sana y salva en Rusia. Han pasado dos días desde que dejé la familia de Vladímir en Rusia, pero antes de salir del que era nuestro hogar puse una mini cámara sensible al movimiento, para saber si Dante va por Anabela. Estoy en el jet con rumbo a París a encontrarme con mi familia y recibo una alerta en mi teléfono; la cámara detecta movimiento. Enciendo la cámara y solo veo algunos hombres tapados y sí, ahí está el hijo de puta de Dante, pero está otro hombre con él. Su rostro se me hace muy familiar. No sé dónde lo he mirado antes. Debo de investigar quién es ese hombre… Llego a París y de inmediato subo al auto y me voy con rumbo al hotel donde se están quedando. Entro por la puerta; voy pasando la recepción y mis ojos captan algo que les llama la atención. Me detengo en seco y observo bien. Es una joven muy hermosa, de cabello casi rubio, ojos hermosos, piel blanca y una boca no tan grande ni tan pequeñ
Aarón Es increíble, hoy nos vamos y no he tenido la oportunidad de ver a Anabela. Siempre que voy a su cuarto, sus guardias me impiden entrar o es ese hombre Vladímir. Necesito encontrar la forma de verla antes de irnos. No me puedo ir sin verla. Estoy sentado en la recepción esperando a que ella salga o vea a esos hombres salir. No sé cuánto tiempo llevo aquí, pero la espera valió la pena. Veo que Anabela viene caminando y se va hacia el restaurante. Me voy detrás de ella, veo que toma asiento y me acerco a ella con cuidado. —Hola Anabela —le saludó. Ella rápidamente voltea asustada. —Hola, Aarón, me asustaste; pensé que era otra persona —me dice. —¿Quién pensaste que era? Dante —Le preguntó. —Si es que tu voz tiene uno parecido a la de él —me cuenta, aunque no sé si ver eso como un insulto. —¿Puedo sentarme? —No lo sé. Pero está bien —duda, pero al final acepta. Me siento en la silla enfrente de ella. —Me da muchísimo gusto verte —le digo. —Bueno, no sé si puedo decir l
AnabelaEstamos en la pista de aterrizaje; el jet está listo para despegar. Estamos esperando a mi hermano.—¿A dónde iremos? —le preguntó a Vladímir.—Te llevaré al único lugar donde Dante necesitaría todo un ejército para entrar —me dice.—¿Me llevarás a un castillo?—No se parece mucho a un castillo, pero si quieres te construyo uno —menciona.—No, yo quiero una casa sencilla; lo importante es estar juntos —declaró con felicidad.—Está bien; tendrás tu casa sencilla. ¿Dime que piensas si nuestro bebé nace en Rusia? —me cuestiona.—No me importa donde nazca; mientras estés conmigo en ese momento, lo demás no importa —mencionó.Se me acerca y me da un beso en los labios. Me mira a los ojos y me da otro en la frente. Pone su mano en mi vientre.Escuchamos que un auto se acerca; Vladímir saca su arma y los dos vemos por la ventana. Vemos que mi hermano se baja del auto.Los dos bajamos y nos acercamos a él.—Ya podemos irnos —dice mi hermano.—Bien, entonces subamos —habla Vladímir.Lo
Ava Han pasado semanas desde que Dante se fue; no ha regresado ni me ha vuelto a marcar y no me interesa que le pase; tengo a alguien nuevo en mente. Decido dejar a Dante; no voy a estar con este hombre que está loco y obsesionado con esa niña. Me iré con mi antiguo amigo. Él me está consiguiendo toda la información acerca de ese hombre Vladímir. Salgo de la casa con mi maleta y mis cosas. Tomo uno de los autos de Dante. Es un pago por estar aguantando sus maltratos y sus humillaciones. Meto mis cosas en el auto, entro a la puerta del conductor, pongo en marcha el auto y me voy de ahí. Llego al pueblo y me estaciono cerca del muelle. Salgo del auto y comienzo a caminar por el muelle. —Ava, veo que no has cambiado ni un poco —escucho una voz familiar a mis espaldas. Me doy la vuelta y veo a mi ex amante. —Fabio, gusto en verte —le saludo. Me acerco a él con pasos sensuales y me doy un beso en los labios. —Mmm, qué rico haces que los recuerdos lleguen a mí —menciona. —Los rec
