La intensa luz a través de las cortinas anunciaba que había amanecido. Nicolás abrió los ojos y se levantó de la cama después de estirarse. Abrió las cortinas y salió al balcón, hacía un precioso día y el patio se veía aún más hermoso durante el día desde allí arriba. Hoy volvería a ver a su hermano. Regresó a la habitación a ver qué hora era. Daban las siete y media, se preguntó si Sídney se estaría preparando, salió al pasillo a llamar a su puerta y hacerla despertar por si no lo estaba.
Regresó a su habitación y me metió en la ducha. Se arregló y se peinó. Por primera vez le animaba hacer lo que hacía. Salió a la cocina, abrió el frigorífico y definitivamente estaba lleno. Preparó leche y cereales para él y colocó panes y embutidos en la mesa para Sídney. Ella apareció ya arreglada.—Buenos días. —saludó ella mientras se sentaba a la mesa.—Muy buenos días.Desayunaron juntos como de costumbre, pero esta vez un poco más animados que antes y no era solo por el agradable lugar donde se encontraban sino porque las cosas empezaban a cambiar a bien.Se abrió la puerta y apareció Olivia.—¡Buenos días! — saludó desde el salón, los vio y se acercó a ellos. —no sé si en vuestra universidad erais puntuales o no, pero supongo que recordaréis que Daniel es puntual así que debemos llegar antes que él si es posible. — cogió una manzana del plato y la mordió. — Hola —Nico. — le sonrió, él la miró confuso. Era muy difícil de seguir el ritmo.—Está bien. —Sídney se puso de pie. —vayámonos.Pusieron la mesa en orden y salieron juntos de la casa para subirse al auto de Olivia. Condujo durante un buen rato hasta que al fin estaba estacionando, podían ver la universidad, era enorme y había mucha gente caminando de un lado para otro con sus mochilas.—¿Estáis listos?—Por su puesto. —contestó Nicolás mientras abría la puerta del auto y se bajaba de éste.—¿Y tú estás bien? — preguntó Olivia a su amiga que se había quedado quieta mirando al frente, ésta reaccionó.—Claro, vamos.Caminaron los tres juntos hasta la puerta que daba a la sala donde le tocaba las clases a Daniel. Nicolás se detuvo y las dos se volvieron a verlo confusas.—Me quedaré aquí. —dijo.—¿Por qué? —preguntó Sídney.—¿El entrará por aquí no?—Ah, sí —contestó Olivia.—Pues por eso me quedo aquí, quiero verlo cuando lo haga.Las dos lo miraron sorprendidas, pero le entendieron. Lo dejaron allí a la puerta y entraron en la sala. Se sentaron en los bancos de arriba.Nicolás se apoyó contra la pared mientras los estudiantes terminaban de entrar en la sala, algunos de ellos mirándole raro. Cuando todos hubieron terminado de entrar, miró la hora ¿por qué hasta ahora no había llegado Daniel?Cuando levantó la mirada se quedó totalmente paralizado, Daniel estaba viniendo hacia su dirección, ¡era él! parecía increíble, pero no podía desconocer a su hermano ni en un millón de años. Se estaba acercando y lo único que le podía pasar es que se le nublara la vista mientras por su rostro aparecía una sonrisa, no estaba soñando, después de vivir casi un infierno estaba teniendo la oportunidad de volver a ver a su hermano. Cuando él estuvo cerca no pudo evitar pronunciar aquello que llevaba meses sin poder decir.—Bro…—susurró.Daniel en cambio lo pasó de lado, pero después se detuvo, Nicolás se giró a verlo por si este daba la vuelta, lo reconocía y se abrazaban, pero no sucedía. Daniel después continuó su viaje y entró en la sala mientras a Nicolás se le destrozaba el corazón y no podía evitar que se le derramaran lágrimas de tristeza. Salió de allí y regresó al coche.Daniel entró en la sala distraído, estaba pensando en el chico que había dejado en la puerta, creía que tal vez lo conocía, quizás, pero parecía que no o aquel chico le habría hablado. Había muchas cosas que no recordaba de sí mismo.Colocó su maletín en su sitio y se dispuso a impartir sus clases, al menos con eso se sentía identificado desde que perdió la memoria.Estaba impartiendo sus clases cuando de pronto su mirada viajó hacía un lugar en concreto. En una de las gradas había una joven de pelo negro, le llamaba mucho la atención y no entendía por qué. Se había detenido a verla, parecía distraída sacando algo del bolso de su compañera. No entendía qué le estaba pasando, parecía todo un deja vú, como si le hubiera sucedido aquello antes. Su compañera lo pilló observándolas y la codeó, ella alzó la mirada y lo vio. Era tan hermosa. Espera, por qué estaba pensando en eso, estaba comprometido y se iba a casar. Pero aquella chica parecía triste al verlo. ¿Qué le estaba pasando? Primero era el chico de la puerta, ¿ahora su alumna? Hablando de alumna, no recordaba haberla visto antes. Demasiados pensamientos. Llevó la mano a la cara y cerró los ojos. Decidió continuar con sus clases.Se habían acabado las clases, Sídney no podía creerse que no se acordara de ella ni de todo por lo que habían pasado, se secó las lágrimas y se levantó del asiento, no iba a permitir que él se fuera sin saber quién era ella. Si tenía que ponerse frente a él para recordárselo lo haría.
