La reunión avanzó normal, con tanta formalidad de parte de Collette que me sentí tan fuera de lugar con ganas de retroceder en el tiempo y haber aprendido o buscado muchas más palabras que me ayuden a expresarme correctamente. Es que no encajo aquí, hasta mi tío lo sabe.
¿Cuándo en la vida llegue yo, la que accidentalmente le cortó el cabello a una compañera en primaria, a ocupar tantos modales y ser tan elegante? ¡Jamás!
Hablaba cuando era necesario o se referían a mí directamente, cosa que en muchas ocasiones me distraía. Estoy haciendo la mejor actuación de niña bien portada, posible y aun así siento el nerviosismo de mi tío como si fuera un huracán llevándome por los cielos. ¿Tanto desconfía de mí?
—Entiendo que has iniciado tu año escolar ¿Te sientes segura que no habrá problema alguno en hacer este cambio repentino?
Me quedo unos segundos analizando lo que me dijo... ¿Qué pasa si digo que no? ¿Estaré tardando mucho en responder? ¿Me regresaran? ¿Y si digo que sí y me meten con todo al estudio?
No es algo nuevo para mi irme abruptamente de un colegio y empezar en otro, a mitad de mis estudios. Claro que no es algo fácil, pero puedo adaptarme. Además, traigo un cuento de hadas instalado en mi celular, no hay problema.
Mi tío se aclara la garganta tan disimuladamente para decirme que responda bien o me colgara de las orejas.
—No, no tengo problema ¿Por qué? ¿Hay diferencia entre la educación normal y la real?
Collette sólo inclina la cabeza con una sonrisa de esos labios muy bien perfilados ¡Es que quiero madurar como ella! No saben la vibra que transmite esta mujer, su cabello corto completamente liso, su traje gris sin arrugas y unos ojos verdes tan cálidos.
Los tres nos reímos nerviosamente. Miro a mi tío y me sorprendo al ver que se había sonrojado. ¡Incluso agachó su cabeza muy tímido! ¿Será?
Los veo, primero a Collette, luego a William y viceversa. Ahora entiendo. Antes de que Collette retomará la palabra alzó la mano nerviosa para preguntar algo, es de mala educación interrumpir a la otra persona ¿no?
—Si, Mademoiselle, Raquel
¡Uf! ese francés.
—¿Usted es casada, Collette?
Mi tío por poco y escupe el agua que estaba bebiendo, dándome una patada por debajo del escritorio.
¡AUCH!
—Aún no he tenido la oportunidad de vivir la experiencia, pero tampoco soy rival de la idea— me brinda una sonrisa sonrojándose un poco antes de tomar algunas carpetas — D'accord, retomando el tema, en nuestro cronograma de estudio detalla claramente las materias que deberías estudiar según tu grado de escolaridad y según recuerdo no deriva tanta diferencia o ¿sientes que es mucho para ti? —mi mente se queda procesando la información.
¿Es francesa? Su acento es tan hermoso ¿Lo anterior fue una indirecta? Me parece que William ya me está presentando a mi nueva tía...lo que me lleva de regreso ¿Porque no viste el simple folleto, Raquel? Me reclaman mis dos neuronas, la inocente y la malvada. Estoy tan perdida en esta entrevista.
Vuelvo a procesar todo lo que me había dicho analizando cada palabra sin lograr obtener un poquito de conocimiento acerca de lo que dijo.
—Me siento lista, señorita— sonrió sin idea aun de porqué dije eso.
—Parfait. Mi secretaria, la señorita Vaughan, te dará un breve recorrido y te llevará a las instalaciones de nuestra escuela en mi lugar. Conversare los últimos detalles con tu tío ¿Te parece la idea?
—Si, por supuesto. Quédese tranquila con él. Fue un placer, Collette—agrando mi sonrisa como el gato de Alicia en el país de las maravillas. Me levanto de mi silla tratando de no tropezar en el intento.
Ella me tendió la mano, la cual estrechó, apenada. Preguntándome qué estará pensando de mí. Le prometo ser una buena sobrina.
Le doy una mirada rápida a mi tío, sin saber muy bien lo que estoy haciendo, pero si lo que le diré cuando lo vea después.
Al salir de la oficina pude sentir como mis pulmones al fin funcionaban, pero mi nerviosismo crecía aún más. La secretaria me recibió con una elegante sonrisa, radiante de felicidad.
—Hola— le digo retorciendo mis dedos.
—Acompáñeme por aquí, señorita Blake.
Ella se dirige hacia el pasillo por donde ingresamos, llevándome a otra sala o edificio, así lo sentí al recorrer tantas habitaciones. De pronto mi mente comenzó a volar ¿Habré empacado la ropa correcta? Llevo mis manos instintivamente a mi cabello...debí bañarme dos veces, por si acaso. Y mis uñas. ¡Ahhh!
