Alonso, estaba cansado, los últimos tres meses habían sido de arduo trabajo y sentía que necesitaba un merecido descanso. Rogaba internamente porque el jefe no se lo negara.—Alonso— Giovanni, lo miró con una sonrisa — adelante, pasa.—Muchas gracias, señor.—Siéntate— le dijo el jefe, indicándole una silla.—Gracias— respondió él obedeciendo.—Bien, y dime, ¿Qué se te ofrece?— quiso saber él.—Bien, la verdad es que quería pedirle un permiso.—¿Permiso?— preguntó frunciendo el ceño.—Si, hace más de tres meses, que no tomo un día de descanso, quisiera poder hacer unas diligencias personales, descansar un poco, quizás ir de compras o beber a alguna discoteca.—Me parece justo—sonrió Giovanni— te lo mereces, tómate algunos días, hoy es. . . Jueves. Ve descansa un poco y te espero el lunes, eso sí, a primera hora.—Por supuesto que sí, señor, aquí estaré. Muchas gracias.—Deberías pasar una noche de estás por Piacere—sonrió— bebida y una hermosa chica, por cuenta de la casa.—Esa es un
Con el nuevo día, Iker se había marchado al trabajo, muy temprano apareció Irina, para invitarlas a ir de compras, Lara se negó asegurando que se sentía un poco mal, Miranda declinó la invitación diciendo que prefería quedarse a cuidar a Lara, pero su hermana no se lo permitió, le dijo que fuese y pasará un día increíble, ella tomaría un medicamento y se iría a dormir. Después de mucho rato, Miranda aceptó y se marchó a pasar un día con su cuñada. Mucho, mucho después, estaba en su habitación cuándo alguien llamó. —Adelante— resultó ser Ágatha. —Hola, Ágatha. —Señora Lara, lamento interrumpirle, ha llegado el primo del señor , el señor Dmitry Petrov. — Lara, frunció el ceño, con tantas personas que conoció en la fiesta, poco podría asociar un nombre con un rostro. —¿Le has dicho que Iker, no está?—Si, señora y también le he dicho que la señora, se ha marchado con la señorita Sokolova, sin embargo él insiste en verle a usted. —¿A mí?— Lara, se desconcertó en gran manera. No le
Miranda, pasó la tarde en el salón, le encantaba poder consentirse de aquella manera, le dieron un relajante masaje, que la hizo sentir como nueva, le hicieron pedicura, un hermoso diseño para las uñas de sus pies, además de eso una manicura con diseño en perdería, resultaba elegante, sofisticado, y a la vez sin mucho color. Además, le lavaron y peinaron el cabello.—Me siento como nueva— le dijo a la joven que le atendía.—Ha quedado más hermosa de lo que ya es, una reina. — la halagó.—Oh, muchas gracias, qué amable—le sonrió con dulzura, abandonó el salón sintiéndose hermosa y llena de nuevas energías. Subió al auto, con los guardaespaldas. —¿A dónde vamos, señora? — preguntó el chófer. —A casa— le respondió con una sonrisa. El trayecto parecía tranquilo y Miranda, jamás pudo imaginar lo que estaba por suceder, se desataría el infierno, mejor dicho, aquella sería su antesala al infierno. Al entrar a un túnel para desviarse con dirección a la mansión todo pareció estallar de pron
Giovanni, salía de tomar una relajante ducha, con una toalla secaba su oscuro cabello, cuando el sonido de su celular reclamó su atención. Fue hasta él, y tomándolo se dió cuenta de que era una llamada internacional. Era muy extraño que Cadáver estuviese llamando. —Cadáver, ¿cómo estás? —Bien, jefe— dijo secamente. —Me extraña tu llamada. —Si, y lamento mucho si estoy interrumpiendo algo importante. — se disculpó. —No, no sucede nada, salía de la ducha. ¿Qué ocurre? —No tengo buenas noticias, jefe, de hecho, son noticias muy malas. —No me gusta como suena eso, Cadáver, presiento que vas a acabar con mi buen día. —Lo siento señor, yo más que nadie lamento informarle esto. —Vamos, suéltalo de una buena vez. ¿Qué sucede? —Hay un extraño moviéndose en sus negocios. —¿Qué?— dijo no dándole crédito a sus oidos— ¿De qué hablas, Cadáver? —Un desconocido se ha estado involucrando en los negocios, interceptó y nos robó una mercancía, ha comprado a un par de nuestros hombres, y
