Antes de irme a dormir, revisando la galería de mi celular me encontré con una fotografía del día de nuestro matrimonio.

Recuerdo las risas de ese momento con cierta nostalgia, como olvidar la gran felicidad que se extendía por todo mi cuerpo de tan solo ver en los ojos de Kiara ese brillo tan intenso como el titilar de una estrella en el cielo.

— Me has hecho la mujer más feliz del mundo, del planeta de todo el universo. Te amo, Santiago —Me dijo susurrandome al oído dándome un pequeño mordisco en el lobulo de la oreja derecha —.

La tomé por la espalda y le di un fuerte abrazo.

— Te imaginaste este momento tantas veces, ciertas ocasiones dudaste y bañaste tus esperanzas con incertidumbre. Te decía que permitieras a la vida seguir su camino que si está escrito permanecerán nuestros destinos juntos, unidos.

— Era muy fácil para ti con tu optimismo, pero para mí no. Me preocupaba que cambiarás de opinión, que conocieras a otra chica y me abandonaras con todo mi amor y mis ilusiones o