Miranda, miró a su hermana con las lágrimas bailando en sus ojos.-¡Oh, Santo Dios, no puedo creerlo!- gimió mientras se abrazaba a Lara.- pensé que nunca lo. . . lograría, pensé que moriría allí- sollozó- en manos de mi propio padre.-Sentémonos- señaló el mueble y ambas fueron hasta allí, y se sentaron una junto a la otra. Lara, le tomó ambas manos y la miró con dulzura- estoy tan feliz de que estés aquí, Miranda, llegué a pensar que. . . te perdería- acarició los morados de su rostro- Leonardo, es un salvaje- dijo refiriéndose a su padre- mira nada más como te dejó.-Eso no es importante ahora- secó sus lágrimas- estamos juntas y somos libres.-Asi es Miranda, libres- sonrió con ternura.-Giovanni, debe estar muy interesado en ti- sonrió- mira nada más como te consiente.-Sin él no lo hubiésemos logrado. En cuánto le pedí ayuda, no dudo ni por un instante hermana, ni siquiera había dicho lo que necesitaba y ya él me habia asegurado que lo tendría, me dijo que no debía preocuparme,
Lara, abrió la puerta y, efectivamente allí estaba Giovanni, de pie, y detrás de él, tres de sus hombres. Hubiese querido controlarse un poco, sin embargo se lanzó a sus brazos, estrechándolo con fuerza, su deliciosa loción inundó sus sentidos, y cerró los ojos un momento para disfrutar de su calidez. El sonrió y la estrechó también.-Estoy feliz de que estés aquí- le dijo, aún contra su pecho.-Estaba ansioso por llegar- ella elevó su rostro hacia él y sus miradas se encontraron, Giovanni, no quiso contener el impulso y bajando un poco hacia ella, depositó un tierno beso en sus labios- Ya estoy aquí.-Es un gusto verte nuevamente, Di Luca- le dijo Miranda.-Tambien es un gusto para mí- le dijo con una dulce sonrisa.-Te agradezco mucho lo que hiciste por mí- dijo con sinceridad.-Estoy feliz de que ambas estén bien.- aseguró.-Pasa y tomamos un café- dijo Lara.-En otra ocasión, por ahora, estoy ansioso por secuestrarte.-No es secuestro si voy de mi propio pie- dijo riendo- bien, va
El beso parecía quemarle la piel, las ansias se estaban apoderando del ella. Giovanni, abandonó la femenina boca y fue haciendo un camino de besos hasta llegar al lóbulo de la oreja, ella suspiró cuando fue besada justo debajo de la oreja, su cuerpo parecía estar en contacto con las llamas, pues el calor no dejaba de crecer dentro de su ser. Él, le besó el cuello, corrió la tela para dejar besos en su hombros, un leve gemido escapó de su boca, ella abrió la boca para respirar mejor, pues sentía que se estaba ahogando, las manos de Gio, comenzaron a ascender en busca del cierre del vestido, el cuán descendió con lentitud, permitiendo que a cada segundo, cada roce incrementara las sensaciones en su cuerpo, él deslizó el vestido de los hombros y pronto esté estaba atascado en las femeninas caderas, Giovanni, gimió del placer al descubrir la redondez de sus montìculos expuestos.-Eres hermosa, eres perfecta- le decía. ella, aprovecho el momento para deshacerse de la chaqueta de él, y come
-Bien. . basta nena- tiró de ella con delicadeza, para hacerla subir, Lara lo miró con ojos enormes, mientras deslizaba la lengua por sus labios, sus ojos brillaban y sus mejillas se llenaron con un poco de color.-¿Lo he hecho bien?- le preguntó nerviosa.-Bastante bien para ser la primera vez, ya aprenderás- la tomó del cabello y la acercó para apoderarse de sus labios en un ardiente beso, el roce de piel con piel, amenazaba con enloquecerla, sentía que se acercaba vertiginosamente al borde del abismo, mientras las manos de Gio la acariciaban - Me encantas, Lara, me encantas demasiado, que fortuna haberte encontrado- le dijo mientras besaba el mentón.-Y tú a mí, me encantas, Giovanni.-Es hora Lara, si no lo hago voy a enloquecer- la hizo girar colocándose sobre ella acomodando su cuerpo para que pudiese acoplarlo al de ella. Tomó dos almohadas y las colocó debajo de las caderas de ella, dándole un poco de altura, facilitando así el momento de tener acceso- No debes temer, mi dulc
