—Bien… —continúo, organizando mis ideas—. Suponiendo que tu hermano quería hacer una obra de caridad y dejando sus motivos a un lado, ¿qué fue lo que ocurrió? ¿Por qué los italianos están tras de él? ¿Por qué lo buscan con tanto empeño si no logró robar la formula?
—Todo fue un desastre, hubo muertos y entre ellos la hija embarazada de Sforza, el líder de la ‘Ndrangheta y la hija menor de la mano derecha de Sforza, Carlo Bernardi.
—No obtuvo la formula y aparte mató a una mujer embarazada y a una niña… Si me preguntas, se merece lo que la ‘Ndrangheta quiera hacerle.
—¡No puedes decir eso! ¡Somos tu gente! ¡Somos tu familia! —Irina pierde la compostura, pega en la mesa y se levanta llamando la atención de la gente de alrededor.
Me acomodo el saco, me incl
—Cariño, cámbiate el uniforme ya vamos a comer. —Le sonrío a Misha y de nuevo me parte el corazón verla así de triste. Cierra sus cuadernos, los quita de la mesa y los deja sobre el sillón. Sus pequeños pies la llevan desganada hacia las escaleras; su sonrisa ha desaparecido y su actitud cabizbaja arde en mi pecho. Me dan tantas ganas de buscar a Nikolai y golpearlo; podrá sacarme de mis casillas, pero que con mi hija no se meta. —Se fue a comer con ella —digo la información sin contemplaciones, ruda y áspera. —¡¿Qué?! ¡Dime que es una broma! —Regi se acerca más al teléfono, su voz se distorsiona. —No es broma, ella insistió en ir a comer, quería hablar de algo muy importante. —Que complicado es no poder decir la verdad. —¿Qué puede ser tan importante como para dejar a tu hija y tu esposa solas? —pregunta Kony molesto. —¿Sabes de lo que iban a hablar? —pregunta Regi. Me quedo en silencio, no puedo explicarles que se trata de un
Sus cejas se arrugan y su boca se frunce, unas lágrimas se forman en el contorno de sus ojos y me arrepiento de haber hecho la pregunta. Me inclino hacia ella y con cuidado beso sus labios aun con sabor a chocolate.—No te quiero perder. —Se gira hacia un lado y las lágrimas escurren por su rostro, rompiéndome el corazón.—Samantha… No me perderás, ella no me alejará de ti, ¿entiendes? No hay nada que me pueda alejar de ti y de Misha. —Le explico al oído, intentando que mis palabras lleguen hasta su inconsciente—. Te amo Samantha, tú y Misha son mi mundo, jamás las dejaré, jamás las abandonaré. —Tomo su mano y la beso con ternura.Me acerco a la luz de la habitación y la apago, veo su silueta iluminada solo por la luna, su rostro es hermoso, angelical, su belleza es excepcional a mis ojos. Recuerdo la primera vez que
—Samantha… —La voz de Nikolai baja un par de niveles volviéndose más grave y arrepentida.Le arrebato mi pijama de las manos y lo empujo por el pecho sacándolo del baño.—Lamento que las cosas hayan sido así —digo conteniendo mi furia, pero sin poder verlo a los ojos porque voy a llorar—. Tengo que bañarme, ¿te parece si hablamos de esto en la tarde o en la noche que la niña esté dormida? No quiero que nos escuche discutir.Sin esperar su respuesta cierro la puerta y me pongo contra ella como si temiera que la volviera a abrir. Puedo sentir su presencia aun del otro lado, dudando si irse o quedarse. Cierro mis ojos rogando porque me deje en paz, que se vaya y me deje pensar. Así lo hace. Sus pasos se alejan del baño; me deslizo por la puerta y dejo que las lágrimas fluyan con libertar por mi rostro en cuanto termino sentada en el piso. ¿
