—¿Me llamas a mi escoria?— escucho la voz del doctor, apenas es audible, volteo lentamente hacia él y noto esa pizca de valentía que sobre sale justo antes de morir, ya cuando saben que su destino está sellado —¡¿Yo soy la escoria?! Yo solo soy un amateur comparado contigo, ¿Qué clase de demente psicópata eres tú? Que tienes hombres y armas a tu disposición y aun así buscas a una niña para tus perversiones— su comentario solo provoca que una enorme sonrisa se plasme en mi rostro.
—¿Quién soy yo? ¿Quieres saber quién soy yo?— volteo hacia Óscar que parece enternecido por los cinco minutos de valentía el doctor. —Soy el demonio ruso— cuando me presento ante el doctor este abre el único ojo que le queda lo suficiente para pensar que se le va a desorbitar, veo como su rostro se vuelve una m&aacut
—¿Cómo te fue en la escuela?— me pregunta tranquilamente Nikolai mientras conduce.—Bien… creo— recuerdo la noticia en el teléfono de Cat y se me revuelve el estómago. —El doctor Ildefonso fue encontrado muerto en un callejón frío y oscuro con un letrero que decía “violador”— volteo hacia Nikolai y para mi sorpresa no veo ninguna indicio de sorpresa y asombro, simplemente sigue conduciendo tranquilamente sin prestarme atención.—Y… ¿qué piensas de eso?— dice sin siquiera voltearme a ver y no puedo evitar sorprenderme por la forma tan fría de reaccionar.—¿Qué pienso de eso? Es horrible… no sé… no… no creo que se lo mereciera— me siento más sorprendida por su forma de reaccionar que en sí de la noticia.—Después de lo que te hiz
Nos sentamos en el comedor para seis personas y la señora empieza a explicarle las cláusulas de la compra, Nikolai solo lee el contrato como si no le pusiera mucha atención a las explicaciones de la vendedora.—¿A nombre de quien quedan las escrituras?— pregunta la señora mientras llena unos formatos. Yo me quedo simplemente viendo todo a mí alrededor, tratando de hacerme a la idea de que en un par de días tendré que mudarme y no sé cómo se lo voy a explicar a mis padres.—A nombre de la señorita Samantha Maxis— la respuesta de Nikolai me toma por sorpresa, volteo a verlo con los ojos bien abiertos, pero él ni siquiera voltea.—Samantha Maxis… — repite la vendedora mientras apunta el nombre en los papeles, después levanta la mirada hacia mí con tranquilidad —¿Tendrá alg
—Claro, y no queremos que por salvar a unos niños esos malditos capos te quiten la oportunidad de titularte como una médico con excelencia académica, claro… tienes razón, hay prioridades— baja detrás de mí y pareciera que el recriminarme mi falta de interés no le resta fuerza a sus manos para no precipitarse hacia el piso. —Qué bueno que hayas podido dejar el pasado atrás y poder tener una vida exitosa como si siempre hubieras sido una niña normal, como si nunca hubieras tenido carencias, como si no recordaras de dónde venimos.—No soy mala solo por no quererme unir a tu cruzada contra los mafiosos ¿sabes? No intentes chantajearme— le digo mientras atravesamos el jardín de nuevo hacia la barda.—No es chantaje, simplemente expreso y digo que no tienes memoria, y que bueno, yo quisiera ser así, poder olvidar el dolor que me causaro
—¿Qué demonios?— es lo único que puedo decir al ver a los dos hombres en esa situación. Veo a Nikolai que levanta su mirada hacia mí, tiene la ceja abierta al igual que el labio y me quedo horrorizada, camino hacia él llena de preocupación y antes de poder acercarme lo suficiente él se levanta y me hace detener, toma de un solo trago su bebida y deja tanto el vaso como la botella en la mesa.—Te necesito— su aliento huele a vodka y su mirada se ve feroz, pero a la vez difusa por el alcohol.—¿Qué pasó? Necesitan ir a un hospital— paseo mi mirada entre Óscar y Nikolai, pero el único que parece poner su atención en mí es Nikolai, Óscar simplemente regresa a la cocina como si nada y cuando regreso mi atención hacia Nikolai lo veo a escasos centímetros de mí.Su mano se desliza por mi nuca y me prens
