Daniel y Sídney estaban en su casa, su verdadero hogar y los padres de ella habían venido a estar con ellos después de que Daniel les avisara. Habían visto en las noticias todo lo que había sucedido, hasta de cómo anunciaban del suicidio de Joanna. Carla y Roberto estaban sentados en el sofá con su hija en medio preocupados por lo que le había sucedido y al mismo tiempo aliviados porque su hija saliera ilesa de aquello. Diana también estaba allí con ellos, había ido a verlos y saber que estaban bien.
Sídney tenía su rostro pegado al pecho de su madre, estaba cansada por el día que había tenido, pero se sentía feliz de poder estar de vuelta con sus padres. —Mamá — llamó Sídney todavía entre los brazos de su madre—¿Conoces a Luka Hyland? —Carla y Roberto se miraron automáticamente al escuchar aquel nombre. Ante el silencio, ella se incorporó—Es el juez que nos ayudó y sé que es mi padre biológico.—¿Es que ya lo conociste? —preguntó Roberto.—Todavía, pero quiere conSean bienvenidos a la segunda entrega de la saga #Hermanos Harris. Si no han leído la primera, se los recomiendo. Gracias por estar aquí, espero les guste. #Hermanos Harris Libro I: Enamorada de un misógino. (Daniel Harris) Libro II: Enamorada de un amnésico. (Daniel Harris) LIbro III: Llámame acosadora. (Jessica Harris) Libro IV: Me enamoré del hermano equivocado. (Nicolás Harris) Daniel la estaba acariciando el brazo mientras iba depositando besos tiernos a cada paso, era agradable, la hacía sentirse bien. Pero de pronto una mano oscura lo alejó de sus brazos, ya no podía verlo, era todo oscuro y daba miedo, gritó su nombre desesperada, pero no contestaba y ya no podía verlo. De pronto se despertó pronunciando su nombre y regresando a la realidad, D
Estaban en el avión sentados en sus respectivos, Sídney se había quedado dormida apoyada en el hombro de Nicolás. Nicolás en cambio no podía descansar, su cabeza no paraba de dar vueltas, habían pasado meses intentando saber qué había sido de su hermano y ahora de repente lo habían localizado, era profesor en otra ciudad y no se había puesto en contacto con ellos, se derramó una lágrima por su mejilla, la secó con su mano e intentó ser fuerte. Era su hermano y lo conocía, debía haber pasado algo realmente grave para que él no los haya hablado durante todo este tiempo dejándolos preocupados y desamparados. Miró a Sídney que estaba apoyada contra su hombro, algo muy importante como para hacer aquello. Era Daniel y sabía que ni en mil años habría podido hacer aquello, tenía que haber algo más. Intentó convencerse durante toda la trayectoria de que había algo más, de que su hermano no sería capaz, porque en la foto no se veía atrapado ni torturado, ninguna lesión. Estaba bien, o al meno
La intensa luz a través de las cortinas anunciaba que había amanecido. Nicolás abrió los ojos y se levantó de la cama después de estirarse. Abrió las cortinas y salió al balcón, hacía un precioso día y el patio se veía aún más hermoso durante el día desde allí arriba. Hoy volvería a ver a su hermano. Regresó a la habitación a ver qué hora era. Daban las siete y media, se preguntó si Sídney se estaría preparando, salió al pasillo a llamar a su puerta y hacerla despertar por si no lo estaba.Regresó a su habitación y me metió en la ducha. Se arregló y se peinó. Por primera vez le animaba hacer lo que hacía.Salió a la cocina, abrió el frigorífico y definitivamente estaba lleno. Preparó leche y cereales para él y coloc&oa
