—¡¿Dónde se encuentra Roksana cuando la necesitamos?! — exclamó el hombre ya fuera de sus cabales. Luego de respirar con lentitud logró tranquilizarse. —Al parecer todas las amenazas se han agolpado en contra nuestra ¿Qué deberíamos hacer? — El desconcierto estaba presente en el comandante, lo cual, de cierta manera, molestaba a Taylor, pues no solo era el presidente el que estaba secuestrado, sino también su padre.—Señor, espero que no me vaya a tomar como una persona imprudente o irrespetuosa; sin embargo, si no lo digo yo, lo dirá alguien más… — susurró con un tranquilo tono de voz mientras esbozaba una pequeña sonrisa —¡¿Quién es el comandante aquí?! ¡¿Usted o Roksana?! — soltó de un grito. —Usted es
En otro punto de la casa, el presidente se encontraba dormido, no lo habían bajado de aquella cama de tortura, debido a que todo debía parecer lo más real posible. A su lado se encontraba Nathan, el cual se había mantenido en silencio desde el momento en el que cruzó miradas con el presidente, buscaba mantener su identidad en secreto y eso haría mucho más divertido a su personaje.—¿Desea tomar algo, señor? — preguntó una joven con traje negro, llevando un poco de refresco a su «jefe». Todos estaban bastante centrados en sus papeles, lo estaban tanto que por poco olvidaban que debían mantener la calma, al final de cuentas, todo esto era una simulación para desviar la atención de Ivanov.—Siento que el ambiente se puso un poco más tenso
—¿Lo que tanto veo en ti? — preguntó la chica en un dulce tono de voz —honestamente, lo que más veo es ese enorme moco que está a punto de salir por tu nariz — dijo de manera seria en el tono natural de su voz. Debido a las palabras de Roksana, Nathan se separó de ella rápidamente y comenzó a limpiar su nariz, eso hasta que su cerebro pareció trabajar una vez más y reconoció que no se trataba de la voz de Verónica.—Dime… ¿Quién eres? — preguntó poniéndose en posición para luchar. —Espera… ¿Roksana? ¡¿Cómo lograste entrar?! — cuestionó bastante molesto, hizo una pequeña rabieta como si se tratara de un niño chiquito.—Ya lo sabes…
El silencio se mantuvo hasta que Petrova llegó al lugar, detrás de él, venía Taylor con pasos acelerados, las ansias de asegurarse con sus propios ojos de que su padre, el presidente, se encontrara a la perfección eran mucho más grandes a comparación de conocer el plan. Por lo que, corriendo a la dirección a la que Verónica lo guiaba, fue en busca del hombre, sin observar a ningún otro punto.—Agente Petrova — saludó Roksana al encontrarse cara a casa. —Debemos hacer que el presidente cambie su posición, de manera que ni siquiera el equipo estadounidense de búsqueda lo encontré — sentenció con seguridad. Petrova asintió con una muy diminuta muestra de sonrisa. —¿Sabe a qué parte me refiero?—En efecto,
—¿Estás bien? Estás casi del color de un papel higiénico — susurró Isabella observando a la chica y dirigiendo su mirada al mismo punto que veía Roksana; a pesar de eso, no logró ver nada más allá de una calle vacía. —quizá estás cansada, deberías sentarte un momento, yo cuidaré a los niños y los contaré por ti.La joven no le llevó la contraría a su compañera, al parecer ella estaba sufriendo las consecuencias de no haber dormido adecuadamente durante esos últimos días trazando un plan para atrapar a Ivanov, sin embargo, cada vez que pensaba haber tenido uno, se le ocurría una manera para escapar de él, y si a ella se le ocurría, lo más probable era que a su padre también. —Que te quede claro que he aprendido de la mejor — señaló con esa sonrisa radiante de niño chiquito, —por favor, dime dónde está el presidente, de esa manera podré saber algo que Taylor no, y podré descansar de haber tenido que masajear sus pies a cambio de nada.—El señor Johnson se encuentra en medio del bosque, cerca de la casa del agente Petrova, de esa manera será muy difícil encontrarlo incluso con los sensores de calor — una sonrisa satisfecha se posó en los labios de la joven. —Ahora sí, dime qué es lo que lograste sacar de las instalaciones del grupo de mi padre.Nathan se dio media vuelta y esculcando en medio de los cojines, sacó un pendrive —esto lo logré sacar del bolsillo de uno de los hombres que estabCapítulo 88 – lo que Ivanov realmente quiere
Los segundos seguían pasando rápidamente sin que el señor Johnson dijera algo, aquella pregunta lo había tomado por sorpresa; a pesar de que fuese difícil de creer, en ningún momento Nicholas había llegado a reflexionar acerca de lo que sucedería si los dos se encontraran frente a frente. La muerte de Bella fue uno de los peores crímenes que Ivanov podría llegar a cometer.—Él sigue siendo el padre de Roksana ¿Cree que sería capaz de hacer algo en su contra? — Las palabras que salían de los labios del presidente, no denotaban la seguridad que se requería, era como si meditara a través de cada una de sus palabras.—Así que ¿Decide dejar que él acabe con usted, antes de hacer algo para defenderse? — El ceño de Petrova se frunció levemente, no esperaba una respuesta de ese tipo por parte del dirigente de una nación. —Todos, en algún momento, debemos ser egoístas. Este es ese momento, si no actúa, Ivanov no solo terminará asesinando al presidente de los Estados Unidos, sino al resto de su
Roksana había ignorado por completo cada una de las palabras de su compañero, la sed de poder vengar la muerte de su madre estaba recorriendo cada parte de su cuerpo, su interior estaba convencido de que dentro de un par de días lograría terminar con la existencia de ese hombre que había arruinado su propia familia; además de eso, sería una de las maneras que ella tenía para agradecerle al señor Johnson de haber cuidado de su madre durante el tiempo en el que ellos pudieron estar juntos.—¿Me estás escuchando? — Masculló Nathan un poco ofendido mientras sacudía su mano de un lado a otro, con la intención de llamar la atención de su compañera. Ella parecía estarlo ignorando, lo cual lo llegaba a molestar un poco, cuando la verdad era que la mente de la joven se encontraba luchando contra sí misma.Una parte de ella estaba cegada por la sed de venganza que su padre mismo llegó a sembrar en su interior, y la otra, estaba intentando hacer razonar a su contraparte, de que, de una manera u