Salir del baño y empezar a vestirnos sabiendo lo que pasó anoche y hace rato me hace sonreír cada vez que lo veo, simplemente me siento emocionada y me siento eufórica, como si nada me pudiera detener. Él me dedica sonrisas pícaras, miradas salvajes y por momentos siento que me ve como si aún estuviera desnuda. Salimos de la habitación dispuestos a ir a desayunar con Óscar y Cat, me ofrece su brazo y me tomo de el con gusto.
—Entonces… ¿tenemos un trato?— no puedo evitar sonreír de forma descarada, de nuevo esas imágenes de anoche y en la regadera regresan a mi cabeza, si eso no confirma el trato entonces no sé qué lo hará.
—Así es señor Nikolai— lo veo de reojo y noto como me voltea a ver con una sonrisa de oreja a oreja.
—Muy bien señorita Samantha, me siento
—¿Todo bien?— camino hacia el tranquilamente y me siento en la silla delante de Edward.—¿Cómo te va en la escuela?— Con su pregunta no puedo evitar suspirar profundamente, es mi hermano y lo amo, pero no sé si sea buena idea platicarle que perderé la beca así que prefiero omitir ese detalle.—Pues supongo que bien, cansado, es… demandante, pero aún sigo en el juego.—Me alegra, de los dos creo que tú fuiste la que supo escoger su camino después de que papá y mamá nos rescataran— saca su cajetilla de cigarrillos y la golpea en la mesa suavemente asentando el tabaco en ellos.—No como tú— me cruzo de brazos y él simplemente levanta la mirada de la mesa para verme fijamente, es este el momento en el que puedo ver sus ojos cansados, sus ojeras marcadas al igual que sus pómulos, en cada visita lo veo m&
—Vaya, vaya… Samantha ¿cómo estás? Supongo que feliz— escucho a Casidy detrás de mí y mi primera reacción es poner los ojos en blanco antes de voltear.—Estaba feliz hasta que escuché tu odiosa voz— le sonrío de forma forzada.—Parece que no estás enterada de lo ocurrido— se cubre la boca de forma dramática mientras yo la veo con desagrado.—Tampoco yo, ¿Qué pasa?— Cat por fin llega y se coloca a mi lado frente a Casidy.—El doctor Ildefonso ha desaparecido— dice Casidy de sopetón y me quedo sorprendida, pero guardo silencio para que prosiga. —Al parecer durante el fin de semana desapareció sin dejar rastro alguno, la policía ya revisó su casa y no hay nada.Llega la maestra al salón poniendo orden y Casidy decide irse a su lugar mientras que yo me quedo
—Wow… está delicioso, ¿tú lo cocinaste?— de inmediato sonríe orgulloso.—Así es, yo lo hice mientras estabas en la escuela— parece desconcertado por lo que dice y no puede evitar volver a sonreír. —Es tan raro, creo que nunca había tenido una pareja tan joven— su comentario me deja algo confundida, sinceramente no sé cómo tomarlo, si algo bueno o malo.—¿Las demás han sido de tu edad?— le pregunto intentando tener algo de tacto, pero la verdad es que me muero de la curiosidad.—No, siempre han sido más jóvenes que yo, pero… tú has sido la más joven— me responde tranquilamente, como si se tratara de cualquier pregunta.—Vaya— no sé qué más decir así que me vuelvo a concentrar en comer.—¿Ya has pensado que le dirás
—Lindo auto ¿con quién venías?— pregunta mi hermano en cuanto entro a la casa, él se mantiene en la ventana viendo cómo se va el carro.—De mi jefe, me vino a dejar— paso derecho sin hacer contacto visual con él. Mi padre que está en la mesa leyendo un libro lo baja por completo y me ve por encima de las gafas.—¿Tú jefe? ¿Desde cuando trabajas?— pregunta mi padre con un tono de voz algo molesto y mi mamá al escucharlo se asoma desde la sala y camina hacia nosotros, siento que me están acorralando.—Desde hoy, he estado buscando empleo.—¿Por qué? No es que te falte dinero— dice mi madre cruzándose de brazos y recargándose en la pared.—No me falta dinero, pero quiero empezar a ganar mi propio efectivo y hacerme de mis cosas— me justifico y los nervios empiezan a apod
—¿Me llamas a mi escoria?— escucho la voz del doctor, apenas es audible, volteo lentamente hacia él y noto esa pizca de valentía que sobre sale justo antes de morir, ya cuando saben que su destino está sellado —¡¿Yo soy la escoria?! Yo solo soy un amateur comparado contigo, ¿Qué clase de demente psicópata eres tú? Que tienes hombres y armas a tu disposición y aun así buscas a una niña para tus perversiones— su comentario solo provoca que una enorme sonrisa se plasme en mi rostro.—¿Quién soy yo? ¿Quieres saber quién soy yo?— volteo hacia Óscar que parece enternecido por los cinco minutos de valentía el doctor. —Soy el demonio ruso— cuando me presento ante el doctor este abre el único ojo que le queda lo suficiente para pensar que se le va a desorbitar, veo como su rostro se vuelve una m&aacut
—¿Cómo te fue en la escuela?— me pregunta tranquilamente Nikolai mientras conduce.—Bien… creo— recuerdo la noticia en el teléfono de Cat y se me revuelve el estómago. —El doctor Ildefonso fue encontrado muerto en un callejón frío y oscuro con un letrero que decía “violador”— volteo hacia Nikolai y para mi sorpresa no veo ninguna indicio de sorpresa y asombro, simplemente sigue conduciendo tranquilamente sin prestarme atención.—Y… ¿qué piensas de eso?— dice sin siquiera voltearme a ver y no puedo evitar sorprenderme por la forma tan fría de reaccionar.—¿Qué pienso de eso? Es horrible… no sé… no… no creo que se lo mereciera— me siento más sorprendida por su forma de reaccionar que en sí de la noticia.—Después de lo que te hiz
Nos sentamos en el comedor para seis personas y la señora empieza a explicarle las cláusulas de la compra, Nikolai solo lee el contrato como si no le pusiera mucha atención a las explicaciones de la vendedora.—¿A nombre de quien quedan las escrituras?— pregunta la señora mientras llena unos formatos. Yo me quedo simplemente viendo todo a mí alrededor, tratando de hacerme a la idea de que en un par de días tendré que mudarme y no sé cómo se lo voy a explicar a mis padres.—A nombre de la señorita Samantha Maxis— la respuesta de Nikolai me toma por sorpresa, volteo a verlo con los ojos bien abiertos, pero él ni siquiera voltea.—Samantha Maxis… — repite la vendedora mientras apunta el nombre en los papeles, después levanta la mirada hacia mí con tranquilidad —¿Tendrá alg
—Claro, y no queremos que por salvar a unos niños esos malditos capos te quiten la oportunidad de titularte como una médico con excelencia académica, claro… tienes razón, hay prioridades— baja detrás de mí y pareciera que el recriminarme mi falta de interés no le resta fuerza a sus manos para no precipitarse hacia el piso. —Qué bueno que hayas podido dejar el pasado atrás y poder tener una vida exitosa como si siempre hubieras sido una niña normal, como si nunca hubieras tenido carencias, como si no recordaras de dónde venimos.—No soy mala solo por no quererme unir a tu cruzada contra los mafiosos ¿sabes? No intentes chantajearme— le digo mientras atravesamos el jardín de nuevo hacia la barda.—No es chantaje, simplemente expreso y digo que no tienes memoria, y que bueno, yo quisiera ser así, poder olvidar el dolor que me causaro