Daniel estaba en su salón con las manos apoyadas en su frente, desde que sabía que nada en su vida parecía ser lo que se imaginaba estaba alterado. Su cabeza daba vueltas y no podía dejar de pensar en todo lo que le había pasado desde que conoció a Sídney y Nicolás. Debía haber sospechado que había algo raro en ellos, se había sentido atraídos hacia ellos desde la primera vez. ¿Qué es lo que escondían? ¿por qué no podían decirle la verdad? ¿qué estaba pasando?
Se puso de pie y dio vueltas de un lado a otro del salón, llevó las manos a su pelo, estaba evidentemente frustrado, no le gustaba la incertidumbre, ni saber que todos sabían de él pero él no recordaba nada sobre sí mismo desde aquel misterioso accidente. Por cierto, Sídney le había tocado la cicatriz de la frente lo que significaba que también debía saber sobre ello. Con toda la furia y la impotencia que sentía arrastró casi todo lo que había en la mesa haciendo que se cayera al suelo mientras pegaba un grito de furiAl día siguiente Sídney seguía igual, estaba triste. Había intentado contactar con Daniel, pero este no respondía a sus llamadas ni a sus mensajes. Olivia había intentado animarla, pero no había conseguido que saliera de su cuarto desde la mañana, ni siquiera había comido, no tenía ganas de nada. Olivia había tenido que coger su móvil para contestar los mensajes que le dejaba Damon.Nicolás no aguantaba más esa situación así que en la tarde cogió su abrigo y le pidió las llaves del auto a Olivia.—¿Para dónde vas?—Vuelvo en seguida.Cogió las llaves y se subió al auto. Lo puso en marcha y condujo hasta la casa donde vivía Daniel, dio un suspiro y continuó su camino. La ciudad estaba vestida de fiesta, dentro de unos días se celebraría la navidad. La gente que pasaba por la calle se veía alegre a excepción de él.Se detuvo junto a la acera y miró hacía la casa preguntándose si su hermano estaría allí. Aguardó unos minutos hasta que lo vio salir de la casa
Nicolás introdujo el auto por el patio aparcándolo. Detuvo el vehículo y se apoyó contra el apoyo de la silla. Desde que había abandonado la casa donde vivía su hermano no había dejado de pensar en su madre; Seguía aprovechándose de la situación, su hermano debía enterarse de todo cuanto antes, no podía seguir llamándola mamá a alguien que nunca le importó su felicidad, no se lo perdonaría.Sídney se había recompuesto a lo largo del día, había visto que no servía de nada auto lamentarse cuando tenía una misión que la ayudaría olvidarse de todo lo malo que habían vivido esos últimos meses.Había abierto el refrigerador y sacado de él un yogur mientras Olivia que se sentaba en la mesa de la cocina le leía los mensajes que le había estado enviando Damon y a los que había estado respondiendo.Sídney cogió una cucharita y abrió su bote de yogur sobre la encimera.—¿Escuchas algo de lo que estoy diciendo? —preguntó Olivia al notarla abstraída con su yogurt, Sídney se ll
Después de cenar Sídney estaba en su cuarto revisando en su ropero lo que se llevaría, no había traído mucha ropa solo lo que había podido. Solo iban a ser dos días, tampoco era para tanto. En su mochila puso todo lo necesario como cepillo de dientes y todo lo imprescindible y lo guardó todo en su mochila. Tocaron a la puerta y entró Nicolás en la habitación, ella se volvió a verlo, traía algo en la mano.—He estado pensando —dijo —y creo que prefiero crear nuevos recuerdos con mi hermano si es necesario que ver cómo esa gente le toman por un idiota. — le entregó el cuaderno que la resultaba familiar —Quiero que le entregues esto antes de regresar y que tome él una decisión. Sé que no le gustará para nada cuando se entere de la verdad.Sídney cogió el cuaderno de sus manos, era su diario en el cual solo hablaba de Daniel; si este lo leía estaría leyendo su vida, aunque no se acordara de ella, pero si confiaba en ellos se lo creería.—¿Estás seguro de esto? — preguntó, enten
