Cuando Nikolai y yo hemos salido –ya sea por cenas en su trabajo o por simple gusto–, le pido a Kony que cuide de Misha. En un principio contratábamos a una niñera, pero después de tratar a Kony y conocerlo, supe que él podría hacerse cargo. La primera vez que cuidó de Misha se volvieron muy buenos amigos; él lleva al pie de la letra mis indicaciones: la duerme temprano, cepilla su cabello y la ayuda si tiene tarea pendiente, juega con ella y ven televisión juntos, además, se toma ciertas libertades al consentirla con inocentes dosis de azúcar antes de la cena. Nikolai le paga bien, incluso más de lo que se le daría a cualquier niñera y eso le agrada bastante a Kony.
—¡Claro! Esperaba que me lo pidieras, hace mucho que no tenemos la noche para nosotros Misha y yo —exclama emocionado como la buena niñera en que se ha vuelto o tal vez simplemente a&nti
Su masaje se vuelve cada vez más rítmico, más ansioso e insistente; mis caderas se mueven restregándome contra él, deseando cada vez más. De pronto sus dedos hacen presión en mí y entran suavemente mientras yo libero un gemido que él atrapa en su boca con un beso.—Shhh… No querrás que Misha nos escuche —dice sonriendo contra mi boca, disfrutando de verme perder la cabeza.No soy capaz de sonreír como él. Me estoy volviendo loca. Cuando siento que me consumo en el primer orgasmo, decide hacer a un lado las bragas lo suficiente para que su miembro tenga acceso a mí, abro más mis piernas y las enredo en su cintura. Suavemente entra, palpitando, tan duro y caliente como un hierro al rojo vivo. Me arqueo y muerdo mis labios conteniendo mis gemidos.Me siento mareada, mis manos se enredan en su cabello, su boca sigue jugando con la gargantilla
—¿A qué te refieres? —pregunta Cat.—Cuando ellos aprovechaban para hablar a solas, lejos de nosotras o cuidaban sus palabras si estábamos cerca, creo que ese detalle no ha cambiado. —Señalo con mi copa hacia la mesa antes de darle un trago—. ¿Las cosas están muy mal? —pregunto.—Mmm… Algo. —Suspira—. Desde que se fue Nikolai, las cosas se pusieron difíciles…—¿Por qué? —Bajo la mirada hacia mi copa y me embarga la preocupación.Nikolai BelinskiVolver a ver a Óscar es un respiro, no miento cuando digo que es mi mejor amigo, podría dejar mi vida entera en sus manos sin dudar, incluso la de Samantha o Misha. Ese día en el edificio Promedic eso hice, mi muerte tenía que ser creíble incluso para Sam, pero temía que el dolor la trastornara; &Oacut
—Yakov sabe que no me puede manipular como a sus hijos así que buscará la forma de quitarme del camino cuando haya arreglado las cosas, siempre y cuando ningún italiano se le adelante y me mate, pero en caso de salir ileso de ese problema, le será muy difícil destruirme pues ya seré el líder de la Bratvá.—Es una teoría muy rebuscada ¿no crees? Usarte y después desecharte —dice Óscar con seriedad. Si no creyera en mi «teoría» seguiría riendo a carcajadas, pero no es así.—¿Lo dudas?—Dije que era rebuscada, no irreal. —Resopla y bebe de su copa—. ¿Qué piensa Sam de todo esto?Desvío la mirada con pesar y levanto la mano para que un mesero se acerque a llenar mi copa.—No has hablado con ella, ¿cierto? —Entrecierra los ojos, juzgándom
—Siempre y cuando los italianos no ataquen, porque si les importa poco que el demonio ruso haya regresado y continúan con sus planes, la guerra será inminente y posiblemente perderemos a Óscar y a Nikolai por un error de un estúpido que no supo hacer las cosas bien y solo trajo problemas —digo de corrido casi sin respirar, al final jalo aire para llenar mis pulmones. —Si lo dices de esa forma suena bastante mal. —Suena horriblemente mal. ¿Quieres que tu hijo se quede sin padre antes de que nazca? Yo no quiero que Misha me pregunte por el suyo y le diga que murió por el error de alguien más… Nikolai no es un héroe, ya no es responsable de la organización, no tendría por qué regresar a arreglar algo que ni siquiera rompió él. —¿Crees que no temo por Óscar? ¿Crees que no odio a los Rudenko por esto? Todo estaba bien hasta que apareció Yakov junto con Irina, pero… no hay mucho que podamos hacer —dice Cat demostrándome que está tan preocupada como yo—. Sa
