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          En cuanto se acercan de forma amenazante una bala atraviesa la ventana y perfora el cráneo de uno de ellos, el otro simplemente se tira al suelo para evitar ser la siguiente víctima, saco la última pluma de mi bolsa y se la arrojo como si fuera un dardo, está se clava entre ceja y ceja dejando al guardia sorprendido y paralizado. Rompo con el bastón el vidrio de la manguera y la saco rápidamente dejándola caer por la ventana rota, regreso mi atención hacia Jake quien parece no entender lo que ocurre.

—¡Vamos! ¡Deprisa!— le grito y le hago señas con la mano para que se acerque a mí, después de unos segundos de quedarse pasmado corre hasta la ventana. —¿Estás listo? Hay que bajar.

—Está muy alto— ve con vértigo y parece que me costará mucho hacerlo bajar. Corro de regreso hacia la caja

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