Santiago inicio la búsqueda como si no existiera mañana, se desesperó tanto que un pésimo sentimiento de culpa lo invadió al haberse distraído conversando con una mujer de la tercera edad que le contaba los secretos para ser feliz que había aprendido de una raza indígena llamada los Wayúu situados en la península de la guajira al norte de Colombia y al noreste de Venezuela en el estado Zulia. Me acerque a los niños que estuvieron jugando con Tifany para interrogarlos y obtener alguna pista e indicio que fueran de utilidad para dar con su ubicación. Una de las madres que se hallaba sentada en uno de los bancos cerca de la peletería noto mi angustia y se aproximó a mí para ofrecerme su ayuda. Santiago me entrego el teléfono en caso tal alguno de los dos la localizaba poder comunicarnos al instante, explore la galería de mi móvil para mostrarle una foto de Tifan
― Las ruedas del auto girando van, girando van, girando van, las ruedas del auto girando van por toda la ciudad ― Cantábamos los tres como un impecable coro de regreso a casa luego del terrible susto que Tifany nos había hecho vivir.― ¿Tifany, cómo dices que se llama tu nuevo amigo? ― La interrogó Santiago.― Se llama, Alejandro es hijo único, su papá es dueño de una ferretería y su mamá una linda repostera. Les voy a contar un secreto ― Susurro Tifany en voz baja.―. Me prometió que para mi cumpleaños le dirá a su mamá que me preparare un pastel de fresa con chocolate ―Dejando escapar una tierna sonrisa―.― ¿De verdad? ― Dijo Santiago con cara de sorpresa.― Sí, papito, no olvides escribirle al número de teléfono de su papá para que me llame.No estaba de acuerdo con la idea que el tal Alejando, ahora nuevo mejor ami
Eran las 6:30 a.m. cuando revise el celular, me levante de la cama porque mi cuerpo fue atacado por unas catastróficas ganas de hacer pis, seguro por la exagerada forma que me tome cuatro vasos con jugo de fresas que Santiago había preparado para acompañar la cena. Lo observe antes de salir de la habitación, lucia tan atractivo y corpulento como en nuestra primera noche de bodas. De camino al baño aprecie que la puerta de la habitación de Tifany estaba entre abierta, un zapato deportivo había impedido que cerrara completamente, lo empuje con el pie hasta orillarlo a la pared y cerré suavemente la puerta para no producir un ruido que despertara a mi pequeña princesa y así me encamine hasta el baño. ― Top, top, top, top, top. ― ¿Mi amor estás ahí? ― Si cariño, me conoces y sabes que tengo el hábito de asegurar la puerta. ― De asegurar todo querrás decir. ― ¿A qué viene eso? ― Sal de ahí y te doy un beso. ― ¿Me estás tomando el pelo a tempranas horas de la mañana? ― No te tomo
Una vez terminado de desayunar, Santiago se acercó a mí para besarme la frente y despedirse. Tomo su maletín para irse al trabajo.— Confió en que no haz hecho trampa y que aún no has leído la carta.— Te lo prometí, la leeré cuando te vayas.Quedando sola en la cocina, me levante de la silla recogí los platos, los vasos y los lleve al fregadero. Deje todo en orden en la cocina, soy ese tipo de mujeres que le encanta ver todo limpio y en su lugar. Las pocas discusiones que tenía con Santiago siempre eran porque él tendía hacer un poco desordenado, pero del resto no era mal de morir, en todos los sentidos era un excelente hombre y que honrada me sentía de tenerlo en mi vida. Respiré profundamente, a pesar de lo maravillosa que pintaba la mañana volví al presente hasta que caí en cuenta que tenía en mis manos el motivo de
Ocasionalmente giraba la cabeza para asegurarme que Santiago no estuviese jugándome alguna broma y apareciera repentinamente tomándome desprevenida. Desde que nos conocimos ha sido un hombre puntual y nunca le ha gustado llegar tarde ni a sus reuniones ni mucho menos a una cita conmigo que soy su esposa. Un mesero del restaurant se acercó a mí y me entrego una tarjeta decorada y una preciosa rosa roja.— Esto es para usted, señora Kiara.— Gracias, eres muy amable. — Le regalé una sonrisa—— Me retiro.Cuando revise la tarjeta detecte fácilmente que la letra con lápiz rojo era de Santiago y decía:Espérame en la mesa número diez.Camine hacia la mesa despertando la mirada de las personas que estaban allí, la mesa diez se encontraba en un lugar alejado de los demás clientes, la luz era suave y tenue. Tres chi
