Lara, se metió bajo las sábanas para una noche de sueños, Angelo la abrazó acercándola más a él. —¿Mi amor?— inició ella. —¿Si?— respondió besando su frente. —¿Te gustó el club?— quiso saber. —No me sorprendió, es la clase de lugares que se ofrecen, parecido al Piacere, al Principessa, a la Bella Donna, lugares destinados al placer. —Pero, ¿Te gustó? —Me da exactamente lo mismo, ¿por qué?—ella elevó el rostro para mirarlo— ¿ A ti te gustó? —No lo sé, o sea, la primera noche que asistí para trabajar al Piacere, fue cuando conocí a Giovanni, no soy tonta, me imaginaba que esas cosas pasaban en estos lugares, pero... nunca tuve la oportunidad de verlo de forma directa. —La primera vez, puede resultar sorprendente saber lo que allí sucede. Pero, el mundo es movido por grandes intereses y el placer es uno de ellos, en éste tipo de lugares solo importa el placer, no hay emociones, no importa de dónde venga, lo importante es sentirlo. —¿Participaste en algo así alguna vez? —
Después de pasar la mañana en la oficina junto a Angelo, quién le estaba resultando ser una enorme ayuda para sus negocios, era sorprendente lo mucho que sabía del negocio sucio, y de sus buenas estrategias, debido a su servicio militar. Pasaba medio día cuando Angelo dijo; —Si no me necesitas más por ahora, me gustaría salir a dar una vuelta, debo ir a recoger el resto de los documentos de mi nueva identidad. Haré algunas compras para mí viaje. —¿Cuando te irás?— quiso saber el ruso. —Mañana por la noche. — confesó. —Eso es pronto— dijo Iker un poco preocupado. —Debo ir pronto, poner el plan rn marcha, realizar todo lo necesario para poder volver pronto. No quiero separarme mucho tiempo de Lara. —Lo entiendo. Lo entiendo perfectamente —asintió— ¿Estás seguro de que puedes confiar en ese hombre? —No estoy completamente seguro, es por eso que debo ser cuidadoso con mis pasos, debo medir su nivel de lealtad para con Di Luca. —Angelo. . . Giovanni Di Luca, es un hombre peligro
Miranda, se quedó con la vista fija en la puerta de la biblioteca, por dónde un par de minutos antes había salido Lara. Ella sonrió, definitivamente tener a su hermana a su lado, resultaba relajante y satisfactorio. Pensó en su madre, Lorena. . . en su padre tambien, no podía evitar pensar en ellos, de vez en cuando. ¿Estarían bien?, ¡Habrían logrado sobrevivir?No lo sabía, y lo mejor era no saber nada... Almorzó junto a su hermana, quién después de fue un rato al jardín. Miranda, extrañó a su ruso, así que sacó el celular para márcale. —Mi dulce, Miranda— le respondió después del segundo repique— que maravillosa sorpresa. —No entiendo porqué te extraño tanto, sexy ruso— sonrió. —Me encanta que me extrañes— dijo en tono que encerraba picardía. —No es tan bueno ser el que extraña— dijo como niña caprichosa— Iker. . . —¿Sí? —Quiero hacerte el amor— confesó. —¿Ahora mismo?— su voz ronca la excitó. —Si, ahora mismo. —Cariño, no me complace el sexo telefónico, necesito hundirme
Alonso, estaba cansado, los últimos tres meses habían sido de arduo trabajo y sentía que necesitaba un merecido descanso. Rogaba internamente porque el jefe no se lo negara.—Alonso— Giovanni, lo miró con una sonrisa — adelante, pasa.—Muchas gracias, señor.—Siéntate— le dijo el jefe, indicándole una silla.—Gracias— respondió él obedeciendo.—Bien, y dime, ¿Qué se te ofrece?— quiso saber él.—Bien, la verdad es que quería pedirle un permiso.—¿Permiso?— preguntó frunciendo el ceño.—Si, hace más de tres meses, que no tomo un día de descanso, quisiera poder hacer unas diligencias personales, descansar un poco, quizás ir de compras o beber a alguna discoteca.—Me parece justo—sonrió Giovanni— te lo mereces, tómate algunos días, hoy es. . . Jueves. Ve descansa un poco y te espero el lunes, eso sí, a primera hora.—Por supuesto que sí, señor, aquí estaré. Muchas gracias.—Deberías pasar una noche de estás por Piacere—sonrió— bebida y una hermosa chica, por cuenta de la casa.—Esa es un