Veo mi baguette con desconfianza, como si ella fuera la culpable de mi desgracia y me hubiera traicionado cruelmente, pero su aroma delicioso migra hacia mi nariz y se me hace agua la boca. No ella no puede ser el problema.—¿Insinúas que estoy gorda? —pregunto con una voz cargada de rencor y entrecerrando los ojos.De nuevo mis amigos se vuelven a ver con complicidad.—Sam, cuando te vi la primera vez estabas delgada y se veía que hacías ejercicio, tenías los hombros marcados y cuando hacías fuerza se notaban los músculos de tus brazos, además, no tenías esa barriguita —dice Kony mientras se inclina hacia mí y me da unas palmadas en el estómago.Lo que no sabe es que me conoció cuando recién buscaba recuperarme de todos los traumas, del esfuerzo físico extremo y del dolor de mi pasado; tiene razón, era más delgada, pero
—Entiendo, aun así no puedo acompañarlos, pero pueden llevar a la niña con ustedes, solo cuídala mucho, recuerda que le gusta echarse a correr andarse y luego trepando en lugares complicados, no la sueltes de la mano, ¿está bien? —Termino cediendo desanimada y con el corazón roto.—Samantha… —Sabe que no estoy de acuerdo, sabe que me está costando decir todo esto, pero creo que –así como yo– no tiene idea de cómo abordar el tema o no quiere hacerlo frente a su amiga.—Me quedaré en la biblioteca de la escuela estudiando, te mando mensaje cuando vaya para la casa, cualquier cosa no dudes en llamarme. —Lo interrumpo, no quiero discutir con él, no quiero que Irina nos escuche hacerlo.—Te amo —dice antes de que cuelgue haciéndome permanecer unos segundos más en la línea.Me siento desplaza
Entramos y los pasillos llenos de juguetes se extienden por todo el lugar, Misha da pequeños brinquitos y sus ojos se abren como nunca. Aunque sus pies son más pequeños y su zancada más corta, avanza más rápido de lo que mis pasos nos llevan.—¡Mira, papá! ¡Ahí están las muñecas! —grita emocionada mientras señala con el dedo—. ¿Podemos ir? —pregunta con los ojos cargados de emoción.—¡Claro que sí! ¿Por qué no escoges algo que te guste? —responde Irina y le guiña un ojo.Por un momento la sonrisa de Misha desaparece, como si no estuviera muy convencida en confiar en Irina, voltea hacia mí y asiento con la cabeza mientras suelto su mano. Ella avanza un par de pasos, duda por un momento, me ve a los ojos, me dedica una sonrisa encantadora que me llena de ternura y emprende la carrera hac
Al parecer Regina conoció al chico perfecto para ella, me alegra saber que por lo menos uno de los tres esté en buenos términos con el amor y parezca feliz.—Es un encanto. —Suspira y pone cara de borrego a medio morir mientras recibe su café.—Es más grande que tú —dice Kony cansado, parece que se lo ha repetido muchas veces.—¿Más grande? —pregunto con curiosidad.—Es maestro en el internado de música, pero no es tan grande —dice Regi defendiendo a su hombre—. Tiene 30 años nada más.—¿30 años? Son solo 10 años de diferencia, no se me hace mucho —contesto comparándolo con la diferencia de edad que tenemos Nikolai y yo.Kony tuerce los ojos y me da unas palmadas en la espalda.—Cariño, tú no puedes decir nada, tu hombre te lleva
—Me llamo Samantha Ivanov —contesto por cortesía y con nerviosismo, pero creo que si fuera por Regina, mejor ni lo hubiera hecho. Le sonrío incómoda y logro zafarme de su agarre, tal y como lo pensé, no era necesario imprimir mucha fuerza para escurrirme de su agarre—. Que pasen linda tarde.Tomo con ambas manos las asas de mi mochila sobre mis hombros y camino directo a la salida sin ver atrás, pero podría jurar que ese tal Ciro me sigue viendo fijamente. Un escalofrío me recorre por completo. Salgo hasta la acera y chiflo con fuerza llamando la atención de un taxi, siento esta necesidad de salir huyendo, hay algo en ese hombre que me perturba.♠Llego a mi casa y me siento desganada, busco las llaves de la puerta en mi bolsillo del pantalón. El carro de Nikolai está en la entrada, llegó antes. Camino hasta la puerta y la abro lentamente, veo alrededor int