Nathan
Después de que la doctora me dijera que Dani estaba bien y saldría tranquilamente de esta, la alegría que invadió mi cuerpo fue diferente a cualquiera que había sentido en mi vida. Era increíble darme cuenta de lo mucho que ella me importaba, de lo mucho que se había metido bajo mi piel e instalado permanentemente en mis pensamientos. Sabía bien que una vez que me marchara, sería muy complicado poder superar esta situación, superar a Dani y su odio hacia mí, pero por lo menos no me iba con la carga de su muerte o de haberla dejado en grave estado. El karma me llegaría tarde temprano, muchas personas salieron heridas por mi culpa, una muerta y otra quedó en el hospital, y si bien no era un número grande, se sentía como millones, porque que le costara la vida a alguien era más que suficiente.
No me dejaron verla hasta que ella despertara, ya que no era un familiar directo de Dani. Mi plan era verla mientras dormía y despedirme de ella de esa forma, era una forma
Dani —No hay nada que yo pueda decir para que las cosas cambien, Dani —me dijo, como si esa fuese una especie de excusa, una muy absurda, y que, claro, no arreglaba nada. Sentí la sangre hervir cuando terminó su oración. Solo quise pegarle. En serio me preguntaba qué tan mal de la cabeza debía estar para meterse en algo tan jodido como la mafia. Recordé lo que me había dicho de su padre, que él y su papá estuvieron metidos en algo muy malo en lo que su propio progenitor lo metió y que por eso su madre se había largado de la casa dejando solo una carta. Siempre me dio curiosidad saber qué era eso malo que pasó en su familia, y tengo que admitir que juzgué mucho a su madre por haber abandonado a Nathan y haberle causado tanto dolor, pero ahora podía decir que entendía el cómo se habrá sentido aquella mujer. Su hijo y su esposo metidos en la mafia… y ella toda vulnerable, con su vida en peligro. Ahora todo tenía sentido, las cosas habían dado un giro en
Dani—Quiero irme sabiendo que vas a estar bien, Dani —respondió. Tengo que admitir que, mi deseo egoísta y mi orgullo, quería verlo llorar.Estaba tan enojada con el universo por hacernos esto. Se suponía que ahora que ambos confesamos nuestros sentimientos el uno por el otro, las cosas entre ambos debían marchar de una manera muy distinta, se suponía que debíamos estar juntos, luchar por lo que nuestros corazones querían, pero aquí estábamos, rompiendo sin haber empezado siquiera una relación.Mi mente trajo a la luz los recuerdos del accidente que tuve con mi ex novio, Marcus, y me recordó lo mucho que me prometí a mí misma no dejar que algo así me volviese a pasar. La promesa incluía no meterme con chicos tóxicos que volviesen a intoxicar mi vida, que no me dejaría estar solo por amor. Quer&iac
NathanCaminé hacia la sala de espera a buscar a mis amigos. Las ganas de darme la vuelta y decirle a Dani que me quedaría con ella eran enormes, pero sabía que eso sería cometer una locura y volver a ponerla en peligro otra vez. Esto no solo era porque me tenía que ir, esto era porque nuestro amor no era posible. Era como esos amores imposibles que pasan en las películas románticas. Jamás pensé que debería preocuparme por algo así, jamás me imaginé en un momento así. No me gustaba para nada la sensación de opresión en el pecho. Cada segundo que pasaba, me arrepentía más de haber abierto mi corazón, porque de no haberlo hecho, esta mierda no dolería como dolía. Lo peor de todo es que esto sería un largo proceso de superación, no un malestar que me duraría un día o dos. Dani me habí