—No, sinceramente no me siento cómoda recibiendo cosas tan caras de desconocidos, siento que terminaré pagándoselos al doble, no me gusta deberle nada a nadie— tomo una camisa de seda color rojo borgoña y la siento suave y tersa en mi mano.—Creo que a estas alturas ya no soy un desconocido— escucho como se levanta de la cama, le cuesta trabajo, está adolorido, camina hasta recargarse en el marco de la puerta mientras me quito la bata y la dejo caer al suelo. —Conoces cada centímetro de mi, igual que yo ya memorice tus lunares y tus cicatrices— levanto la mirada hacía él y hubiera esperado que estuviera viendo mi cuerpo, pero por el contrario sus ojos están fijos en mi rostro. — No me has respondido, ¿No piensas hacer preguntas?— me quedo dudando por un momento, mi instinto de sobrevivencia me dice que no haga preguntas e intenté salir de aquí, d
—Vaya, vaya… ¿de donde te robaste ese auto?— me pregunta Casidy con ese veneno implícito.—¿De dónde te robaste el tuyo?— le guiño un ojo mientras saco de la cajuela mi mochila.—¡Ja! Yo, cariño, tengo dinero, pero tu… vamos, ya dinos de donde lo sacaste— se baja con todo su sequito de arpías ponzoñosas. —Déjame adivinar, ¿te lo dio tu sugar daddy? Si no de que otra forma podrías tener un auto así—. Se cruza de brazos y me ve fijamente esperando cualquier signo de molestia de mi parte.—De seguro ya le abrió las piernas las suficientes veces para conseguirse un auto así— dice una de sus chicas en voz baja, pero bastante audible.—Jajajajajajaja que graciosas, en serio, deberías de ir a un stand up.—¿Qué se siente andar con un viejo?—
—Honrarlo sacrificando también tu vida— le digo sin voltear a ver, con escuchar su voz triste tengo para hacerme a la idea de lo que contarme esto causó en él.—Sacrificarme por un ideal— escucho como se abre la puerta del carro y él se dispone a salir. —Si tienes más información, por favor, no te la guardes, podríamos hacer una diferencia, una gran diferencia, sobre todo para esos niños.Con eso último cierra la puerta y me deja sola en el interior del carro, siento como una lágrima escurre por mi mejilla hacia mi mentón y me la limpio de inmediato; yo fui una de esas niñas rescatada de ese evento, mi padre y mi madre adoptivos también estuvieron ahí, yo iba a ser una rusalka si no fuera por ellos, por ellos y por los padres de Kurt, ¿será que esta es una forma de pagar el favor?Llego al departamento y lo encuentro solo,
—¿Samantha? tranquila— empiezo a acariciar su rostro, pero parece impasible. —No quiero…— empieza a balbucear y por curiosidad me mantengo callado, evito despertarla. —No quiero… no por favor… no…— con forme pronuncia esas palabras ella se pone peor y me decido entre despertarla o dejar que siga con su pesadilla. —Me duele… no quiero... — sus palabras empiezan a asustarme, más que pesadilla creo que está recordando algo. De repente se levanta abruptamente sentándose en la cama. —No quiero bailar— termina diciendo ya con los ojos abiertos y su cuerpo temblando. ¿Escuche bien? ¿Dijo que no quería bailar? —¿Sam? ¿Estás bien?— me acerco a ella y pongo mis manos en sus hombros, ella pega un brinco, pero en cuanto me ve se abraza a mi pecho, busca consuelo y no me niego en dárselo, la abrazo con ternura y beso su cabeza. —Tuve una pesadilla— dice escondida entre mis brazos y después levanta su rostro, puedo ver sus pupilas dilatadas entre la penumbra, en verdad fue