El tiempo corría a pasos agigantados y por más que no quisieran separarse, debían apurarse antes de que algo se interpusiera en el camino de la joven. Ella con suavidad posó sus manos en el pecho de Taylor, haciendo que, con un pequeño empujón, ambos se separaran. —Debo seguir empacando — susurró dando un último y fugaz beso en la mejilla del mayor. De camino al Aeropuerto, Nathan mantenía el silencio, habían compartido bastante tiempo juntos e incluso, para Sharon era difícil aquella separación, veía en Nathan un hermano al que cuidar, aunque en muchas otras ocasiones, él no dudaba en protegerla. —Hey… no te pongas así, ya saber que regresaré pronto. No he muerto hasta ahora, así que es poco probable que lo haga, esta vez — susurró acariciando la mano de su compañero. —Eso no es lo que dijiste hace unas horas — se quejó como si fuera un niño chiquito —Dijiste que había un cincuenta por ciento de posibilidades de que mueras en esto — le dedicó una última mirada. —Por cierto, ¿Por qué
—Leí las cartas — respondí sin ser específica, si mi superior sabía de qué cartas hablaba, sería la prueba de que ella había sido la persona que las llevó hasta el señor Johnson. Sí, sería la manera más sencilla de averiguarlo. El rostro de Kyra se mostró un poco asombrado, sus ojos estaban fijos sobre mí, elevé mi mirada y el coronel estaba caminando en nuestra dirección. Instintivamente, me coloqué de pie y saludándolo con formalidad, ingresé a la oficina detrás de él. La mirada del coronel estaba sobre mí, como siempre, se sentía ese muro que nos separaba. Era mi padre, mas al mismo tiempo era una persona a la que el respeto por ser coronel, era más grande que el cariño por ser padre. No tenía recuerdos de él actuando como uno; de hecho, el primer recuerdo que tengo, es de él enseñándole a mi hermano algunas tácticas de interrogación. Nunca fue el padre que alguno de nosotros habíamos querido y, la distancia entre nosotros creció de manera gigantesca, luego de la muerte de mi madre
—¿A qué te refieres con eso? Roksana ¿Qué tienes en mente? — cuestionó abriendo sus ojos un poco más de lo usual. Ver su rostro un poco perplejo no era para nada normal, al parecer la noticia sí la había tomado por sorpresa. Hasta ahora había seguido fielmente cada una de las órdenes de mi coronel, hice cosas que por iniciativa propia jamás había realizado, y en parte, podría llegar a arrepentirme; me dejé cegar al pensar que todo lo que hacía era para el bien y servicio de mi país; sin embargo, todo lo que hice, fue para bien del orgullo de mi padre. —No quiero seguir viviendo como la hija del coronel Ivanov… y como ser su hija es algo que jamás podría cambiar, por lo menos cambiaré lo primero. Si me disculpa, iré a entrenar un poco — anuncié aclarando mi garganta. No deseaba estar más tiempo en esa oficina, sabía que, si permanecía frente a Kyra, podría terminar malinterpretando mi manera de opinar. Me dirigí a la pista de obstáculos, entre tanto yo los cruzaba, la veloz silueta de
E N L A C A S A B L A N C A La pareja presidencial, Taylor y Nathan, observaban con asombro aquellas noticias que se reproducían delante de sus ojos. La noticia de que el coronel Ivanov se había delatado a sí mismo de la muerte de su esposa, llegó rápidamente a ellos gracias a uno de sus informantes que había sido enviado a rusia tiempo atrás, esto lejos del conocimiento de Roksana. Ninguno de ellos estaba dispuesto a decir nada más, sabían de qué se trataba de la madre de Sharon, de la que desconocían aun así su nombre. De un momento a otro, el celular del presidente comenzó a sonar, en la pantalla revelaba un número desconocido; sin embargo, a juzgar por el código que precedía el número celular, se dio cuenta de que la llamada se realizaba desde Rusia. —¿Diga? — cuestionó el hombre con la esperanza de que se tratara de Roksana. Sin pensarlo dos veces puso la llamada en altavoz, los que estaban a su lado, tenían el derecho de saber que ella se encontraba bien. Su sorpresa fue
