Dani
—¡Apúrate! —le grité, sumamente enojada y desesperada.
La rabia hacia él parecía consumirme mientras los segundos pasaban. Tanto enojo llegó de repente a mi cuerpo, supongo que empezaba a ser muchos más consciente ahora de todo lo que estaba pasado a nuestro alrededor. Porque, maldita sea, ¡estábamos en un pequeño ducto de ventilación intentando escapar de varios tipos armados que perseguían al idiota de Nathan por una enorme suma de dinero que tenía de deuda! No podía no estar alterada. Además, el dolor me hacía querer gritar.
—¡Es lo que estoy intentando, maldita sea! Cállate —me gritó y me sentí completamente ofendida.
O sea, sé que yo hice exactamente lo mismo hace un momento, pero creo que, entre él y yo, el que menos tenía derecho de gritarme, era Nathan. Su tono de
NathanSí, lo admito, era completamente mi culpa lo que estaba pasando. Siempre supe que actué mal, que era una persona con un pasado oscuro y que merecía pagar por ello, pero jamás había tomado real consciencia por todo lo malo que hice, me pasó y todo lo malo que iba arrastrando en mi presente y arrastraría en mi futuro. Me di cuenta, después de ver el balazo de Dani, que esas personas siempre me perseguirían por mi deuda, y que ya no sería algo por plata, ahora también iba por mi vida. Vivir huyendo sería lo que debería hacer con mis amigos por el resto de mi vida. Ahora todo el peso caía fuertemente sobre mi espalda, me golpeaba como un balde de agua fría, era como si la venda que tenía en mis ojos fuese retirada bruscamente.En serio, ¿en qué pensaba? ¿Qué pretendí hacer? Robé mucho dinero de la mafia, ellos lo l
DaniNathan tomó el teléfono de inmediato cuando este sonó. Se lo veía preocupado, supuse que era alguno de sus amigos. Estaba claro que ellos también estaban metidos en el mismo lío en el que se encontraba Nathan. Él me había hablado un poco de ellos cuando teníamos la oportunidad de hablar un poco acerca de nosotros, me mencionó lo importante que eran ellos para él, a pesar de las peleas que a veces podían llegar a tener. Eran como sus hermanos de otra madre. “Daría todo por ellos, sin importar qué o quién”, fueron las palabras de Nathan después de expresar que amaba a Derek y a Marco.Pensar en ello alivió mi dolor, pues distraje mi mente por unos segundos, pero este se intensificó cuando Nathan dobló con el auto, sentí mucha presión en la herida, hasta náuseas. No veía la hora d
DaniSí, sabía que había sido realmente dura al decirle que esperaba nunca volver a verle, pero con el rencor que ahora tenía hacía él, no pude contenerme y decirle lo que le dije. Él se merecía eso. Quería que le doliese tanto como a mí me dolía todo lo que había sucedido esta noche. Sin embargo, muy en el fondo (o necesariamente en el fondo, sino que más bien cerca de la superficie), no era cierto lo que le dije. Claro que quería verle, mi piel lo necesitaba, mis ojos necesitaban verle, mis oídos gritaban que querían escucharle, mis manos pedían a gritos que lo tocara, y mi corazón me pedía por favor, de rodillas, que estuviese cerca de Nathan.Esto no era sano. Incluso era muy egoísta de mi parte contra mí misma. ¿Por qué? Porque me merecía algo más que un chico con un pasado t
NathanCuando la vi desplomándose en el suelo, algo en mí se removió de inmediato y pronuncié su nombre, preocupado. Sí, dije que la herida no parecía ser muy grave por la experiencia que tenía viendo estas cosas, pues en la mafia, es común que algún compañero tuyo de la banda termine herido por un arma de fuego en alguna de las misiones que teníamos, por más enfermo que sonase. Pero sí, tampoco es que yo fuese un experto en balas y un doctor para afirmar completamente si la bala que atravesó a Dani sería mortal o no. Claramente iba a estar adolorida y cansada, pero ahora que reparaba en la situación más tranquilo, pues no tenía a nadie persiguiéndonos para matarnos, me di cuenta de que ella perdió bastante sangre en el transcurso en el que escapábamos e íbamos en el auto. Ese famoso miedo de perder a alguien me invadi&oacut
