Se encontraban en la tienda probando vestidos para la reunión, Nicolás había conseguido convencerla que tenía que tener vestido para la ocasión y estaban allí un buen rato intentando encontrar el vestido perfecto.
—¿Qué tal tu nueva novia? — preguntó Sídney desde el vestido mientras se probaba el cuarto vestido.—Muy bien, estamos progresando, pero no quiero agobiarte con nuestras historias.—¿Por qué no? ¿Acaso sigue celosa de mí?—Le prometí que pasaría más tiempo con ella y no puedo hablarle de lo que pasa con mi hermano.—Ah, lo siento. Ella salió del vestidor con un vestido precioso, largo, de un azul marino y muy bien ajustado. Nicolás la vio y se quedó boquiabierto.—Wau, este especialmente ha sido diseñado para ti. — ella sonrió y de repente se le borró la sonrisa.—Tengo miedo.—Hey, no tienes por qué, todo saldrá bien.—¿Le has visto la cara? —dijo dando vueltas de un lugar a otro —qué pregunta más tonta, claro que sí porquHabían quedado en la cafetería donde trabajaba Sídney a las nueve de la mañana, no era su turno de trabajo, por lo que tenían tiempo suficiente de hacer todo lo que Sídney tenía planeado, si es que lo tenía ya preparado. Llegó quince minutos antes para preparar lo que le diría, estaba aterrada, estaba tratando con el tipo que le afloraba todo tipo de sentimientos tanto buenos como malos. Se sentó en una de las mesas que habían fuera, colgó su bolso en la silla y sacó de él un cuadernito donde durante la noche se había molestado en apuntar todo lo que probablemente podía hacer o hablar con él, pero lo primero de todo era conseguir que dejara de odiar a las mujeres y eso era muy complicado para ella, no tenía ni la menor idea de cómo conseguirlo, al menos si fuera ni niño pequeño sería menos difícil. Pidió una taza de chocolate caliente.—Buenos días—se asustó al oír esa voz, era Daniel, pasó junto a ella y se sentó frente a ella depositando su abrigo en el respaldo de la si
—Eso significa que siente algo por ti —exclamó Nicolás emocionado mientras untaba su sándwich con mayonesa en la cocina.—¿Pero de qué hablas? —Daniel estaba en el salón sobre el sofá con la computadora sobre su regazo.—Acabas de contarme que te agarró del brazo solo por verte hablar con otras chicas, eso quiere decir que estaba celosa y el hecho de que se arriesgara a tomarte de la mano es simplemente porque quiere marcar territorio, que solo le perteneces —ahora estaba entrando en el salón y sentándose sobre el sofá en frente del de su hermano. —le gustas.—¿Acabas de escucharte? —preguntó Daniel con el ceño fruncido. —tal vez no sepa mucho sobre todo ese rollo, ¿pero crees que si eso fuera cierto se molestaría tanto en ayudarme con todo eso?—¿Y qué esperas que hag
Daniel detuvo el auto junto a la casa de Sídney y puso el freno de manos. Nicolás y Roxana se habían ido juntos y él había traído a Sídney a su casa como todo un caballero, en ese día había aprendido demasiado, más de lo que podía esperarse y era gracias a ella, cuando estaba con ella todo seguía su curso y parecía normal, ella lo hacía olvidarse e ignorar todo mal sentimiento que abarcaba su vida, ella lo hacía ser otra persona que no se esperaba ser.—Lo he pasado bien. —se giró a verla, le sonreía mientras se desabrochaba el cinturón de seguridad —. Tú también lo has pasado bien ¿verdad?—Sí, supongo —regresó su mirada al frente. —¿Te recojo en la noche?La verdad, la pregunta le sorprendió mucho a Sídney y era lo normal ¿quién se imaginaría que esas palabras saldrían de la boca de Daniel.—Sí. —contestó ella de golpe, no pensaba preguntarle el motivo ni el lugar de la invitación por si eso le hiciera cambiar de opinión.Las cosas siempre ocurrían por alg
