Sus cejas se arrugan y su boca se frunce, unas lágrimas se forman en el contorno de sus ojos y me arrepiento de haber hecho la pregunta. Me inclino hacia ella y con cuidado beso sus labios aun con sabor a chocolate.
—No te quiero perder. —Se gira hacia un lado y las lágrimas escurren por su rostro, rompiéndome el corazón.
—Samantha… No me perderás, ella no me alejará de ti, ¿entiendes? No hay nada que me pueda alejar de ti y de Misha. —Le explico al oído, intentando que mis palabras lleguen hasta su inconsciente—. Te amo Samantha, tú y Misha son mi mundo, jamás las dejaré, jamás las abandonaré. —Tomo su mano y la beso con ternura.
Me acerco a la luz de la habitación y la apago, veo su silueta iluminada solo por la luna, su rostro es hermoso, angelical, su belleza es excepcional a mis ojos. Recuerdo la primera vez que
—Samantha… —La voz de Nikolai baja un par de niveles volviéndose más grave y arrepentida.Le arrebato mi pijama de las manos y lo empujo por el pecho sacándolo del baño.—Lamento que las cosas hayan sido así —digo conteniendo mi furia, pero sin poder verlo a los ojos porque voy a llorar—. Tengo que bañarme, ¿te parece si hablamos de esto en la tarde o en la noche que la niña esté dormida? No quiero que nos escuche discutir.Sin esperar su respuesta cierro la puerta y me pongo contra ella como si temiera que la volviera a abrir. Puedo sentir su presencia aun del otro lado, dudando si irse o quedarse. Cierro mis ojos rogando porque me deje en paz, que se vaya y me deje pensar. Así lo hace. Sus pasos se alejan del baño; me deslizo por la puerta y dejo que las lágrimas fluyan con libertar por mi rostro en cuanto termino sentada en el piso. ¿
Veo mi baguette con desconfianza, como si ella fuera la culpable de mi desgracia y me hubiera traicionado cruelmente, pero su aroma delicioso migra hacia mi nariz y se me hace agua la boca. No ella no puede ser el problema.—¿Insinúas que estoy gorda? —pregunto con una voz cargada de rencor y entrecerrando los ojos.De nuevo mis amigos se vuelven a ver con complicidad.—Sam, cuando te vi la primera vez estabas delgada y se veía que hacías ejercicio, tenías los hombros marcados y cuando hacías fuerza se notaban los músculos de tus brazos, además, no tenías esa barriguita —dice Kony mientras se inclina hacia mí y me da unas palmadas en el estómago.Lo que no sabe es que me conoció cuando recién buscaba recuperarme de todos los traumas, del esfuerzo físico extremo y del dolor de mi pasado; tiene razón, era más delgada, pero
—Entiendo, aun así no puedo acompañarlos, pero pueden llevar a la niña con ustedes, solo cuídala mucho, recuerda que le gusta echarse a correr andarse y luego trepando en lugares complicados, no la sueltes de la mano, ¿está bien? —Termino cediendo desanimada y con el corazón roto.—Samantha… —Sabe que no estoy de acuerdo, sabe que me está costando decir todo esto, pero creo que –así como yo– no tiene idea de cómo abordar el tema o no quiere hacerlo frente a su amiga.—Me quedaré en la biblioteca de la escuela estudiando, te mando mensaje cuando vaya para la casa, cualquier cosa no dudes en llamarme. —Lo interrumpo, no quiero discutir con él, no quiero que Irina nos escuche hacerlo.—Te amo —dice antes de que cuelgue haciéndome permanecer unos segundos más en la línea.Me siento desplaza