Salimos del palacio por una clase de puerta trasera, la verdad no sé qué puerta es trasera o delantera, lateral o que, porque todo esto parece un laberinto.
Llegamos a un jardín hermoso, lleno de fuentes y rosales. Fue lo único que logré observar antes que el sol golpeara mi cara con intensidad.
—Esta es una ruta de acceso a la escuela, está anexada junto a unos de los jardines del palacio. Es prohibido para usted ingresar a los aposentos del palacio sin autorización real o de Collette.
Asiento con mi cabeza tratando de tapar mi rostro con mis manos. Quiero correr para terminar de bajar estos escalones y librarme de este sol molesto. Pero ¿sería de mala educación dejarla atrás mientras me tomo la delantera?
—Tengo entendido que su familiar ya notificó las medidas para su uniforme, el cual estará en dos horas en su habitación— Vaughan se detiene en medio de la escalinata justo en el mejor momento posible, anota algo en su tableta y dirige su mirada hacia el gran edificio que nos espera después de cruzar esos arbustos ¿Como qué habitación? ¿Viviré aquí? — ¡Oh! Está de suerte, señorita. Si voltea por allá podrá ver al príncipe y su madre, no podremos acercarnos.
¿Qué hay que? Volteó inmediatamente olvidándome paulatinamente del sol rostizando mis ojos y tropezando con la alfombra, doblándome el pie por el giro dramático que hice.
—¡RAQUEL! — grita Vaughan al ver que quedó en el aire a punto de rodar por los escalones. ¡Ay, que me va a mirar la reina y su hijo!
Consigo tomarla del hombro haciéndola tambalear a ella también, siento como toda la gravedad de este bendito planeta me arrastra para que caiga de trasero en el suelo. A Vaughan le vuelve a dar otro paro cuando ve que ahora su tableta también está en peligro de caer junto conmigo. ¡Ayuda!
Mi dignidad está pendiendo de un hilo ahora mismo.
En los últimos microsegundos que estuve sosteniéndome de un ser humano en tacones y una tableta más costosa que mi pulmón, pude ver como un señor con traje se aproximaba a nosotras con charola en mano. Al igual que varios pasos del equipo de seguridad como a millares de distancia, con la esperanza compartida de que llegaran antes de que besáramos el suelo.
Pero fue muy tarde.
—Ya me fui— Es lo último que digo cuando ya estoy cayendo. El pobre señor reacciona rápido atrapándome en el aire, pero botando su charola junto con todo lo demás— Ay, discúlpeme—le digo al ya sentirme a salvo.
Si tuviera unos años menos hasta podría ser romántico.
—¿Estás bien? — pregunta Vaughan con dos tipos de seguridad sosteniéndola por los hombros y ella abrazando su tableta. ¿Cómo no te caíste con esos tacones, mujer?
—Si, gracias— vocalizo entre risas. Hasta que recuerdo ¡El príncipe y la reina!
Volteo aun en los brazos del señor, escondida del sol y capaz de observar con claridad sus siluetas a los lejos.
Me pongo en pie agradeciendo a mi salvador y mirando disimuladamente a la familia real. El señor se agacha al mismo tiempo que yo. Lo menos que puedo hacer es besar sus pies y ayudarle a recoger las cosas mientras trato de verle disimuladamente el rostro al dichoso príncipe, sin que él me vea a mí.
—¿Desea llamar la atención del príncipe? — me desconcentra el señor calvito.
—No diga eso, usted. Perdóneme fue un accidente.
El señor se levanta, voltea y luego me dice.
— Efectivamente está viendo para acá. Y eso que usted es joven, señorita, yo ya tengo cincuenta años y tengo mejor visión que usted.
Me quita su charola y me deja abandonada sin poder gritarle.
¡No me diga ciega, señor!