Con el nuevo día, Iker se había marchado al trabajo, muy temprano apareció Irina, para invitarlas a ir de compras, Lara se negó asegurando que se sentía un poco mal, Miranda declinó la invitación diciendo que prefería quedarse a cuidar a Lara, pero su hermana no se lo permitió, le dijo que fuese y pasará un día increíble, ella tomaría un medicamento y se iría a dormir. Después de mucho rato, Miranda aceptó y se marchó a pasar un día con su cuñada. Mucho, mucho después, estaba en su habitación cuándo alguien llamó. —Adelante— resultó ser Ágatha. —Hola, Ágatha. —Señora Lara, lamento interrumpirle, ha llegado el primo del señor , el señor Dmitry Petrov. — Lara, frunció el ceño, con tantas personas que conoció en la fiesta, poco podría asociar un nombre con un rostro. —¿Le has dicho que Iker, no está?—Si, señora y también le he dicho que la señora, se ha marchado con la señorita Sokolova, sin embargo él insiste en verle a usted. —¿A mí?— Lara, se desconcertó en gran manera. No le
Miranda, pasó la tarde en el salón, le encantaba poder consentirse de aquella manera, le dieron un relajante masaje, que la hizo sentir como nueva, le hicieron pedicura, un hermoso diseño para las uñas de sus pies, además de eso una manicura con diseño en perdería, resultaba elegante, sofisticado, y a la vez sin mucho color. Además, le lavaron y peinaron el cabello.—Me siento como nueva— le dijo a la joven que le atendía.—Ha quedado más hermosa de lo que ya es, una reina. — la halagó.—Oh, muchas gracias, qué amable—le sonrió con dulzura, abandonó el salón sintiéndose hermosa y llena de nuevas energías. Subió al auto, con los guardaespaldas. —¿A dónde vamos, señora? — preguntó el chófer. —A casa— le respondió con una sonrisa. El trayecto parecía tranquilo y Miranda, jamás pudo imaginar lo que estaba por suceder, se desataría el infierno, mejor dicho, aquella sería su antesala al infierno. Al entrar a un túnel para desviarse con dirección a la mansión todo pareció estallar de pron
Giovanni, salía de tomar una relajante ducha, con una toalla secaba su oscuro cabello, cuando el sonido de su celular reclamó su atención. Fue hasta él, y tomándolo se dió cuenta de que era una llamada internacional. Era muy extraño que Cadáver estuviese llamando. —Cadáver, ¿cómo estás? —Bien, jefe— dijo secamente. —Me extraña tu llamada. —Si, y lamento mucho si estoy interrumpiendo algo importante. — se disculpó. —No, no sucede nada, salía de la ducha. ¿Qué ocurre? —No tengo buenas noticias, jefe, de hecho, son noticias muy malas. —No me gusta como suena eso, Cadáver, presiento que vas a acabar con mi buen día. —Lo siento señor, yo más que nadie lamento informarle esto. —Vamos, suéltalo de una buena vez. ¿Qué sucede? —Hay un extraño moviéndose en sus negocios. —¿Qué?— dijo no dándole crédito a sus oidos— ¿De qué hablas, Cadáver? —Un desconocido se ha estado involucrando en los negocios, interceptó y nos robó una mercancía, ha comprado a un par de nuestros hombres, y
—¿Qué crees que estás haciendo, Iván?, ¿Te has vuelto loco?—Si— respondió — loco a causa de tu rechazo, aunque siempre tuve la sospecha de que tú anhelabas un encuentro más, pero Sokolov, te lo impedía. —¿De qué estás hablando?— lo miró incrédula. —Después de nuestro delicioso intercambio, nunca aceptaste un nuevo encuentro, y no te dabas cuenta que con cada rechazo solo lograbas obsesionarme más y más, comencé a desearte con desesperación, una deseo que no podía disimular, pero Iker Sokolov, decidió burlarse de mí, dejarme en evidencia como si fuese un imbécil que no pudiese controlar su líbido, eso me enfurecía más. —Vamos Iván, ésto es una locura, Iker va a encontrarme y ésto no terminará nada bien, debes dejarme ir, Iván, sabes que Iker perderá la cabeza y tu... perderás tu vida. —Las probabilidades de que Sokolov, te encuentre son. . . quizás un cinco por ciento, bastante bajas. —Sabes que me ama, aunque solo tenga un uno por ciento, no descansará, no dejará de buscarme. Aú