Entramos y los pasillos llenos de juguetes se extienden por todo el lugar, Misha da pequeños brinquitos y sus ojos se abren como nunca. Aunque sus pies son más pequeños y su zancada más corta, avanza más rápido de lo que mis pasos nos llevan.—¡Mira, papá! ¡Ahí están las muñecas! —grita emocionada mientras señala con el dedo—. ¿Podemos ir? —pregunta con los ojos cargados de emoción.—¡Claro que sí! ¿Por qué no escoges algo que te guste? —responde Irina y le guiña un ojo.Por un momento la sonrisa de Misha desaparece, como si no estuviera muy convencida en confiar en Irina, voltea hacia mí y asiento con la cabeza mientras suelto su mano. Ella avanza un par de pasos, duda por un momento, me ve a los ojos, me dedica una sonrisa encantadora que me llena de ternura y emprende la carrera hac
Al parecer Regina conoció al chico perfecto para ella, me alegra saber que por lo menos uno de los tres esté en buenos términos con el amor y parezca feliz.—Es un encanto. —Suspira y pone cara de borrego a medio morir mientras recibe su café.—Es más grande que tú —dice Kony cansado, parece que se lo ha repetido muchas veces.—¿Más grande? —pregunto con curiosidad.—Es maestro en el internado de música, pero no es tan grande —dice Regi defendiendo a su hombre—. Tiene 30 años nada más.—¿30 años? Son solo 10 años de diferencia, no se me hace mucho —contesto comparándolo con la diferencia de edad que tenemos Nikolai y yo.Kony tuerce los ojos y me da unas palmadas en la espalda.—Cariño, tú no puedes decir nada, tu hombre te lleva
—Me llamo Samantha Ivanov —contesto por cortesía y con nerviosismo, pero creo que si fuera por Regina, mejor ni lo hubiera hecho. Le sonrío incómoda y logro zafarme de su agarre, tal y como lo pensé, no era necesario imprimir mucha fuerza para escurrirme de su agarre—. Que pasen linda tarde.Tomo con ambas manos las asas de mi mochila sobre mis hombros y camino directo a la salida sin ver atrás, pero podría jurar que ese tal Ciro me sigue viendo fijamente. Un escalofrío me recorre por completo. Salgo hasta la acera y chiflo con fuerza llamando la atención de un taxi, siento esta necesidad de salir huyendo, hay algo en ese hombre que me perturba.♠Llego a mi casa y me siento desganada, busco las llaves de la puerta en mi bolsillo del pantalón. El carro de Nikolai está en la entrada, llegó antes. Camino hasta la puerta y la abro lentamente, veo alrededor int
—Samantha… —Nikolai intenta retomar la palabra, pero vuelvo a interrumpirlo.—Tal vez si fueron celos mientras creí que lo peor que podía pasar era que te enamoraras de ella, pero ahora creo que eso es lo de menos cuando me enfrento a la idea de que… —Cubro mi boca, de nuevo no puedo articular palabra.—No me pasará nada. —Intenta acercarse y vuelvo a retroceder.Controlo mis sentimientos lo mejor que puedo, mi corazón duele, arde en cada latido, cierro mis ojos concentrándome en no llorar, inhalo y exhalo buscando algo de paz antes de continuar con esto, pues aún hay muchas cosas que quiero decir; se ha abierto la caja de pandora y es muy tarde para intentar cerrarla.—Es por eso que nos mantendríamos lejos de todo esto, es por eso que no volverías… Me mentiste. —Cierro los ojos conteniendo las lágrimas.—Bien,
Me alejo de la cama y busco mi mochila intentando darme prisa ante los ojos curiosos de Misha que no se despegan de mí.—Anda, ve a tu cuarto a cambiarte, ¿vale?Misha asiente y de un brinco baja del colchón y se va corriendo a su cuarto mientras yo termino de guardar mis cosas en la mochila y tiendo la cama, dejándola casi perfecta. Cuelgo mi mochila al hombro y salgo de la habitación, giro sobre mis talones y me encuentro –para mi sorpresa– con Nikolai. Pensé que se tardaría más tiempo en bañar. Nos quedamos en silencio, ni él ni yo sabemos que decir. Bajo la mirada pensando que será la mejor forma de distraerme, pero solo me encuentro con su torso perfecto y trabajado, sus músculos cubiertos de agua que cae suavemente por su piel hasta su cintura donde la toalla lo cubre.—Buenos días, Samantha. —Su voz suena contenida, tal vez temerosa por