—Esta es tu habitación, un guardia siempre estará en la entrada del edificio de señoritas, las luces se apagan a las ocho de la noche, no necesitarás mayor vestimenta que tu uniforme el cual puedes m****r a lavandería. En unos momentos se incorpora contigo la duquesa Ekaterina, te dará un recorrido por la escuela y te explicara más detalles— todo lo dice de una forma fría aunque cordial. Pude jurar que saltó de felicidad al notar que al fin podía dejarme por mi propia cuenta antes que le cause más accidentes. Vaughan se despide dejándome sola en la habitación. Y para empezar, esto está mejor que toda mi casa. Según entendí después de irme corriendo d
De todas los colegios a los que he ido y lastimosamente he tenido que irme, está por seguro es la mejor de todas. —¡Es un maldito croissant! Incluso eso, no se que es eso pero se ve delicioso— No puedo despegarme del vidrio, tienen como cinco platillos diferentes y no se diga las bebidas— Espera ¿tienen postres? En mi otra escuela el postre que nos daban eran barras de granola más pequeñas que mi dedo pulgar. —Entonces goza los nuestros ¿Como no íbamos a tenerlos? Están justo al lado de las bebidas. Ve tú y pídeme un platillo de frutas por favor, yo me encargaré de aquí. Emocio
Sabía que mi fin estaba a punto de llegar, lo he sentido muchas veces pero no se porque esta se siente peor. La verdad no se que hice en ese momento, me equivoqué en incitar ese accidente, debí haber soltado el plato de frutas. Me demandará o peor, me deshonrare de alguna manera o mandará hacer una cosa mala de la realeza para tachar a los de mi clase como los lunáticos del desastre. Es que algo así espero, si una vez un director quiso enviarme hasta a un psiquiátrico pues no me sorprende que ya me tengan como un delincuente en este país. Dios, mándame un ángel para suplantarme o conviérteme en hormiguita más fácil.-Entiendo que eres un caso especial en esta escuela ¿no?Me sorprendo cuando la reina habla delante de mí. No se
No puedo parar de correr hasta llegar al comedor y encontrarme con Collette en la entrada. Tomo bocanadas de aire a cómo puedo y trato de desenfrenar mi corazón. ¿Qué acaba de pasarme? No se si decirle a ella lo sucedido o hacer como si nada y aceptar que nunca en mi vida pasare por ese pasillo endemoniado.-Justo a tiempo, termina tu castigo igual que todos, nadie se irá del comedor hasta que cada grano de arroz y gota estén fuera del suelo y paredes- ella me tiende una manta pequeña- luego ponte tu uniforme y te espero en mi oficina.-Madame- digo en un suspiro. Prefiero la opción dos, creo que si respiro de más de seguro me ganaré otro castigo, su mirada supera a la de mi mamá. Odio correr, soy pésima para eso, no puedo terminar de subir unas escalera
Después de ponerme el uniforme y pensar bien lo que me dijo Collette, las ganas de encerrarme en mi habitación y decir que estoy enferma crecen más a medida que pasa el tiempo. Pero la curiosidad me mata, no puedo controlarla...solo sale y listo, apártense que allá va.Ya es tarde, pronto se hará de noche, aún no han llegado mis compañeras y debo de seguir esperando a Tamira para una breve conversación. Tengo el horario de clases en las manos y no puedo evitar arrugarlo de lo nerviosa que estoy. ¿Como puede ella llevarme a una cena con personas tan importantes?Unos toques en la puerta me distraen haciendo que, por casi de un grito del susto, con lo sucedido en el pasillo no me sorprendería que la puerta del baño se abriera sola.
Una infinidad de platos recorrieron la mesa y no puedo negar que cada uno de ellos estuvo extremadamente delicioso, eso sí, no pude evitar dudar que tenedor era para que plato y que vaso para el otro así que tome los que creí conveniente y listo, feliz provecho.Memorice algunos nombres de las personas en la mesa, se la pasaron hablando de negocios, supongo y cosas que no entendí por estar haciendo el delicioso con mi comida.Tomando mi copa de vino, ah. Ya quisiera, en realidad es agua. Pero tomando mi copa de vino con sabor a agua veo al príncipe, trato de ver más allá de la oscuridad para distinguir al menos el color de su cabello, puedo notar que su mandíbula es muy cuadrada, pero nada más, si quiera su nariz o algo.No
-Está bien, solo un vistazo rápido y nos vamos como si nuestra vida dependiera de eso ¿entendido? - me abraza con entusiasmo antes de tomar mi mano y arrastrarme hasta la oficina de Collette. Yo siempre dejándome arrastrar por la desgracia.Me admiro bastante que no había nadie cerca, la puerta estaba entreabierta y se podía sentir que hemos llegado en el momento justo donde quien sea que estuviera aquí, ya no esté. Tamira se veía muy experta en todo eso.Haciendo el menor ruido posible y sin la necesidad de hablar, Tamira se quedó por el sofá vigilando hacia la puerta, mientras yo buscaba el botón detrás de la estatua. Ni los ladrones de banco tienen esta coordinación.- ¿Que pasar
Veo la cara de susto que trae Tamira y caigo en cuenta que debo de hacer algo. No puede ser que nos este pasando esto, como si a robar hemos venido. No creo en eso de que no nos pasara nada, tengo un millón de anécdotas la cual incluyen ese mismo trato y con un final no tan bonito.Ella hace una reverencia que imitó ante la mirada confusa del príncipe, mi curiosidad quiere verle el rostro, pero me da vergüenza, una cosa era verle como tonta en la oscuridad y otra a plena luz del día. Al menos un objetivo hemos logrado, no es una fotografía, pero ¿Quién más de la escuela lo ha visto a el en persona? Que dichosas pero odiadas por el destino somos.-Lo siento mucho, su alteza real- le digo incapaz de levantar la vista intimidada. En que estábamos pensando, ya siento