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Dani
—¡Dani, se hará tarde para la universidad! ¡Despiértate, vaga, o entraré con un vaso de agua para echártelo encima! —gritó Celine desde la cocina.
Me removí molesta en la cama. Sus gritos a tan temprana hora no era algo adecuado para mis oídos. Quise golpearla con algo. Seguramente no era la única a la que le molestaba que le hablaran apenas despertaba. Me desperecé en la cama, pensando en quedarme al menos cinco minutos más durmiendo, hasta que no pude desperezar bien mis brazos porque algo me lo impedía.
Abrí los ojos levemente y me encontré a Nathan. De repente, el recuerdo de lo que hicimos año, llegó a mi mente. Puse los ojos como platos. ¿Ahora qué iba a hacer?
—Nathan —lo moví, pero él no se dio cuenta de ello—. ¡Nathan! &
NathanEntré al departamento.—¿En dónde metiste? —preguntó Derek, levantándose de la mesa.—Pasé la noche en casa de Dani.—¿Y no pudiste avisarnos? —cuestionó, molesto.—Derek, te dije anoche que saldría a casa de Dani. Tú asentiste cuando te lo dije. ¿No recuerdas?Él se quedó pensativo.Miré a Marco, que estaba sentado en el sofá, con la tele prendida y un tazón de cereales lleno. Le pregunté con la mirada qué carajo le pasaba a Derek para estar tan molesto, y él simplemente se encogió de hombros.—¿Qué te sucede?—Nada… es que como no llegabas y no respondiste los mensajes, pensé que algo pudo haberte pasado. Me preocupé —confesó, calmándose—. Pero no rec
DaniDespués de un rato, con los clientes que empezaron a llegar, me olvidé completamente de mi discusión con Nathan, hasta que en nuestro segundo descanso lo vi caminando hacia la barra. Me metí en el cuarto de descanso para ignorarlo, pero él se metió conmigo.—¿Sigues molesta? —preguntó justo cuando yo me sentaba en el sofá.—¿Sigues con ganas de ser un pesado?—Vale, supongo que debo tomar tu respuesta como un sí —afirmó, asintiendo con la cabeza—. Mi intención no era hacerte enojar.—No estoy enojada.—Mi intención no era molestarte —corrigió—. Solo quise preguntarte qué opinabas.—Si yo opinara lo mismo que tú, no habría estado contenta —dije, obvia.Seguía un poco disgustada, pero por lo menos él
NathanNo sabía cómo reaccionar.Jamás pensé que volvería a ver a mi madre en la vida. A estas alturas, después de años de no haberla visto, la imaginé en cualquier otra parte del mundo, menos en Seattle. Pero qué casualidad de la vida… o qué karma… el verla con su vida rehecha. Sabía que sonaba muy egoísta, y lo era, pero me dolía el corazón y me generaba ganas de llorar.Siempre supe que ella se fue por culpa de papá y por culpa mía, pero también he sentido durante todos estos años que me abandonó. Muchas noches la necesité, muchas noches lloré hasta quedarme dormido por lo mucho que la extrañaba. Yo podía entender que Amelie ya no quisiese estar con mi padre, pero no comprendía por qué no dejó ningún número de teléfono para que y
DaniNo tenía muchos vestidos lindos, así que Celine me prestó uno otra vez. Era de color negro, el largo quedaba unos centímetros más arriba de mis rodillas. Los zapatos eran del mismo color, con tocones poco cómodos para lo que estaba acostumbrada. Mi maquillaje bastante sutil, brillo labial, leve rubor, rímel y delineador en mis párpados.—¡Preciosa! —Celine me dio un abrazo.Los últimos días ella se veía muy feliz, me hacía envidiarla, de la buena manera, claro. Celine conoció a un chico en la universidad, empezaron a salir y la situación parecía ser bastante seria. Me alegraba por ella, era una buena chica, pero me daba qué pensar el chico. Sí, lo conocía, lo había visto pasar muchas veces en los pasillos de la universidad, y había algo en él que no me cerraba del todo, aunque q
NathanDesde que conocía a Nathan y vi lo interesante que me resultaba, quise tener más información sobre él, quise que se abriera conmigo, que confiara en mí. Pero definitivamente no me esperaba que me confesara algo tan delicado como eso. Podía ver el dolor en sus ojos, podía hasta percibir el dolor en su voz. Tal vez, él intentaba ocultarlo, pero no le funcionaba, ni siquiera a él, que siempre parecía tener esa capa fría cubriéndolo.Debía ser cuidadosa con mis palabras, preparar mis mejores consejos, o siempre quedarme callada si me parecía adecuado, porque que una persona se desahogue contigo, no es siempre para recibir un consejo o consuelo, tal vez solo quiere ser escuchado, sentirse apoyado por alguien externo. Si me permitía aconsejarle, armaría en mi mente algún buen consejo, aunque no era nada experta en el tema y no sab&iac
Era tonto, pero sentía que le debía algo a Nathan por abrirse de esa manera conmigo. Más que deber, sentí la necesidad de responderle su pregunta, por mucha vergüenza que me diese admitir que sufrí violencia de género y que esta cicatriz era la marca que me lo recordaría de por vida. En su mirada vi más que simple curiosidad, vi compresión, seguridad. —Es un poco difícil… Eres la única persona después de mis padres y los cirujanos en conocer mi cicatriz. —Si no quieres hablar al respecto, yo respetaré eso —me acarició la mejilla. Su tacto sobre mi piel se sintió jodidamente bien. —No… Quiero contártelo… —sonreí de lado, tranquila. Siempre que recordaba esta situación en las noches o salía el tema en alguna conversación familia, un profundo dolor se instalaba en mi pecho. Era como si mágicamente me transportara al pasado. Ahora sentía esa sensación presionando mi pecho, pero no era tan fuerte como antes. Tal vez era signo de que día a día, era
NathanSolo sé que desde que Dani me confesó esa difícil historia en la que fue protagonista, sentí tanta rabia que tuve que esforzarme para ocultarlo. Por el simple hecho de ver a Dani llorando, la sangre me hirvió de inmediato. Me sorprendió un poco el efecto que sus ojos tristes provocaron dentro mío, una sensación de nostalgia, comprensión y un fuerte sentimiento de querer protegerla. Siempre fui una persona bastante dura y fría, pero en cierto punto su historia me tocaba y me dejaba pensando.Sé que mi madre, cuando era muy joven, en plena adolescencia, antes de papá, había mantenido una relación con un chico mayor, un tipo que al principio la trataba de maravilla, pero que, después de unos meses, empezó a demostrar su real cara y a hacerle daño. Tal vez esa fea sensación que la confesión de Dani me trajo tuvieron m&
NathanImaginé que la noche terminaría de una forma bastante distinta a esta. No creí que hoy volvería a quedarme en casa de Dani a pasar la noche. Ni siquiera imaginé que mi invitación al baile terminaría en pasar el rato dentro de mi auto, con confesiones íntimas de por medio. En parte, mi cabeza me reclamaba estar haciendo esto, pues nunca me gustó quedarme a dormir en casas ajenas que no fuesen de mis amigos, pero me atrevía a decir que con Dani era la excepción.Ser su amigo era lindo, poder tener a otras personas aparte de Derek y Marco era bueno para mí, además de que teníamos confianza como para mantener una relación más íntima de vez en cuando. Luego de esta noche no cabía duda que podía hablarle, contarle mis cosas, y si bien prefería no hacerlo del todo para ahorrarme sus preguntas y sus pensamientos juz