Era un hotel lujoso cada habitación tenía su garaje privado, Santiago bajo del auto y dió la vuelta para abrirme la puerta como todo un caballero. Baje con cuidado y me tomo por la cintura para rozar con sus labios cálidos mi barbilla. Abrió la puerta trasera del auto para bajar lo que había traído. — Sígueme, no pienses en nada más que vivir está noche con intenso placer. Me abrazo por la espalda, recargándose sobre mí para hacerme sentir lo mucho que me deseaba, su miembro duro hizo que ni mano lo buscase nerviosamente, pero el evito que lo tomara. Me estremecí cuando paso su lengua por mi cuello. Quise desnudarlo en ese momento pero no quería mostrarme ansiosa... Sus palabras sonaban en mi cabeza como una canción pegadiza "No pienses en nada más que vivir está noche con intenso placer". El no paraba de mirar mis senos, yo me encontraba desesperada porque hiciera todo lo que tuviese en mente con ellos, esa noche me convertiría en su esclava y accedería hacer
— Eso ha sido trampa, Alejandro, regresa y patea de nuevo la pelota. — Expreso Tifany molesta. —.— No ha sido trampa, no digas mentiras que tu mamá está allí como parte del público y podemos preguntarle.— ¿Mami, mami verdad que Alejando hizo trampa? — Se acercó a mí agitándome la pierna exigiendo atención. —.Desde muy temprana edad Tifany aprendió que no nació para perder, siempre quería ganar en todo y no era flexible consigo misma cuando las circunstancia le cantaban una derrota, todo el tiempo se esforzaba para intentar vencer, hecho que Santiago y yo le aplaudimos por esa dedicación de aspirar hacerlo bien, sin embargo nos preocupaba muchísimo su poca tolerancia a las derrotas, los comportamientos de irritabilidad y enfado cuando no alcanzaba sus objetivos, si le exponía que Santiago no había
― Buenas tardes, se encuentra Santiago. Mis ojos hicieron un estudio rápido y analizaron a la mujer que tenía frente a mí, una mujer alta, delgada, rubia de ojos miel, pestañas largas, caderas anchas, senos pequeños. Para ser sincera vestía con mucha clase, elegancia y diría que impone una presencia completamente atractiva. ― Disculpe, ¿quién es usted? Yo soy Kiara la esposa de Santiago. ― Un gusto conocerla Kiara, mi nombre es Linora ― Tendió la mano para saludarme― Yo soy la madre de Alejandro y he venido a recogerlo. Stop, stop ¿Era posible que Santiago me haya mentido? En serio no comprendía nada, se supone que esta mujer debería estar entregando unos pedidos fuera de la ciudad y no aquí en la puerta de mi casa. ― Usted es la madre de Alejandro, disculpe si le robo un minuto de su tiempo para decirle que ese niño me ha platicado maravillas sobre usted, aprovecho la oportunidad para felicitarla porque verdaderamente lo ha educado con buenos principios, es un niño inteligent
— ¿Quién es esa mujer? ¿Santiago, quiero que me expliques por qué empezo a llorar cuando vio a Tifany?. Si se suponía que el día que salimos a pasear a la plaza fue ella y su esposo quienes le compraron el Tickets para que subiera alconchon Inflable. — Le hablé molesta mientras fruncia el ceño. —. — Vamos a comernos las pizzas y luego platicamos, nuestra hija está esperando por nosotros — desvío la mirada en intento de no resolver nada. Me hervía la sangre solo de imaginar que Santiago me vio la cara de estúpida en los seis años de matrimonio. Pensar que sostuvo una relación sentimental e íntima con otra mujer y quién sabe con cuántas más, es un golpe bajo y doloroso. El hombre al que con ojos cerrados le confié lo mejor de mí, a quien consideraba el mejor esposo del mundo y que con sus demostraciones de afectos enlatadas y fingidas logro sumergirme en la falsa realidad de un matrimonio feliz. Quizá esa fue su estrategia para no levantar sospechas, fingió ser inofensivo, fingió amo