Durante el día ella no había parado de pensar en si Daniel había llamado a la mujer de anoche o no. Probablemente no lo habría hecho, pero ella había cometido el error de aconsejarle que lo hiciera y últimamente él la obedecía porque quería cambiar, si al final acababa saliendo con esa mujer solo sería culpa suya ¿por qué había tenido que decírselo? Estaba sintiendo algo por él que ya no podía seguir negándoselo, pero ¿cómo se lo hacía entender? Si al menos él pudiera darse cuenta de ello. Pero si lo hacía ¿acaso le correspondería? Él era definitivamente distinto por todo lo que le había sucedido y era imposible saber qué es lo que sentía o quería, todo en él era una barrera impenetrable difícil de derribar. Se suponía que tenía que seguir con sus lecciones este día, pero él no la había llamado ni para decirle que no se verían hoy, tampoco la había escrito y eso la molestaba, la frustraba, quería saber cómo estaba, cómo le había ido y si había quedado con la mujer, pero era impo
Era un nuevo día y Sídney estaba haciendo la maleta, se iba a ir a vivir con Daniel, ahora estaba siendo consciente de todo lo que pasaba. Lo de anoche no había sido ningún sueño.Apareció Carla por la puerta. Se quedó mirando a su hija en el umbral, le estaba sonriendo.—¿Quién lo diría? Te has enamorado y pronto te casarás, es increíble.Se acercó a Sídney y se sentó en la cama junto a ella.—¿Estás segura de que quieres esto? ¿No es un poco precipitado?—No mamá. —intentó tranquilizarla—Está todo bien y es lo que quiero.—Me alegro mucho por ti y tu padre también. —le acarició el hombro. —Espero que seas muy feliz, te lo mereces.—Gracias mamá. —se apoyó contra ella. Llamaron a la puerta.—Iré a abrir yo. —dijo Carla, le dio un beso en la frente a su hija y salió de su cuarto.Sídney cerró la maleta, estaba ya todo listo; tampoco era para llevarse todo, por si acaso. Solo una maleta y una bolsa con todo lo necesario.—Cariño, mira quién
En una hora se empezaba a sentir un poquito más cómodo con ella apegada a su cuerpo. Aspiró su aroma, era delicioso. Desde que se había quedado allí tendida en el sofá con él, había procurado ser lo más normal posible, comentaba sobre lo que pasaba en el documental, aunque él no pudiera responderla con nada mejor que con monosílabos. Pero ahora se había quedado dormida, él acarició su muñeca que hasta entonces tenía rodeada.—Sídney. —le susurró al oído, pero no obtuvo respuesta.Insistiría, pero sabía lo que quería ella. Ya lo había hecho antes en algún momento, no podía ser tan difícil.En minutos la tenía ya entre sus brazos como la primera vez, pero con la diferencia de que ahora lo hacía consciente, ella solo estaba dormida y no desmayada. Se quedó de
Sídney se arregló y se puso un precioso vestido. Iba a cenar con el padre de Daniel, no sería la primera vez, pero esta vez era especial, estaba comprometida de verdad con su hijo y no tenían que pretender nada. Durante el día no había dejado de pensar en el beso que le había dado Daniel, cada vez que pensaba en ello la hacía estremecerse.Había llamado a sus padres en la mañana una vez que se fue Daniel y les había informado sobre la cena con Eduardo.Salió al salón donde estaba Daniel esperándola ya listo. Se volvió a verla y se quedó impresionado y no dudó que confesar lo que pensaba.—Me encanta cómo te ves. —ella se sonrojó y sonrió.—Tú en cambio siempre estás perfecto, también me encanta.A Daniel le estaba gustando esa sensación de poder expresar todo aquello que sentía, le resultaba agradable, por no mencionar lo fácil que ahora le resultaba acercarse a ella y depositar un beso en su mejilla, así lo hizo antes de que salieran de la casa y se subieran a
La noche se había alargado tanto que Eduardo tuvo que pedir al conductor que llevara de regreso a los padres de Sídney después de despedirse.Se quedaron los cuatro en la casa, Eduardo quería hablar con Sídney así que se sentaron juntos en el sofá para charlar. Nicolás y Daniel estaban en el mini bar observándolos a distancia.—¿De qué estarán hablando? —preguntó Daniel que le sorprendía que se estuvieran llevando bien, hasta Sídney estaba sonriendo.—Parece que a papá le gusta tu prometida.—Le gustaría cualquiera mientras sea mi prometida, ¿alguna vez le habías imaginado comportándose así?—Es papá, es impredecible. Aunque ahora que lo pienso, debería estar celoso.—Celoso tú ¿por qué?—Por ella, ahora toda tu atención estará en ella y no en mí. —Daniel miró a su hermano y frunció el ceño.—No estarás hablando en serio. —Nicolás asintió. Daniel sonrió irónicamente. —Eres increíble, tú te empeñaste en que estuviéramos juntos y ¿ahora te pones celoso?<