Lara, comió muy poco durante el día, agradeció el hecho de que Giovanni, aún no apareciera en la casa, caía la tarde cuando el agotamiento se apoderó de ella y recordó que realmente había dormido muy poco la noche anterior. Decidió que sería buen momento para descansar, así que se metió bajo las sábanas y muy rápidamente se quedó dormida, no supo cuánto tiempo durmió, lo que si supo es que alguien acariciaba delicadamente su cabello, abrió los ojos de a poco, se sentía muy agotada y le dolían los ojos. Las caricias provenían de Giovanni, quién la miraba con una dulce sonrisa en los ojos. Ella quiso alejarse de él dando un salto, sin embargo contuvo la respiración y con dificultad se sentó en la cama y tomó una almohada para abrazarla.

-Hola- le dijo suavemente.

-Lara, mi dulce Lara- le acarició el rostro, en la parte que no estaba maltratada- Mira nada más cómo has quedado, lo lamento tanto, cariño, no tenía intensión de esto, Lara.

-Aunque no tuvieses intensión, me lastimaste mucho,