—¿Mami? ¿Quién es el? —Los ojos inocentes del pequeño Nicolás, miraban fijamente a aquel hombre tan similar a el físicamente. Héctor, se había agachado a la altura del pequeño, sin saber realmente que hacer o que decir. Quería gritarle que era su padre, que desde ese momento lo cuidaría incondicionalmente, sin embargo, aun a pesar de aquello era exactamente lo que quería hacer, tuvo miedo de decírselo…de causarle un conflicto difícil de entender y explicar al pequeño. Acariciando el rostro del pequeño, pudo ver como este lo miraba con curiosidad, pero no huía de él, aquella mirada era firme, curiosa y llena de expectativa, no le quedaba duda alguna, aquel niño, era su hijo.—Soy un viejo amigo de tu madre, me llamo Héctor Altamira, y creo que comenzaremos a vernos bastante seguido campeón — dijo Héctor sin decirle abiertamente que era en realidad su padre, y que esperaba verlo de ser posible a diario.Adara sintió como el corazón se le apretaba en el pecho. Héctor no le había dicho a
Las parejas que se paseaban en las calles de la ciudad a esas horas de la noche, iban casi todas tomadas de las manos, completamente ajenas al resto del mundo, y seguramente susurrándose promesas de amor que, en muchos de los casos, no llegarían a cumplirse. El amor, era el sentimiento mas sobrevalorado del mundo, según su pensamiento, y algo que resultaba ser mas un estorbo emocional que cualquier otra cosa. Bebiendo de aquella copa, la espumeante bebida alcohólica de suave sabor, al tiempo que su paladar degustaba aquel filete mignon. Ese era el tipo de placeres que verdaderamente disfrutaba Omara Dánae, realmente, nunca le había importado el amor en ninguna de sus formas, pues lo consideraba como una verdadera y atroz perdida de tiempo. Burlándose de las parejas que acarameladas paseaban por las callejuelas y disfrutaban de una buena noche, la mujer seguía bebiendo de su copa pensando en la porquería que resultaba ser el enamorarse. Omara realmente nunca había a Héctor Altamira, t
Existe algo cuyo valor supera todo lo conocido y por conocer, mucho mas valioso que el oro, los diamantes, o cualquier gema preciosa que en la tierra se forma. Es mas valioso que la mas gorda cuenta de banco que exista, y tan irremplazable que perderlo es un suplicio. Aquello de tanto valor, a lo que toda persona debería de darle su increíble importancia, no es otra cosa más que el tiempo, pues el tiempo que perdemos, jamás regresa a nosotros, y cada día que avanzamos es un menos de vida que tenemos, por ello, es que el tiempo, es aquello que debemos valorar mas que cualquier otra cosa, y vivirlo al máximo tanto como nos sea posible. Héctor Altamira, miraba a su pequeño hijo jugando con aquella pila de bloques de madera que acaba de llevarle como un obsequio, armando castillos, carreteras, y toda clase de cosas que solo la vivida imaginación de un tierno infante, era capaz de mirar en simples trozos de lo que alguna vez fue un árbol. Meditaba al mirarle sonreír tan inocente, tan llen
El ambiente se respiraba tenso, quizás, demasiado. Los ojos de Héctor Altamira, miraban con un deje de desprecio al Duque de Lennox, y Noah lo miraba a cambio con el mismo desprecio que el hombre frente a el le estaba transmitiendo. Adara Dánae era la causa, una mujer que era demasiado importante en la vida de ambos. Para Héctor, Adara no solo era el amor de su vida, tambien, era la madre de su hijo, y la persona a quien más daño había hecho debido a sus temores. Para Noah, ella era la mujer de sus sueños, con quien esperaba compartir el resto de su vida, y de quien quedo prendado en el instante mismo en que la vio por primera vez. Ambos tenían sus razones para mirarse con el tal desprecio en que lo hacían, y la mujer rubia de impactantes ojos zafiro, era la razón de ello.—Altamira, no esperaba encontrarte en la casa de mi novia, creí haberte dicho que no eras bienvenido — dijo Noah con molestia.Héctor le sonrió al hombre que comenzaba a detestar. — Es una pena por ti duquecito, Nic