—¿Qué crees que estás haciendo, Iván?, ¿Te has vuelto loco?—Si— respondió — loco a causa de tu rechazo, aunque siempre tuve la sospecha de que tú anhelabas un encuentro más, pero Sokolov, te lo impedía. —¿De qué estás hablando?— lo miró incrédula. —Después de nuestro delicioso intercambio, nunca aceptaste un nuevo encuentro, y no te dabas cuenta que con cada rechazo solo lograbas obsesionarme más y más, comencé a desearte con desesperación, una deseo que no podía disimular, pero Iker Sokolov, decidió burlarse de mí, dejarme en evidencia como si fuese un imbécil que no pudiese controlar su líbido, eso me enfurecía más. —Vamos Iván, ésto es una locura, Iker va a encontrarme y ésto no terminará nada bien, debes dejarme ir, Iván, sabes que Iker perderá la cabeza y tu... perderás tu vida. —Las probabilidades de que Sokolov, te encuentre son. . . quizás un cinco por ciento, bastante bajas. —Sabes que me ama, aunque solo tenga un uno por ciento, no descansará, no dejará de buscarme. Aú
Lara, lloró hasta sentir que se secaba momentáneamente por dentro, el dolor la hacía sentir mareada, perdida, envuelta en los brazos de Dmitry, quién le estaba brindando un silencioso consuelo, se alejó de él, y miró a Annika. —¿Qué sucedió?— preguntó angustiada— ¿Cómo fué?—No lo sabemos exactamente, mataron a todos los guardaespaldas, solo uno está vivo, y bastante grave, cargaron con ella y desaparecieron— dijo la matriarca, con los ojos llenos de dolor. —¿Dónde está, Iker?— quiso saber. —Buscándola, está enloquecido de rabia, angustia y dolor, los secuestradores no se han comunicado para pedir rescate, así que no hay otra cosa más que esperar.—¿Y si no llaman?— todos guardaron silencio—¿Qué sucede si no llaman?— preguntó angustiada. —Quiere decir que posiblemente no sea un asunto de dinero— dijo Dmitry con todo el tacto posible— quizás sea una Venganza. —¡Santo Dios!— Sollozó Lara, llevándose una mano al pecho. Dmitry le sostuvo la otra mano.—Debes mantener la calma, si de
Miranda, mantuvo los ojos cerrados en todo momentos, conteniendo las lágrimas mientras él hacía lo que quería, después de que Iván terminara, se separó de ella, y cubrió su expuesto, y mancillado cuerpo con una sábana. Ella lo sintió moverse, escuchó el sonido que hacía él al vestirse, aún así no abrió los ojos. —Eres deliciosa, Miranda. Aunque me encantaría que para la próxima vez. . .pongas un poco de tu parte. —Jamás— respondió firmemente. —Sucederá, confía en mí— entonces ella abrió los ojos y lo miró con odio. —Quiero asearme y necesito ir al baño. —¿Tan ansiosa estás de deshacerte de mi escencia?— preguntó frunciendo el ceño. —Si y no pienso ocultarlo. Además, deseo ir al baño, ¿O quieres que orine sobre la cama en la que estoy obligada a permanecer?— preguntó llena de indignación. —Por supuesto que no, cariño— le dijo en tono dulce— te llevaré al baño, solo recuerda no hacer ninguna tontería, Miranda.****************************************************+La noche estaba
Iván, se mantenía sentado en el sofá, mirándo tranquilamente a una agitada Miranda, mientras más tiempo transcurría, mayores manifestación de excitación tenía. Su pecho subía y bajaba de manera agitada, su piel estaba erizada, sus labios separados para poder respirar, lo miraba fijamente con un profundo desprecio. —¿Cómo estás, querida?— pregunto en tono dulce. —Te odio— dijo de forma agitada. —Eso es lo de menos— sonrió y se puso en pie, de forma lenta se quitó la chaqueta de su traje, se deshizo el nudo de la corbata, y comenzó a desabotonar su camisa, ella no podía evitar verlo, su pecho subía y bajaba, su respiración descontrolada. Lo dicho era cierto, lo odiaba, la maldita droga estaba causando efectos en ella, su piel se estaba calentando... observó el ámplio y desnudo pecho de él y no pudo evitar el deseo que la recorrió, quería llorar, se sentía muy mal por estar sintiendo todo ese deseo tan hambriento— tu mente puede odiarme todo lo que quiera, pero lo que me interesa es l