El alba finalmente había llegado, y Adara ya se encontraba despierta. Estaba preparando todo lo relacionado a su concierto de beneficencia, que recaudaría fondos para una casa hogar para niños sin padres. Conocía a la madre superiora de ese lugar, una buena mujer a quien conoció en un momento de desesperada necesidad, cuando se quedó prácticamente en la calle estando embarazada y en aquella casa hogar encontró un refugio pasajero para no quedarse expuesta a los peligros de la calle. En aquel entonces, había vendido la casa que durante un tiempo había sido su hogar junto a Héctor, y con ese dinero había pretendido comprarse una casa mas modesta para compartir con su hijo, y, por supuesto, había encontrado la casita perfecta, y su vendedor, una mala persona, se había aprovechado de ella. Sola, inexperta y a merced de cualquier persona con mala intención, termino cayendo en un fraude que le hizo perder todo su dinero, pues aquella casita que representaba su esperanza, resulto ser de alg
La noche, ligeramente fría en comparación a las anteriores, se sentía pacifica y apacible. Los asistentes que acudieron a aquel concierto de beneficencia se deleitaban con las maravillosas melodías que la mente y las manos de la talentosa Adara Dánae lograban crear para el gozo de todos. Todas las miradas se concentraban en ella, y a las luces cálidas que decoraban el lugar, y tambien a los ojos de Héctor Altamira, la pianista parecía mas una musa inmortal que un simple ser humano.Noah tambien miraba a su novia, con la misma fascinación que un niño mira a aquel juguete que durante tanto tiempo deseo con verdadera ansia. Se había enamorado de ella a primera vista cuando la conoció, sin embargo, había sido su personalidad tan única lo que lo había hecho desear quedarse para siempre. Sin embargo, al ser una mujer divorciada y con un hijo, no era bien vista ante los ojos de su familia enteramente tradicional, y aunque nunca la habían tratado mal, sabia bien lo que se decía de ella a sus
Los gemidos entre cortados se escuchaban en toda aquella habitación, aquel hombre estaba hambriento. Parecía molesto, estaba desesperado, sin embargo, no le preguntaría porque sencillamente no le interesaba. El sexo violento siempre era mucho mas placentero, porque no había amor, no había ninguna promesa o sentimiento ridículo, tan solo la pasión y deseo mas desenfrenados que daban paso a los meros instintos naturales.A Omara no le gustaba la vida demasiado complicada, por ello era que jamás se había enamorado. Consideraba al amor como una debilidad, una que te dejaba completamente expuesto ante cualquiera y que le daba poder a alguien mas sobre ti.Había visto hacia un par de horas atrás, a su hermana dando ese espectáculo patético a beneficencia de otros. Si, ella tambien estaba molesta, realmente furiosa al mirar aquel enorme éxito que la despreciable Adara tenía. Mordiendo, chupando con rudeza y solo buscando su satisfacción, Omara disfrutaba de aquel tipo de sexo con su amante
El amor que un padre profesa a su hijo, es un acto único, privado, y que se conecta de un corazón a otro. Un padre no es solo aquel que engendra, pues el acto carnal con una consecuencia, es algo que cualquier hombre puede hacer. Sin embargo, existen hombres que si que dan todo por amor a sus hijos, quizás sean pocos, pero existen. Aquella noche era la más especial que había vivido Héctor a lo largo de los ya muchos años que acumulaba su vida. Era un hombre en sus 30 y tantos, que había cometido más errores que aciertos. Aún así, sin saberlo, había creado a esa inocente vida que le había llamado papito por primera vez hacia solo un par de horas atrás. Su corazón aún se sentía tan cálido; aquellas inocentes palabras, habían sido suficientes para terminar el largo invierno que desde aquel fatídico día en que cometió el mayor de los errores en su vida, se había instalado permanentemente en el, volviéndole una tarea imposible el volver a amar de nuevo.Había dejado a su pequeño Nico ya