Dani—Creo que es hora de que me vaya, Dani... Mis amigos y yo debemos apresurarnos para que no nos persigan.Qué duro era que lo dijera. Quería poder detener el tiempo. Tenía tantos sentimientos encontrados. No sabía cómo hacer para lidiar con todos ellos a la misma vez. Quería llorar por lo dolorosa que era la situación, pero quería reírme por lo loco que también era esto. Qué gracioso haberme enamorado de un ex integrante de la mafia. Me prometí tantas veces que no caería ante personas como él, pero aquí estábamos otra vez. Decir y hacer son cosas demasiado distintas y hoy lo confirmaba. Pero mi defensa, es que no sabía en qué lugares se metía él. En mi contra, siempre supe que algo malo había. Sus ojos azules lo gritaban. Ahora entendía todo.—Cuídate, Nathan &mdash
DaniLas miradas de los policías no reflejaban que sospecharan de mí, tal vez porque mi cara de aflicción me hacía ver como inocente, y ese era el punto al que quería llegar. Necesitaba que me creyesen. Pero bien sabía que, si ellos se tragaban mis mentiras, o bueno, la mitad de la historia de lo que pasó transformada, me sentiría horrible. No me gustaba mentir. Menos a los policías. No era un juego. Esto tenía posibilidades de salir muy mal. Era increíble lo que estaba por hacer, estaba por faltarle a mis principios solo por un chico. En una situación más normal, si Nathan no fuese tan importante para mi vida y solo hubiese sido un simple compañero de trabajo, o hasta un simple amigo, lo habría delatado.—Así es —dijo.—¿Entonces cómo van a dar con las personas que entraron a robar? —me limpi&eacu
NathanMientras mis ojos seguían clavados en la foto, y mi mente seguían dándole vueltas a la vida que podía estar teniendo, pero no tenía, un nudo en mi garganta apareció, amenazándome con robar lágrimas de mis ojos. Estaba angustiado. Por primera vez en meses, la verdadera angustia venía a mí. Las últimas semanas he estado afligido por haber encontrado a mi madre y por todos los recuerdos que ella me traía, pero ahora, el tener que huir otra vez, tener que viajar sin rumbo fijo y tener que dejar a la persona que se había robado mi corazón, aquella chica que me hizo querer abrirme de una manera sincera, y tener que alejarme de la ciudad en la que mi madre se encontraba, tener que separarnos más otra vez, simplemente me destrozaba. Quería tanto volver el tiempo atrás. Quería tanto tener una máquina del tiempo que me permitiera d
NathanDerek se levantó de la cama y yo hice lo mismo. Tomé mis cosas, le di un último vistazo a la habitación y salí del cuarto. Marco ya tenía sus cosas en la mano y Derek fue en busca de ellas. Regresó rápido.—¿Todo listo? ¿No se olvidan de nada importante? ¿Documentación? ¿Papeles? ¿Dinero? —consulté—. ¿Sacaron el dinero de la caja fuerte?—Sí, yo lo hice hace un rato —dijo Derek.Nos quedamos helados cuando oímos tres disparos provenir de abajo. Con mis amigos nos miramos con recelo. Lo que escuchamos claramente había sido un disparo, y no teníamos por qué dudar, no era ilógico pensar que alguien había disparado. Estábamos siendo perseguidos por la mafia. Me pregunté quién fue la persona que tuvo la mala fortuna de ser balea
Dani—¿Hola? ¿Dani? —su tono fue de preocupación.—¡Celine!—¡Dani! ¡Dios mío! ¿Qué ha pasado contigo? ¡Vi las noticias de lo que pasó en el bar! ¡Estoy llamando a todas partes y nadie me dice nada de ti! ¿Dónde estás?—Estoy en el hospital. Estoy herida, amiga —le conté, con un nudo en el estómago y uno en la garganta. Necesitaba tanto un abrazo de ella, necesitaba llorar en los hombros de una persona conocida, que supiera de mis historias y mi forma de ser. Celine y yo nos volvimos demasiado unidas los últimos meses y la adoraba mucho y tenía la confianza para abrirme con ella sobre lo que sentía. Sin embargo, no podía decirle toda la verdad de lo que pasó, o ella me insistiría hasta el cansancio para que le dijera toda la verdad de la historia a l