El sonido de los flashes de las cámaras la llenaba de fascinación. Posaba de diferentes maneras dejando que su natural belleza hablara por si misma, mientas modelaba aquel vestuario de costosa marca. Escuchaba a las personas murmurando sobre lo hermosa que era, y como su cabello rubio brillaba como la luz dorada del sol. Sus ojos no eran de ese magnifico azul zafiro que poseía su hermana, eran mas bien de un tono grisáceo que se asemejaba al color de las tormentas. Aun así, Omara Dánae se sentía la mujer mas bella de toda España, y aquella oportunidad que su “novio” le había brindado, era todo lo que necesitaba para triunfar aun mas de lo que había hecho su hermana.Adara seguramente se moriría de la envidia al saberla más famosa que ella, e imaginar a su hermana molesta por tener más éxito que ella, la animaba a modelar de maneras realmente fascinantes que parecían volver locos de emoción a los fotógrafos, maquillistas y demás personal que la había preparado para lucir perfecta en aq
El alba finalmente había llegado, y Adara ya se encontraba despierta. Estaba preparando todo lo relacionado a su concierto de beneficencia, que recaudaría fondos para una casa hogar para niños sin padres. Conocía a la madre superiora de ese lugar, una buena mujer a quien conoció en un momento de desesperada necesidad, cuando se quedó prácticamente en la calle estando embarazada y en aquella casa hogar encontró un refugio pasajero para no quedarse expuesta a los peligros de la calle. En aquel entonces, había vendido la casa que durante un tiempo había sido su hogar junto a Héctor, y con ese dinero había pretendido comprarse una casa mas modesta para compartir con su hijo, y, por supuesto, había encontrado la casita perfecta, y su vendedor, una mala persona, se había aprovechado de ella. Sola, inexperta y a merced de cualquier persona con mala intención, termino cayendo en un fraude que le hizo perder todo su dinero, pues aquella casita que representaba su esperanza, resulto ser de alg
La noche, ligeramente fría en comparación a las anteriores, se sentía pacifica y apacible. Los asistentes que acudieron a aquel concierto de beneficencia se deleitaban con las maravillosas melodías que la mente y las manos de la talentosa Adara Dánae lograban crear para el gozo de todos. Todas las miradas se concentraban en ella, y a las luces cálidas que decoraban el lugar, y tambien a los ojos de Héctor Altamira, la pianista parecía mas una musa inmortal que un simple ser humano.Noah tambien miraba a su novia, con la misma fascinación que un niño mira a aquel juguete que durante tanto tiempo deseo con verdadera ansia. Se había enamorado de ella a primera vista cuando la conoció, sin embargo, había sido su personalidad tan única lo que lo había hecho desear quedarse para siempre. Sin embargo, al ser una mujer divorciada y con un hijo, no era bien vista ante los ojos de su familia enteramente tradicional, y aunque nunca la habían tratado mal, sabia bien lo que se decía de ella a sus
Los gemidos entre cortados se escuchaban en toda aquella habitación, aquel hombre estaba hambriento. Parecía molesto, estaba desesperado, sin embargo, no le preguntaría porque sencillamente no le interesaba. El sexo violento siempre era mucho mas placentero, porque no había amor, no había ninguna promesa o sentimiento ridículo, tan solo la pasión y deseo mas desenfrenados que daban paso a los meros instintos naturales.A Omara no le gustaba la vida demasiado complicada, por ello era que jamás se había enamorado. Consideraba al amor como una debilidad, una que te dejaba completamente expuesto ante cualquiera y que le daba poder a alguien mas sobre ti.Había visto hacia un par de horas atrás, a su hermana dando ese espectáculo patético a beneficencia de otros. Si, ella tambien estaba molesta, realmente furiosa al mirar aquel enorme éxito que la despreciable Adara tenía. Mordiendo, chupando con rudeza y solo buscando su satisfacción, Omara disfrutaba de aquel tipo de sexo con su amante