— Mami, ¿Cuando vendrá papito? —Esa mañana comenzaba algo ajetreada, era noche de Halloween y Nicolás se hallaba más inquieto de lo normal, pues adoraba salir a pedir dulces. Adara lo ayudaba a acomodarse el disfraz de Minecraft que había pedido especialmente, sintiendo que aún no se acostumbraba a esa pregunta que Nico comenzaba a hacerle cada día sin falta desde que Héctor y el se habían vuelto mucho más cercanos.— Dijo que vendría por ti a las seis y que te llevaría a un lugar muy especial en dónde dan muchos dulces — respondió la mujer con tranquilidad aparente. El rostro de Nicolás se iluminó con emoción.— ¿Y vendrás con nosotros? Ándale di que si, quiero ir a pedir dulces con los dos — suplico Nico con inocencia.Adara sintió como el rostro se le contraía en una mueca que no pudo evitar. ¿Acompañarlos? No se sentía aún lista para ello. Era como abrir una vieja herida que aún no terminaba de cicatrizar.— No lo creo cariño, tu padre y yo...tenemos aún problemas no resueltos
La dulce cara sonriente de Nicolás, era en si misma una grata recompensa. Sin embargo, el tener el placer que de Adara estuviese junto a ellos mientras hacían ese tal recorrido, le había dado una alegría extra que le fue completamente inesperada.Mentiría si se dijera a si mismo que no había incitado a Nicolás a visitar su mansión, alegando que podría mostrarle su variada colección de vehículos de lujo. Adara, como era de esperarse, no había estado muy cómoda con dicha idea, pues por justificadas razones aun se hallaba bastante recelosa de él. Sin embargo, Héctor quería pasar la noche junto a ellos, aun cuando aquello no fuese más que la ilusión de lo que pudo tener pero que no tenia por culpa de sus estúpidas inseguridades.—No vayas tan deprisa Nico, te caerás — dijo Adara al ver como su pequeño hijo bajaba del lujoso auto de su ex esposo, para correr directamente hacia la mansión.Todo aquel sentimiento le sabía extraño, como a nostalgia, como a sueños que no se cumplieron y promes
El manto nocturno había caído ya enteramente sobre la ciudad. La luna llena, completamente brillante y tan parecida a la plata, se asomaba ocasionalmente entre las pocas nubes que lograban cubrirla. El brillo de las estrellas decoraba el cielo nocturno, dejando ver la belleza del universo que lograba apreciarse desde la tierra firme. Adara, sin embargo, no lograba admirar nada de ello, pues toda su atención se concentraba en ese hombre que estaba sentado cerca de ella, mientras miraban ambos junto a su pequeño hijo una película de autos animados que Nicolás solía disfrutar mucho.La tensión era tan densa, que esta se podría cortar fácilmente con un cuchillo, y habían transcurrido solo tres horas desde que habían entrado a aquel enorme y lujoso lugar, la noche pintaba para ser demasiado larga. Mirando a su alrededor, Adara admiro aquella enorme mansión que, por supuesto, estaba en un barrio demasiado exclusivo en la zona mas privilegiada a las afueras de la ciudad, Barcelona albergaba
Las películas infantiles se habían terminado, y el pequeño Nicolás yacía durmiendo en la enorme cama que pertenecía a su padre mientras este lo arropaba y notaba aquella hermosa sonrisa infantil que se le dibujaba en los labios. Se preguntaba que tipo de sueño estaba teniendo, y si era tan maravilloso que le permitía sonreír entre sueños.Adara se había salido a caminar por los jardines, quizás, para tomar algo de aliento después de haberle robado aquel beso que le correspondió con intensidad.Sintiéndose inseguro, decidió salir junto a ella esperando que esta no se hubiese arrepentido de aquel intimo y breve momento que compartieron juntos en la cocina. El, conservaría aquel recuerdo como uno de los mas valiosos de su vida, y las esperanzas de recuperar a la mujer que realmente amaba, brotaron en el como hacen las margaritas en medio de la fría nieva anunciando la llegada de la primavera.Adara, sentía el sereno de la noche besándole la cara. Aun sentía sus mejillas ardiendo, su cora