La cena mandada a preparar por Giovanni, fue algo muy hermoso, colocaron una hermosa mesa, con velas, rosas, todo fuera de la casa, en la pequeña terraza.Lara, se giró hacia él, en cuánto llegó al lugar, lo miró con ojos enormes.-¿Te gusta?- le preguntó sonriendo.-Por supuesto que sí, es precioso y ese detalle de la cama de pétalos bajo la mesa, por Dios Gio, es demasiado hermoso.-Es solo un poco de lo mucho que te mereces, dulce querida mía. Un pequeño detalle.-Éste detalle no es nada pequeño- le dijo con una sonrisa, sentándose en la silla que abria para ella, como un perfecto caballero, luego se sentó frente a ella- es hermoso, me encanta ésto de cenar a la luz de las velas y, me encanta lo hermosa que se ve la luna y las estrellas desde aquí.-Sin duda una vista espléndida- destapó la botella de vino, sirvió una copa y se la entregó, luego, hizo lo mismo para él, dejando nuevamente la botella en su lugar.-¿Celebramos algo especial? - preguntó con una enorme sonrisa.-No hace
Su boca por fin llegó para quedarse y mientras la tomaba con fuerza de las caderas, para impedirle moverse.-¡Gio. . . por amor a Dios!- él se sentía satisfecho al ver y escuchar cuánto estaba disfrutando ella de su encuentro- ¡Oh, Giovanni!. gritó, cuando el placer explotó dentro de ella, los espasmos recorrieron su cuerpo con violencia, catapultándola, se quedó sin respiración y abrió la boca, buscando oxígeno para luego comenzar a respirar violentamente.- Eres exquisita- La observó recuperar el aliento, la mismísima diosa Venus, estaba en su habitación, en su cama.-Gio. . . - la exquisita voz cargada de temblor, no hizo más que motivarle- espera. . . un momento- le dijo girando su rostro de un lado a otro- aún no me he recuperado, necesito. . . - sus palabras fueron silenciadas por el grito que salió de su boca, en cuanto lo sintió deslizarse de una sola estocada, firme, fuerte y casi violentamente. Ella, se arqueó un poco y tiró de sus manos, mientras sentía que moriría de pla
Miranda la observó, pudo ver cómo un extraño brillo bailaba en sus ojos. ¿Serían celos lo que su hermana estaba sintiendo, por aquel hombre que conocía hacia tan poco? -Cuando inicié en esto, no lo hice en el Piacere, de hecho, no conocí el lugar, sino hasta un año después, y aún cuando sucedió, no era el único club que visitaba, actualmente si lo es, ya que es el más prestigioso y dónde puedo hallar los mejores clientes. -Pero tuviste que haber visto a Gio en algún momento. -Por supuesto que sí, pero por lo general Di Luca, no visita el club todos los días, y además cuándo lograba verlo, ya yo estaba comprometida con algún otro cliente o él, simplemente se fijaba en alguna otra chica presente. -¿Está bien sentir celos de todas las que estuvieron antes?- preguntó inocentemente. -¡Por supuesto que no está bien!- la miró con seriedad- y si quieres mantener a Giovanni, a tu lado, lo último que debes permitirte es una escena de celos, los hombres odian a las mujeres celosas, Lara. Ade
Miranda, despertó muy temprano, agradeciendo el nuevo día, saltó de la cama para tomar una rápida ducha, lavarse los dientes y todo lo relacionado con las necesidades físicas de su cuerpo, cuando estuvo lista, se vistió con ropa deportiva ligera y fue a la cocina, montó la cafetera, nada como empezar el día con una buena taza de café, por un momento pensó en sus padres. ¿Qué estarían haciendo?, ¿habrían conseguido algún trabajo?, ¿tendrían de comer?. Sabía perfectamente que no merecían ninguna misericordia de su parte. Nunca entendió porqué no las amaron, porqué desde que entró en la adolescencia se intensificó el desprecio y en ocasiones la fría indiferencia. ¿No la amaban?, ¿No amaban tampoco a Lara?, ¿Fueron acaso hijas no deseadas?, ¿Por qué la despreciaban tanto?. No lo sabía, no podía entender cómo su madre, que la llevo en su vientre, que le dió la vida, mantenía silencio e indiferencia ante los tratos crueles de su padre, tampoco entendería porqué su padre abusaba de su fuerz