Sídney estaba detrás de él, le latía el corazón a un nivel inimaginable, se estaba preocupando por lo que él estaría pensando ahora de ella. Se había detenido, pero no se volvía a mirarla. Ella quería hablarle, pero ¿qué le diría? Debía convencer a todos de que estaba aquí por Damon. Al fin Daniel se dio la vuelta y ella no podía describir lo que había en sus ojos, parecía enfadado y decepcionado al mismo tiempo y era con ella. Se acercó poco a poco a ella, pero ella fue retrocediendo hasta que se pegó contra la pared y se quedó atrapada entre los brazos de Daniel que ahora tenía una mirada acusatoria.—¿Así que ahora sales con él? —preguntó, pero ella bajó la mirada, no podía mantenerla, no cuando la miraba de esa manera que la mataba por dentro.—Daniel…yo — susurró, pero no sabía qué decirle.—¿No hay ninguna explicación? ¿qué era eso de que vine a recuperarte y no pienso irme sin conseguirlo? —ella levantó la mirada para verlo, se le hizo un nudo en la garganta, quería
Sídney tocó la puerta del baño unas dos veces y luego la abrió sin esperar a que la aceptaran entrar. Cerró la puerta tras sí, Daniel estaba sentado en el borde de la bañera con la mano ensangrentada. Levantó la mirada y se sorprendió de que Sídney estuviera allí con él. Ella corrió a arrodillarse frente a él mientras tomaba su mano herida.—El botiquín, ¿dónde está? —le interrogó preocupada mientras él estaba ocupado observándola —Daniel, el botiquín, ahora.Daniel resopló y la indicó dónde se encontraba, ella se incorporó y abrió el armario que lo contenía. Regresó de nuevo a los pies de Daniel. Abrió el grifo y dejó que el agua recorriera por su mano permitiendo de esa manera que desapareciera poco a poco la sangre acumulada. Le secó la mano y le hizo la cura, no era tan grave como parecía. Tomó unos vendajes y le vendó la mano. Ya vendada le acarició la mano encima del vendaje, Daniel cubrió su mano contra la de ella, Sídney alzó la mirada y lo miró a los ojos, había evita
Estaban mirando la película que habían escogido. Megan tenía su cabeza apoyada contra el brazo de Daniel mientras miraba la tele. Damon en cambio tenía su mano apoyada contra la pierna de Sídney encima de la manta.Estaban concentrados en la película y cuando se daba la oportunidad la comentaban, pero eso no pasaba con Sídney y Daniel quienes sus manos no paraban de acariciarse bajo la manta sin que los demás se dieran cuenta. Ellos estaban en un mundo distinto al que estaban Damon y Megan. Por primera vez Sídney se sentía a gusto, sin preocupaciones y dispuesta a todo.Megan se levantó y se fue a la cocina a hacer palomitas. Regresó cuando estuvo listo y compartió con los demás mientras continuaron mirando la película.—Quiero que deje de tocarte — le susurró Daniel a Sídney al oído, odiaba tener que desviar la mirada a cada rato y ver que Damon seguía con su mano contra la pierna de Sídney.—¿Y crees que no me molesta que ella esté literalmente pegada a t
Sídney se quedó paralizada por un momento mientras observaba el diario en sus manos, Daniel se dio cuenta y miró igualmente lo que llevaba en las manos. No lo había abierto todavía.—Es tuyo ¿verdad? —ahora tenía curiosidad —¿De qué trata? — como la primera vez, le parecía un libro.—Nada importante — se acercó Sídney sigilosamente a él. —¿Me lo devuelves?Intentó quitárselo, pero él se lo impidió alejando su mano.—¿Por qué te da miedo que lo vea?—Te prometo que lo harás, pero ahora no, créeme.—Entonces tiene algo que ver conmigo.Intentó abrirlo, pero Sídney se lanzó hacia él en un intento de arrebatárselo, pero acabó sobre él y no tuvo fuerzas suficientes para alejarse, su mirada había quedado atrapada con la de él. De un solo movimiento Daniel consiguió que ella estuviera bajo él.—¿No deberías estar con tu prometida? En cualquier momento puede despertarse y notar tu ausencia.—Dudo que eso pueda suceder — apartó un mechón de su pelo —, siempre
Sídney miró la hora en su móvil, daban la una de la madrugada y hacía un par de horas que Daniel había regresado a su habitación.Se levantó de la cama, llevaba puesto su pijama y unos calcetines, cogió un jersey y se lo puso encima por el frio. Ató su pelo en una cola, sacó una llave USB de su mochila y lo guardó en el bolsillo del jersey, cogió su móvil y le marcó a Nicolás quien tardó un poco que contestar.—Sídney — escuchó que le decía con esa voz ronca, acababa de despertarse.—¿Te he despertado? Te necesito.—No importa, dime ¿va todo bien?—Por ahora sí, todos están durmiendo y voy a entrar en el despacho de Damon.—¿En serio? — ahora estaba más atento — por favor ten mucho cuidado.—Por su puesto que lo tendré —se acercó a la puerta y la abrió. Miró a los lados del pasillo, estaba a oscuras. —Todo está en silencio.—Está bien, y procura no colgarme, quiero saber cómo te va todo, por si acaso.—De acuerdo.Sídney salió de la habitac