Nathan
Quería llamar a Dani para que me aconsejara. Mi madre otra vez reinaba mis pensamientos y no sabía qué hacer para liberarme de su nombre. Era como si el asunto me persiguiese y no quisiese dejarme en paz. Comenzaba a volverme loco. Marco y Derek no podían darme consejos porque ellos querían que le diese una oportunidad a mi madre, y ellos hablaban desde su deseo, no desde un punto más neutro, así que por eso la llamé. Ella era la única persona además de mis amigos en la que confiaba.
Pero las cosas se transformaron un poco. En vez de hablar del motivo por el cual la llamé, terminamos teniendo sexo por llamada, como hoy en la mañana. Bueno, ella pudo tocarse hoy, pero yo no podía, pues estaba en el estacionamiento del aeropuerto a plena luz del día. Me quedé con las ganas, pero ahora ya había liberado un poco. Mañana tendrí
Nathan—¡Nathan! ¡Despierta! —Oí a lo lejos, pero no entendía a qué se debía ese sonido. Era una voz masculina, pero no encontraba al dueño. Mi visión estaba completamente oscurecida y sentía mucho calor en mi cuerpo.—¡Nathan! —Oí otra voz, una más gruesa y fuerte.Sentí que movían mi cuerpo, pero mi visión seguía negra. ¿Qué pasaba conmigo? ¿Por qué no podía despertar? Me desesperaba no saber quién me llamaba, y el calor tampoco me ayudaba. Pero, finalmente, fui capaz de abrir los ojos—Nathan —dijo Derek, mirándome con preocupación y confusión—. Hey, al fin despiertas —suspiró.—Nos diste un susto —confesó Marco, también suspirando aliviado.¿Susto?&mda
Nathan—¿Qué hace ella aquí? —fue lo primero que pregunté cuando sus ojos se cruzaron con los míos. Desvié la mirada hacia Derek, quería que me diera una explicación.¿Esto se trataba de alguna clase de intento para que me sentara a hablar con mi madre? ¿Ellos habían estado concordando este encuentro desde hace tiempo? Y si así era, ¿cómo pudo Derek hacerme esto? ¿Por qué tanta necesidad de presionarme? Lo miré mal, esperando la respuesta que no salía de su boca. No era momento para que se quedara callado, no ahora cuando le exigí una explicación.Marco no estaba en este momento en la casa, así que esperaba que él no hubiese tenido nada que ver en este asunto, o estaría enfadadísimo con él también.—¿Qué hace ella aquí? &
NathanAhora estaba avergonzado por estar en la mafia. Bueno, desde hace tiempo lo estoy, pero que ella, mi propia madre dijese el miedo que sentía cuando quería volver a verme en el pasado, luego de irse, me hacía sentir muy culpable. Y lo era. Me avergonzaba por mis actos irresponsables y descuidados, por el dolor que le causé a las personas por una simple adicción a la adrenalina.Me quedé sin palabras, atento a los movimientos sutiles y nerviosos de mi madre; a los movimientos de Derek, incluso a los movimientos de Marco, quien recién se enteraba de la situación. Todo estaba tenso. La tensión nos envolvía a los cuatro y nos removíamos inquietos ante el momento. Busqué palabras para excusarme, para defenderme, pero ni mi orgullo podía vencer esto, pues ninguna palabra que dijera, iba a ser buena para quedar como el bueno de la película. Me imaginé
NathanMe quedé sorprendido.—¿Derek te ha dicho lo de la deuda? —No podía creerlo. ¿Cómo se le ocurría hacer una cosa así? No podíamos confiar en mi madre, no la veíamos desde hace años, ella podía haber cambiado. ¿Y si iba a la policía?—Sí, me lo contó la primea vez que nos reunimos.Maldita sea. ¿Una salida y ya le bastaba para abrirse y contarle algo tan privado que no le correspondía solo a él? Marco y yo también estábamos incluidos en eso.—Increíble. Derek tiene una gran capacidad para confiar en las personas y ser un estúpido también.Mi madre se removió en el asiento.—No diré nada, si es lo que piensas. Puedes decirme lo de la deuda, no es asunto mío, lo sé, y también tengo entendido y
NathanCuando al fin estuve solo, me quedé parado a un lado de la puerta, respirando al anormal y recordando todo lo que acababa de pasar. Había sido mucho en tan solo minutos, y suerte que iba a ver a Dani pronto, pues necesitaba distraerme sanamente y en este momento mis amigos no eran una opción para mí. Si bien las cosas no terminaron mal con mi madre, tampoco es que terminaron bien, y Derek no tenía derecho de hacer lo que hizo, por más buena que haya sido su intención, porque logró incomodarme y cavar un hueco en mi pecho.Caminé hasta mi habitación y terminé de prepararme para ir a ver a Dani. Me perfumé para estar lindo para ella y arreglé mi ropa, la cual estaba un poco arrugada. La planché como pude, pues con los chicos no teníamos plancha.D: Aterricé. Leí su mensaje, pero no lo respondí
DaniCuando llegamos al hotel, Nathan seguía un perdido, como estuvo desde que nos subimos al auto. Me resultaba intrigante saber qué había pasado con él y su madre ahora, pero sea lo que fuese que haya pasado, podía deducir que era algo un poco fuerte, puesto a que Nathan se veía muy afectado y distraído, sumido en sus pensamientos. Durante el viaje no quise interrumpirlo, si él dijo que me contaría cuando estuviésemos en el hotel, debía esperar a eso, por más que la curiosidad me matase. Esperé a que Nathan rodeara el auto para ver el hotel hermoso al que me había traído, lucía caro y nuevo, de esos a los que van los ricos.—¿No es un poco caro este lugar? —pregunté, mirándolo. No quería que gastara tanto dinero en mí, menos sabiendo que yo no iba a poner un peso porque él insistió
NathanTenía a Dani como quería, expuesta a mí, solos, en una habitación de hotel. Dani me volvía loco, no me cansaría de decirlo nunca. Esa chica tenía algo especial que me atraía, tal vez su personalidad tierna, su risa, sus consejos, o el simple hecho de que siempre estuviera ahí para escuchar mis problemas. Quería hundirme en ella, liberar juntos nuestras tensiones, quería que cayésemos en la cama rendidos por el placer y, al terminar, rendidos por el cansancio.Sus jadeos se iban intensificando a medida que mi lengua viajaba por su parte más íntima: Dani me tomaba del pelo, pidiéndome más entre palabras entrecortadas e ilimitados jadeos. Me ponía duro. Dani me dejaba como una piedra. Tracé círculos con mi lengua en su punto más débil. Ella estaba mojada por mí y me encantaba. Introduje un dedo le
DaniNathan se encargó de que yo pasara una tarde espectacular. El sexo con él siempre fue bueno, pero lo de esta tarde había sido otra cosa, fue muchísimo mejor. Estaba agotada, liberé todas mis tensiones en ese encuentro y quería llegar a casa y volver a dormir.Con él entramos al bar juntos. Rose no había llegado aún, pero sabía que pronto lo haría. Y estuve en lo cierto, pues llegó unos minutos después que nosotros.—Llegaste temprano hoy —dijo al verme, después de saludar a Nathan, quien ya estaba en su puesto, a un lado de la puerta.—Sí, hoy sí. Quiero hacer las cosas bien o terminarán echándome. El jefe a mí no me tiene tanta paciencia con las excusas. Y con razón —hice una mueca.Empecé a servir tragos durante largos ratos. El bar, como de costumbre, esta