—¿Qué piensas hacer? —preguntó Olivia preocupada y decidió seguirla.Sídney salió al patio en busca de su amor, no estaba dispuesta a volver a perderlo, lo buscó con la mirada, pero no lo encontraba. Olivia lo acompañó al aparcamiento por si allí lo encontraban.Llegaron y pudieron divisarlo, sonrió, no iba a volver a perder al amor de su vida. estaban cerca cuando de pronto apareció una mujer rubia y elegante sonriéndole y de pronto lo estaba besando. Olivia abrió los ojos de sorpresa mientras a Sídney se le cortaba la respiración y se le partía el alma en mil pedazos. Daniel estaba besando a otra mujer que no era ella, ¿cómo podía ser eso? Al otro lado del estacionamiento estaba Nicolás que desafortunadamente también estaba presenciando aquello.
Daniel ayudó a la chica esa que no paraba de sonreír a subirse al auto, él igualmente se subió al asiento del conductor y desaparecieron del estacionamiento.Lo habían encontrado, pero resultaba ser una persona distinta a la que conocían, ¿a qué estaba jugando el destino? No tenía suficiente corazón para soportar todo aquello, era demasiado para ella ¿qué podían hacer si no sabían a qué se estaban enfrentando?Al otro día llegó de nuevo en la universidad, pero esta vez parecía distinta a las otras veces, aquella chica de hacía dos días le había dado fuerzas, quería volver a verla. Algo en ella le hacía ver las cosas de otra manera distinta y todavía no podía explicar en qué, solo pasó un día sin verla y ya tenía ganas de volver a verla. Entró en la sala y viajó su mirada hacia donde la vio la última vez, pero no estaba. Miró por todos lados y no la veía. ¿Habrá sido todo un sueño? Se desilusionó por completo, pero se recompuso e impartió sus clases como siempre. Si al menos conociera su nombre.Terminó sus clases y más tarde asistió a una reunión a la que estuvo convocado y en todo tiempo intentó no pensar en alguien que no conocía, no tendría por qué resu
Había sido idea de Olivia lo de la tarjeta y lo de cambiarse el nombre. Ahora estaba allí de pie frente al mar esperando que el hombre a quien amaba la encontrara. Tenía frío y era normal teniendo en cuenta que estaban en diciembre.Cuando Sídney le dijo a Daniel que estaba en la calle a esa hora y con el tiempo que hacía, él se preocupó mucho, tuvo miedo de que le pasara algo. No se lo pensó dos veces y decidió coger coche y salir a buscarla.Podía verla, estaba allí de pie frente al mar con los brazos cruzados. Él se quedó mirando durante un rato antes de acercarse y pararse junto a ella. Sídney alzó la mirada para verlo, su interior saltó de alegría, pero no podía mostrárselo.—Me has encontrado. — dijo sin apartar la mirada de él.—Estaba preocupado. —ella se abraz&oacu
Sídney se despertó a las cuatro de la madrugada y bajó a la cocina. Se puso el delantal y decidió preparar cupcakes de diversos sabores y los puso a hornear. Cuando estuvieron listos los decoró con glaseado de crema de mantequilla. Amaneció cuando hubo acabado, salió fuera y preparó allí una mesa para el desayuno incluyendo los cupcakes en medio. Miró en los cajones y cogió una velita colocándola en medio de uno de los cupcakes. La encendió y subió al cuarto de Nicolás. Llamó y abrió la puerta. Nicolás se removió en la cama y ella se acercó a él.—Estas son las mañanitas que cantaba el rey David…—Que no me apetece celebrarlo. — gruñó pegando la almohada a su frente. Sídney se sentó en la cama.—Debes apagar la vela y pedir un deseo.Él apartó la almohada y la miró con el ceño fruncido.—¿Un deseo? — ella asintió sonriéndole.—Tú solo pide y confía.—Sídney…—When the waves are flowing the sore and I can’t find my way home anymore that’s when I,
—A veces soy un poco pesado – reconoció Nicolás —así que, si en algún momento te incomodo, por favor dímelo, no me molestaré, lo entenderé ¿me lo prometes?—De acuerdo. — le parecía interesante el chico y dudaba que pudiera incomodarlo, parecía que lo conociera de siempre, pero no era posible o se lo habrían dicho, no habría motivos para ocultarlo.—Mi…hermana — miró hacia donde estaban las chicas, no era fácil tener que considerarla ahora hermana, se volvió a su hermano. —me ha dicho que la ayudaste mucho, soy testigo de lo que ha sufrido.—Siento que le haya tenido que pasar aquello, — se apenó — se ve que es buena persona.—La mejor, deberías conocerla. —miró la pelota en sus manos. —no debía habernos sucedido aquello. — dijo casi par