—Esto se ha vuelto un trabajo interminable para ti, Sam. —Nikolai peina su cabello hacia atrás y resopla con molestia. —¿Por qué haces esto? Otras veces me has acompañado y me has ayudado. ¿Cuántas veces has sido tú quien la saca en brazos de esa clase de lugares y me acompañas para dejarla a su casa? —Mi voz amenaza con quebrarse—. ¿No sientes un poco de empatía? —Yo misma me estoy quebrando, busco desesperadamente en sus pupilas algo de ese hombre que me ha acompañado todos estos años, pero están vacías. —La empatía tiene un límite… —Tan solo imagina que no es ella, imagina que es Misha, que está en aprietos y la única amiga a la que le habla la abandona… ¿Eso te agradaría? —Yo no permitiré que Misha se vuelva una alcohólica y mucho menos que salga con gente peligrosa que no sea de su confianza… No es nuestra culpa que la madre de tu amiga no le haya enseñado a ser prudente y precavida. Bien, no voy a negar que tiene razón, claro que la tien
—¿Dónde está el baño? —Cambio de pregunta acercándome otra vez, de nuevo su loción llega a mi nariz.—¡Sígueme! —grita y comienza a caminar entre la gente protegiéndome con su cuerpo de los que están bailando.Llegamos hasta una puerta negra con el símbolo femenino dibujado en rosa neón. Entro al baño: es reducido y hay pocas mujeres, una lámpara titila arriba de los lavabos donde una rubia exuberante se pinta los labios junto con su amiga. Cuando paso detrás de ellas me ven por el reflejo del espejo, parecen sorprendidas por mi vestimenta y a la vez divertidas. Liberan risitas burlonas, pero evitan el contacto visual; las ignoro y sigo mi camino por los cubículos.—¿Regina? —pregunto esperando respuesta.No tengo que gritar, el ruido de allá afuera se ve ensordecido, aun así levanto un poc
—¿Son los familiares de la señorita Weber? —pregunta la doctora.Antes de que Ciro habrá la boca, decido contestar yo.—Sí, somos quienes la trajimos —respondo de forma ambigua y sin perder tiempo. Claramente no somos su familia, pero no hay forma de que su madre venga.—Bien, la señorita Weber perdió el conocimiento por intoxicación con lo que parece ser GHB, gamma hidroxibutirato, es muy común que lo usen para drogar mujeres y abusar de ellas, tristemente no es la primera vez que llega un caso así… —dice la doctora.Me siento horrorizada. ¿Cómo es que le fue a pasar esto? Bueno, bien dicen que el que anda en el peligro en el perece. De repente tengo una regresión, es mi padre hablándome de los hombres malos que intoxican con esas sustancias, de chicas despertando en lugares alejados de su hogar, violadas, golpeadas y roba
Aunque no creo que sea el responsable de lo que pasó con Regi, claramente es un… aprovechado, un… pervertido, grosero, «¡Vamos! Piensa en algo más ofensivo y díselo en su cara para después volver a golpearlo» dice esa vocecilla dentro de mi cabeza. —¿Ahora lo entiendes? No eres capaz de traicionar a tu esposo. —De nuevo adopta esa postura relajada en el asiento. Me toma por sorpresa y su comentario me hace pensar que tal vez todo fue –si no una broma– una forma de darme una lección o moraleja. —Tienes ante ti a un hombre guapo, agradable y sexy que te ha ofrecido pasar la noche en su cama… Me sorprende su modestia, tuerzo los ojos y desvío mi rostro. ¡Qué arrogante! —…¿Cuál fue tu respuesta? Golpearlo, no hay más, de eso se trata, aceptas o no aceptas, punto. Tu amas a tu esposo, por eso no aceptaste, porque no hay nada que yo te pueda ofrecer que no obtengas de él… Así de sencillo. —Entonces… ¿Debo de cubrir todas sus necesidades?