Al otro día llegó de nuevo en la universidad, pero esta vez parecía distinta a las otras veces, aquella chica de hacía dos días le había dado fuerzas, quería volver a verla. Algo en ella le hacía ver las cosas de otra manera distinta y todavía no podía explicar en qué, solo pasó un día sin verla y ya tenía ganas de volver a verla. Entró en la sala y viajó su mirada hacia donde la vio la última vez, pero no estaba. Miró por todos lados y no la veía. ¿Habrá sido todo un sueño? Se desilusionó por completo, pero se recompuso e impartió sus clases como siempre. Si al menos conociera su nombre.Terminó sus clases y más tarde asistió a una reunión a la que estuvo convocado y en todo tiempo intentó no pensar en alguien que no conocía, no tendría por qué resu
Había sido idea de Olivia lo de la tarjeta y lo de cambiarse el nombre. Ahora estaba allí de pie frente al mar esperando que el hombre a quien amaba la encontrara. Tenía frío y era normal teniendo en cuenta que estaban en diciembre.Cuando Sídney le dijo a Daniel que estaba en la calle a esa hora y con el tiempo que hacía, él se preocupó mucho, tuvo miedo de que le pasara algo. No se lo pensó dos veces y decidió coger coche y salir a buscarla.Podía verla, estaba allí de pie frente al mar con los brazos cruzados. Él se quedó mirando durante un rato antes de acercarse y pararse junto a ella. Sídney alzó la mirada para verlo, su interior saltó de alegría, pero no podía mostrárselo.—Me has encontrado. — dijo sin apartar la mirada de él.—Estaba preocupado. —ella se abraz&oacu
Sídney se despertó a las cuatro de la madrugada y bajó a la cocina. Se puso el delantal y decidió preparar cupcakes de diversos sabores y los puso a hornear. Cuando estuvieron listos los decoró con glaseado de crema de mantequilla. Amaneció cuando hubo acabado, salió fuera y preparó allí una mesa para el desayuno incluyendo los cupcakes en medio. Miró en los cajones y cogió una velita colocándola en medio de uno de los cupcakes. La encendió y subió al cuarto de Nicolás. Llamó y abrió la puerta. Nicolás se removió en la cama y ella se acercó a él.—Estas son las mañanitas que cantaba el rey David…—Que no me apetece celebrarlo. — gruñó pegando la almohada a su frente. Sídney se sentó en la cama.—Debes apagar la vela y pedir un deseo.Él apartó la almohada y la miró con el ceño fruncido.—¿Un deseo? — ella asintió sonriéndole.—Tú solo pide y confía.—Sídney…—When the waves are flowing the sore and I can’t find my way home anymore that’s when I,
—A veces soy un poco pesado – reconoció Nicolás —así que, si en algún momento te incomodo, por favor dímelo, no me molestaré, lo entenderé ¿me lo prometes?—De acuerdo. — le parecía interesante el chico y dudaba que pudiera incomodarlo, parecía que lo conociera de siempre, pero no era posible o se lo habrían dicho, no habría motivos para ocultarlo.—Mi…hermana — miró hacia donde estaban las chicas, no era fácil tener que considerarla ahora hermana, se volvió a su hermano. —me ha dicho que la ayudaste mucho, soy testigo de lo que ha sufrido.—Siento que le haya tenido que pasar aquello, — se apenó — se ve que es buena persona.—La mejor, deberías conocerla. —miró la pelota en sus manos. —no debía habernos sucedido aquello. — dijo casi par
Su móvil sonó sobre la mesita junto a su cama, bostezó antes de extender su brazo y coger el móvil para contestar. Miró la pantalla y al descubrir que se trataba de su madre se incorporó. Solo eran las siete de la mañana.—Buenos días hija. — saludó Carla, su madre —¿qué tal estáis?—Hola mamá, estamos bien ya sabes. ¿Cómo estáis vosotros?—Preocupados por ti, pero bien. Estuve de guardia y ahora estoy dirigiéndome a casa a encontrar a tu padre.—Recuérdale que lo quiero.—A ti también te queremos, lo sabes y nos preguntábamos si regresarás para la navidad con nosotros—Sídney se llevó la mano a la cara. Nunca había pasado las fiestas lejos de sus padres, ojalá pudiera decirles que estaría con ellos esta navidad, pero era dentro de una semana y no estaba segura de que en ese tiempo Daniel recobrara la memoria.—Lo siento mamá, me encantaría estar allí con vosotros, pero sabéis que no puedo ahora mismo celebrar nada—. Escuchó cómo suspiraba su madre al otro lado.