La cena mandada a preparar por Giovanni, fue algo muy hermoso, colocaron una hermosa mesa, con velas, rosas, todo fuera de la casa, en la pequeña terraza.Lara, se giró hacia él, en cuánto llegó al lugar, lo miró con ojos enormes.-¿Te gusta?- le preguntó sonriendo.-Por supuesto que sí, es precioso y ese detalle de la cama de pétalos bajo la mesa, por Dios Gio, es demasiado hermoso.-Es solo un poco de lo mucho que te mereces, dulce querida mía. Un pequeño detalle.-Éste detalle no es nada pequeño- le dijo con una sonrisa, sentándose en la silla que abria para ella, como un perfecto caballero, luego se sentó frente a ella- es hermoso, me encanta ésto de cenar a la luz de las velas y, me encanta lo hermosa que se ve la luna y las estrellas desde aquí.-Sin duda una vista espléndida- destapó la botella de vino, sirvió una copa y se la entregó, luego, hizo lo mismo para él, dejando nuevamente la botella en su lugar.-¿Celebramos algo especial? - preguntó con una enorme sonrisa.-No hace
Su boca por fin llegó para quedarse y mientras la tomaba con fuerza de las caderas, para impedirle moverse.-¡Gio. . . por amor a Dios!- él se sentía satisfecho al ver y escuchar cuánto estaba disfrutando ella de su encuentro- ¡Oh, Giovanni!. gritó, cuando el placer explotó dentro de ella, los espasmos recorrieron su cuerpo con violencia, catapultándola, se quedó sin respiración y abrió la boca, buscando oxígeno para luego comenzar a respirar violentamente.- Eres exquisita- La observó recuperar el aliento, la mismísima diosa Venus, estaba en su habitación, en su cama.-Gio. . . - la exquisita voz cargada de temblor, no hizo más que motivarle- espera. . . un momento- le dijo girando su rostro de un lado a otro- aún no me he recuperado, necesito. . . - sus palabras fueron silenciadas por el grito que salió de su boca, en cuanto lo sintió deslizarse de una sola estocada, firme, fuerte y casi violentamente. Ella, se arqueó un poco y tiró de sus manos, mientras sentía que moriría de pla
Miranda la observó, pudo ver cómo un extraño brillo bailaba en sus ojos. ¿Serían celos lo que su hermana estaba sintiendo, por aquel hombre que conocía hacia tan poco? -Cuando inicié en esto, no lo hice en el Piacere, de hecho, no conocí el lugar, sino hasta un año después, y aún cuando sucedió, no era el único club que visitaba, actualmente si lo es, ya que es el más prestigioso y dónde puedo hallar los mejores clientes. -Pero tuviste que haber visto a Gio en algún momento. -Por supuesto que sí, pero por lo general Di Luca, no visita el club todos los días, y además cuándo lograba verlo, ya yo estaba comprometida con algún otro cliente o él, simplemente se fijaba en alguna otra chica presente. -¿Está bien sentir celos de todas las que estuvieron antes?- preguntó inocentemente. -¡Por supuesto que no está bien!- la miró con seriedad- y si quieres mantener a Giovanni, a tu lado, lo último que debes permitirte es una escena de celos, los hombres odian a las mujeres celosas, Lara. Ade
Miranda, despertó muy temprano, agradeciendo el nuevo día, saltó de la cama para tomar una rápida ducha, lavarse los dientes y todo lo relacionado con las necesidades físicas de su cuerpo, cuando estuvo lista, se vistió con ropa deportiva ligera y fue a la cocina, montó la cafetera, nada como empezar el día con una buena taza de café, por un momento pensó en sus padres. ¿Qué estarían haciendo?, ¿habrían conseguido algún trabajo?, ¿tendrían de comer?. Sabía perfectamente que no merecían ninguna misericordia de su parte. Nunca entendió porqué no las amaron, porqué desde que entró en la adolescencia se intensificó el desprecio y en ocasiones la fría indiferencia. ¿No la amaban?, ¿No amaban tampoco a Lara?, ¿Fueron acaso hijas no deseadas?, ¿Por qué la despreciaban tanto?. No lo sabía, no podía entender cómo su madre, que la llevo en su vientre, que le dió la vida, mantenía silencio e indiferencia ante los tratos crueles de su padre, tampoco entendería porqué su padre abusaba de su fuerz