Silvana Después de que el hijo de puta de Mateo intentará matarme, le informe todo a Ava de lo que estaba pasando. Ella me dijo que tenía un nuevo objetivo en mente, uno más poderoso. He estado en comunicación con ella. Me afirmó que iba a dejar a Dante para ir por su nuevo objetivo. Pero estoy realmente molesta; ella me prometió que cuando abandonara a Dante vendría por mí y no iríamos juntas. —Esa perra me traicionó; se fue a Rusia en busca de su nuevo hombre y se olvidó de mí; el día que te vea de nuevo me las pagarás —me digo a mí misma y me veo al espejo maquillándome. Veo que la puerta se abre y es Abdel. —Silvana, tienes un cliente importante hoy, así que espero que estés lista. El té espera en la habitación número veinte —me comunica Abdel. —Pero yo soy tuya porque me tengo que meter con ese hombre —protestó con ojos de súplica. No estoy de humor para ver a alguien. —Es él un hombre importante; si no vas te llevaré a la fuerza —me regaña en un tono más fuerte. —Está bi
Noto como el traga saliva y no pierdo de vista ninguno de sus movimientos. Hasta que el me responde. —Pues ya lo sabes, tuvo un pequeño accidente y el doctor no pudo hacer nada —me cuenta. Noto su voz algo temblorosa.—¿Pero qué accidente fue? —Me levanto de la silla y me acerco a él; los dos nos vemos atentamente.—No lo sé, ya no lo recuerdo —declara y esa respuesta me hace enojar. Lo tiro de la silla, él cae al piso y me abalanzo sobre él.Lo comienzo a golpear. Él intenta defenderse, pero no le doy oportunidad de hacerlo. Veo que empieza a salir sangre de la nariz, lo tomo del cuello, saco mi arma y la pongo en su cabeza.—Claro que lo sabes, así que de una puta vez dime qué pasó —le exijo y veo como me mira.—Tu mujer Ava y Silvana la arrojaron por las escaleras —me narra lo ocurrido. Eso me hace dudar, por eso no creo que llegara a tanto.—Mientes, eso no es algo suficiente para declarar a alguien como muerto —le grito y él me mira atentamente.—No miento, ella empeoró porque e
MateoDespués del operativo fallido a la casa de los Accardi y descubrí la foto de la madre de Anabela, la señora Enora, he quedado completamente confundido.Regreso a mi país de origen, Grecia. Llego a la mansión de mi padre. Al llegar y salir del auto, mi padre me recibe con los brazos abiertos.—Hola, hijo, que te trae de nuevo aquí —me saluda mi padre.—Hola, padre, he venido de visita, y ¿dónde está mi madre Sahara? —Le respondo a mi padre.—Está en el jardín —me dice mi padre.—Bueno, iré a saludarla —le digo y comienzo a caminar rumbo al jardín. La veo a lo lejos sentada en una silla tomando té. Llego hasta ella y me siento a un lado de ella.—Hola, hijo, porque no avisaste que vendrías —agregó.—Creo que usted no se merece saber cuando vengo —le expreso en un tono fuerte.—¿Qué pasa, Mateo, porque me hablas así? —Me mira completamente raro.—Usted dígame, señora Sahara, o debería decir Enora —le declaró.—¿Enora de donde sacaste ese nombre? —me preguntó.—Ese es su verdadero n
Francisco Ya han cuatro meses que llegamos aquí a Rusia. Veo a Vladímir y a mi hermana en el cuarto que será para la beba. Veo cómo Vladímir, después de enterarse de que era una niña, ha traído muchas cosas. Yo los observo desde la puerta del cuarto. Me da muchísimo gusto ver a mi hermana con una sonrisa en el rostro. Debo de decir que mi hermana se ve muy hermosa con su pancita ya de ocho meses. El cuarto del bebé es muy hermoso; tiene una linda cuna con listones y un velo color rosa. Las paredes pintadas de rosa con lindas flores. Veo su armario lleno de ropa de todo tipo. Ella será una buena madre. Comienzo a ver cómo Vladímir se arrodilla a sus pies y empieza a besarle el vientre a mi hermana. Eso es una señal para irme. Me voy de ahí y entro a mi habitación. Me voy a la mesa y tomo un vaso con alcohol, le doy un trago y me siento en un sofá cerca de la chimenea. Veo el papel con el número de esa chica, la hermana de Dante. No he tomado la decisión si de llamarla. No