NathanEsperé por una hora para saber de Dani. Los doctores no venían, no me decían nada sobre su estado. La ansiedad me estaba matando y no sabía a quién recurrí. Perdí la cuenta de las veces que le pregunté a la recepcionista si sabía algo de Dani, y siempre me decía que no había noticias y que me sentara a esperar, que cuando alguien supiese algo, vendrían a avisarme al respecto. Sabía que empezaba a cabrear la mujer, pero no podía quedarme quieto. Como dije, la ansiedad estaba matándome más y más. El tiempo parecía no continuar, veía todo en cámara lenta por el ruido de mis pensamientos y la incesante culpa que llevaba conmigo.Mis amigos aparecieron en mi mente cuando intenté buscar algo con lo que distraerme de Dani, no importaba si era bueno o malo, pero me heló la sangre pensar en mis amigos lastimados en el b
Dani Cuando mis ojos se abrieron, me costó entender qué pasaba a mi alrededor, por qué tenía una bata de hospital, por qué estaba en esa habitación blanca con aparatos hospitalarios, por qué tenía suero en mi brazo y por qué una leve molestia yacía en mi vientre. Lo primero que pensé fue que estaba teniendo un sueño, uno de esos que son lúcidos y que todo parece demasiado real, pero luego, como un balde de agua helada, la realidad y los recuerdos golpearon a mi puerta y supe la jodida respuesta de todas mis preguntas. Lo más doloroso y destructivo emocionalmente, es que esa respuesta tenía nombre y apellido: Nathan Saigless. Toqué mi herida sobre la bata, con mucho cuidado, la palpé pensando en cómo había ocurrido todo, en cómo las cosas se salieron de control de una manera tan inesperada y rápida. El sucedo me dejaría un claro trauma, así que si salía pronto de aquí, no solo tendría que preocuparme por encontrar un nuevo trabajo (recordemos que lo q
Nathan Después de que la doctora me dijera que Dani estaba bien y saldría tranquilamente de esta, la alegría que invadió mi cuerpo fue diferente a cualquiera que había sentido en mi vida. Era increíble darme cuenta de lo mucho que ella me importaba, de lo mucho que se había metido bajo mi piel e instalado permanentemente en mis pensamientos. Sabía bien que una vez que me marchara, sería muy complicado poder superar esta situación, superar a Dani y su odio hacia mí, pero por lo menos no me iba con la carga de su muerte o de haberla dejado en grave estado. El karma me llegaría tarde temprano, muchas personas salieron heridas por mi culpa, una muerta y otra quedó en el hospital, y si bien no era un número grande, se sentía como millones, porque que le costara la vida a alguien era más que suficiente. No me dejaron verla hasta que ella despertara, ya que no era un familiar directo de Dani. Mi plan era verla mientras dormía y despedirme de ella de esa forma, era una forma
Dani —No hay nada que yo pueda decir para que las cosas cambien, Dani —me dijo, como si esa fuese una especie de excusa, una muy absurda, y que, claro, no arreglaba nada. Sentí la sangre hervir cuando terminó su oración. Solo quise pegarle. En serio me preguntaba qué tan mal de la cabeza debía estar para meterse en algo tan jodido como la mafia. Recordé lo que me había dicho de su padre, que él y su papá estuvieron metidos en algo muy malo en lo que su propio progenitor lo metió y que por eso su madre se había largado de la casa dejando solo una carta. Siempre me dio curiosidad saber qué era eso malo que pasó en su familia, y tengo que admitir que juzgué mucho a su madre por haber abandonado a Nathan y haberle causado tanto dolor, pero ahora podía decir que entendía el cómo se habrá sentido aquella mujer. Su hijo y su esposo metidos en la mafia… y ella toda vulnerable, con su vida en peligro. Ahora todo tenía sentido, las cosas habían dado un giro en