-¿El arte?- lo miró confundida- no sabría decirte, Gio- dijo muy apenada- lo cierto es que no es algo que conozca como para. . . dar una opinión.-Nunca es demasiado tarde para aprender, te enseñaré de todo. Ésta noche me han invitado a una galería, habrá una exposición y estoy deseando ir, estaré feliz si decides acompañarme.-Por supuesto que sí- respondió contenta de poder pasar más tiempo con él.-Te prometo que será interesante- un llamado a la puerta reclamó su atención, Gio suspiró- No hay paz para los malvados- dijo burlón- se supone que di órdenes de que no nos molestaran- dijo frustrado- Adelante- quien entró fue su secretaria.-Lamento la interrupción, señor Di Luca, pero su próxima reunión es dentro de quince minutos.-Bien, puedes retirarte.-Si, señor- la mujer salió, cerrando la puerta tras ella.-Lo lamento, cariño- le dijo con voz cargada de pesar- el tiempo pasó muy rápido.-No te preocupes- le sonrió- estaba muy consiente de que tenías obligaciones- se puso en pie y
Ambas mujeres se preparaban para sus respectivas salidas, colocándo especial cuidado en su aspecto, Lara, para complacer a Gio. Miranda, con la finalidad de encontrar un buen cliente.Lara, llamó a la habitación de su hermana.-Ya me voy, Giovanni me espera abajo- dijo abriendo la puerta.-Que te diviertas, cariño. Pásala bien.-¿Irás a trabajar hoy?, ¿al menos prométeme pensar en la propuesta de Gio?-Lo haré, te prometo que lo haré. Ahora, márchate, no le hagas esperar.-Bien, cuídate, te quiero hermana.- le dijo en tono cariñoso.-Tambien te quiero.Lara, se marchó, bajó en el ascensor y salió del edificio para encontrarse con tres camionetas estacionadas, ambas negras. Alonso estaba de pie esperando.-Buenas noches, señorita Adam.-Buenas noches, Alonso- le dedicó una tierna sonrisa. El hombre abrió la puerta para que ella entrara, y así lo hizo, se giró para encontrarse con la tierna sonrisa de Giovanni-Hola, querido- le dijo acercándose a él.-Hola, mi dulce Lara, siempre es un
¿Qué estaba sucediendo?¿Quiénes eran aquellas personas?¿Qué pretendía el ruso?¿Era del tipo de personas que tenían fetiches raros? ¿Querría sexo grupal?¿Qué diablos estaba sucediendo?-Yo. . .-Silencio, muñeca. Sólo disfrútalo- le dijo señalándo a la pareja, ellos comenzaron a besarse y acariciarse, mientras las prendas que vestían comenzaban a desaparecer de sus cuerpos ignorándolos por completo, literalmente es como si ellos no estuviesen allí. Miranda, se removió incómoda en el lugar dónde estaba sentada, se giró para verlo pero el mantenía la sonrisa en su rostro.Bien, se dijo, aquello era extraño y diferente.La pareja delante de ellos, comenzó con su fiesta sólo para ellos, realmente se sentí cohibida, el ruso tenía gustos muy extraños. Miranda, se sintió acalorada e incómoda, nunca había participado de interacción grupal, siempre se había negado y para su fortuna, los clientes no habían exigido o insistido mucho más, así que no había tenido ni la necesidad, ni la curiosid
El ruso rodeó su cintura y salieron del lugar, al abrir la puerta de la habitación, se encontraron con varios de los hombres allí esperando.-Nos vamos al hotel- con sólo decir aquella frase, los hombres asintieron y se distribuyeron para rodearles. Le recordó a Di Luca, con sus guardaespaldas, así que supuso que aquel hombre sería igual de importante.Salieron en silencio sin mirar o despedirse de absolutamente nadie, en cuanto estuvieron fuera del Piacere, se encontró con cuatro camionetas negras estacionadas. Miranda, se sintió incómoda, había tenido clientes importantes; Músicos, artistas, empresarios, y hasta un aspirante a presidente, y ninguno tenía tanta seguridad como aquel.¿Quién era realmente?Las camionetas empezaron a deslizarse por las silenciosas y nocturnas calles, mientras la mano del ruso, acariciaba su pierna, por encima de la tela del vestido.****************************Lara, caminaba junto a Giovanni, quién mantenía una de sus manos en la parte baja de su espal