Una confusa sensación recorrió el cuerpo del presidente, por una parte, se sentía aliviado de tener alguna noticia esperanzadora cerca de Roksana; sin embargo, esa pequeña parte era aplastada por la incertidumbre de no saber si ella continuaba viva o no. De alguna manera podría comprender el motivo que la había llevado a tomar esa decisión, no estaba de acuerdo; ella cambió el plan a última hora, esa era la razón por la que no llegó al lugar acordado, pero, si lo pensaba de una mejor manera, ella no tenía posibilidades de salir por algún otro punto. —¿De qué trata la carta? Debo admitir que no la abrí, a pesar de que realmente deseaba hacerlo — susurró Kyra desviando levemente su mirada, ella no deseaba ver algo que no le pertenecía; pero se trataba de la joven que durante mucho tiempo cuidó y que vi crecer. —¿Dice dónde puede estar? ¿Tiene algún tipo de información al respecto? — preguntó con un poco de esperanza. —Al parecer, ella no estaba segura de si iba o no a sobrevivir. El he
Esa misma noche, Taylor había recibido un mensaje de un número desconocido. A pesar de que se sintiera un poco extrañado por haber sido citado a un lugar bastante lejano, era más, una casa que quedaba casi a las afueras de la ciudad. Una sensación de que podría tratarse de Sharon, debido al gusto extraño que ella había mostrado por esos ambientes macabros, recorrió su cuerpo. Condujo por un par de minutos deteniéndose frente a esa gigantesca casa. Parecía como si estuviera en una escena de película, sí, un escalofrío recorrió su cuerpo, todo alrededor estaba completamente oscurecido, solamente había un pequeño destello de luz en el interior, la puerta estaba entreabierta, por lo que entrar ahí fue mucho más sencillo de lo que parecería. Sus pasos resonaban en la habitación mientras se adentraba a la casa, a pesar de que tuviera la sensación de que se trataba de Sharon, él tenía su cuerpo preparado para responder en cualquier situación que se presentara. —¿Hay alguien aquí? — preguntó
Taylor regresó al vehículo y condujo hasta la Casa Blanca, durante todo el camino no pudo sacar de su cabeza la voz de Roksana, él intentaba por todos los medios distraerse, pero nada le funcionó. En medio de la cena junto con sus padres, el silencio se había vuelto habitual, no había noticias del regreso de Sharon y todos desconocían si estaba con o sin vida, de igual manera, la esperanza que inundaba sus corazones seguía ahí. Por más que las dudas y las probabilidades dijeran lo contrario. «No se encontró su cuerpo» se respetan con constancia, lo que significaba que no era seguro que ella hubiese quedado a la deriva en el mar. Para proteger la identidad de Kyra, ella permanecía en un hotel, según los planes estaría en el lugar un par de días más, para por fin regresar a Rusia, el cambio de coronel había sido una noticia justa para todo, pues… Si un hombre era capaz de lastimar a su familia, ¿Cómo podría cuidar a una nación? La asignación se haría dentro de una semana, tiempo en el c
Ambos habían llegado al restaurante y habían hecho sus respectivos pedidos. Los ojos de Taylor no se despegaron ni por un segundo de sobre Roksana, algo dentro de él le decía que ella era Sharon, y que, aún ella no revelaría su identidad, quizá, ella debía pasar desapercibida debido a lo sucedido con el coronel, pero ¿Realmente qué estaba sucediendo? —¿A qué se dedica, Ammm… Taylor? — cuestionó llevando un poco de su comida a la boca. No quitaba la atención del joven que se encontraba al frente de ella, su mente intentaba descifrar en dónde más había visto su rostro, se le hacía realmente familiar, pero no sabía con exactitud en dónde. A pesar de todo eso, existía algo que le producía la necesidad de saber quién era, deseaba conocer mucho más acerca de Taylor; aunque no pudiera explicarse el por qué. —Soy militar — sonrió sin darse cuenta, su corazón se sentía de la misma manera que cuando estaba junto a Sharon. Las dudas que él tenía, lentamente, se iban desvaneciendo. —Usted me dij