Su móvil sonó sobre la mesita junto a su cama, bostezó antes de extender su brazo y coger el móvil para contestar. Miró la pantalla y al descubrir que se trataba de su madre se incorporó. Solo eran las siete de la mañana.—Buenos días hija. — saludó Carla, su madre —¿qué tal estáis?—Hola mamá, estamos bien ya sabes. ¿Cómo estáis vosotros?—Preocupados por ti, pero bien. Estuve de guardia y ahora estoy dirigiéndome a casa a encontrar a tu padre.—Recuérdale que lo quiero.—A ti también te queremos, lo sabes y nos preguntábamos si regresarás para la navidad con nosotros—Sídney se llevó la mano a la cara. Nunca había pasado las fiestas lejos de sus padres, ojalá pudiera decirles que estaría con ellos esta navidad, pero era dentro de una semana y no estaba segura de que en ese tiempo Daniel recobrara la memoria.—Lo siento mamá, me encantaría estar allí con vosotros, pero sabéis que no puedo ahora mismo celebrar nada—. Escuchó cómo suspiraba su madre al otro lado.
Al día siguiente Olivia le acompañó a Sídney a buscar un vestido para la fiesta, se había emocionado tanto al saber que Daniel los había invitado. Después de las compras se sentaron en una heladería a conversar, pidieron helado cada una.—La fiesta es en su casa, seguro que su prometida estará allí — Sídney dijo lo que la había estado atormentando durante el día.—¿Y eso será un problema? —Olivia habló despreocupada mientras se comía su helado. —Tú eres su esposa hagan lo que hagan.—Pero no es nada agradable saber que está con ella, es preciosa y viven juntos — su mirada se quedó clavada en su helado —a saber cómo lo llevan.—¿Te refieres a si tienen relaciones cada noche? —Sídney alzó la mirada para ver a su amiga.—¿Nunca tendrás tacto verdad?—Digo lo que pienso —se quedó quieta mirando a su amiga. —¿Crees que habrán tenido algo? Antes de que te conociera era imposible —Sídney se frotó la cara frustrada. Solo imaginarse la escena la volvía loca.—No…no
La noche avanzaba y la fiesta cada vez más se calentaba. Daniel había cumplido su palabra y había conseguido desviarse de su prometida para acercarse a conversar con ellos y picar algo juntos.—Oye Dani —se acercó a ellos una jovencita, Nicolás se la quedó mirando, la reconocía. La había visto el otro día cuando espiaba a su hermano — hay un problema con el equipo de música, nos aburrimos y mis amigos están pensando en marcharse. — Daniel se puso de pie.Iré a ver.—¡Espera! —Nicolás también se puso de pie, lo miraron sorprendidos — Ah, ¿un problema de equipo?—Ella es mi hermana pequeña, Jessica — presentó Daniel.—Encantada de conoceros —dijo ella sonriente.—Igualmente — dijo Nico estudiándola con la mirada.—Tiene una fiesta en particular con sus amigos en la sala de arriba.—Ahora entiendo. Soy bueno con esos aparatos ¿qué tal si te acompaño y vemos qué sucede? — Jessica miró a Daniel interrogante, aceptaría lo que decidiera él.—De acuerdo, puedes ac
Sídney estaba dando vueltas de un lugar para otro de la cama.—Venga despierta dormilona— Olivia estaba sentada sobre la cama intentando hacerla levantarse. Sídney le dio la espalda.—Es pronto, no me molestes por favor. — se cubrió con la sábana.—¿Pronto? Son las nueve de la mañana, necesito saber qué sucedió ayer.—Dormí tarde — dijo somnolienta —¿podemos hablar luego? — en respuesta Olivia la despojó de las sábanas y Sídney se quejó.—Tengo curiosidad y no puedo esperar — la tomó de las manos y la obligó a incorporarse. Sídney abrió los ojos.—Te odio ¿lo sabes no?—Venga levántate, ya me odiarás después.Sídney se rindió y se puso de pie llevando hacia atrás el pelo que tenía desordenado.—¿Me permites al menos lavarme la cara?—Mientras no tomes todo el día, por supuesto — le sonrió su amiga.Sídney puso los ojos en blanco y buscó su camino hacia el cuarto de baño. Se miró al espejo, se lavó la cara y se cepilló los dientes. La noche de ayer ha