Dani
Mi semana se había pasado volando. Las clases en la universidad se volvieron una más tediosa que la otra, pero tenía que resistir mi primer año si quería llegar a tiempo para el segundo. Atrasarme no estaba en mis planes, quería terminar la carrera en el momento estipulado por la sociedad, no por querer ser buena en todo, eso no era de mi interés, sino para comenzar a mantenerme completamente por mí misma, convertirme en una verdadera adulta con todas las letras, pero sí que algunas materias te cargaban con ganas de tirarte por el balcón o de quitarte los oídos. He de ser sincera, por lo menos, la clase de filosofía con Stefan no estuvo tan aburrida, fue algo abrumadora por la información, pero interesante por las miradas que Stefan y yo nos echábamos.
No era nada sexual, pero eran de esas miradas curiosas y capaces de ponerte nerviosa, pero conserv&a
NathanCargando las bolsas del mercado, caminé hasta el estacionamiento, buscando dónde había dejado mi auto. Estos días había estado sintiéndome un poco perdido por una especie de sueños perturbadores que tenía por la noche, probablemente porque en los últimos tiempos estuve pensando mucho en mi pasado.Dejé las bolsas en el maletero y me subí al auto.Mientras manejaba, no paraba de pensar en mamá. Pasó tiempo desde la última vez que nos hablamos, y a consecuencia de todos los problemas que nuestro estilo de vida pasado contuvo, perdí total contacto con ella. Todas las noches me preocupaba si estaba bien, si había encontrado a otra persona, alguien decente que la hiciese feliz y no miserable como mi padre. Mamá siempre quiso tener más de un hijo, pero mi padre quiso detenerse cuando me tuvieron a mí. Ella era jov
Nathan Mis sentidos no lograban comprender por qué el dolor no llegaba. Sería un mentiroso si dijera que no pensé en la posibilidad de ya estar muerto. Sentí mucho pánico en ese entonces. Después de todo, de tanto drama y peligro, ¿moría y ya? Estaba muy aturdido como para pensar con claridad y razonar. En las películas, no se muestra lo que realmente es un disparo, el fuerte sonido que tiene, lo mucho que te aturde, porque claro, es ficción. Cuando sucede cerca, tus oídos se saturan un momento, tus oídos comienzan a sentir pitido en ellos, más cuando resuenan en la soledad y silencio del bosque, como acababa de suceder. Con un poco de temor en el cuerpo, me di cuenta de que la sangre en mi cuerpo no era exactamente mía, al menos no la del disparo. Contemplé lo que sucedía frente a mí: el cuerpo de mi atacante ahora estaba en el suelo. Él tenía los ojos abiertos, sin brillo de vida. Un agujero en medio de la frente y la sangre sobre su rostro y la tierra. Mi corazón latía con mucha
NathanAl día siguiente, tardé en recordar lo que había pasado la noche anterior, pero el persistente dolor en mi cabeza y el dolor de mi cuerpo me lo recordaron. Al principio, cuando sentí un punzante dolor en el labio, me pregunté qué era lo que me sucedió para que me doliera tanto, y fue ahí cando obtuve la respuesta, seguida de una imagen mental del tipo que asesinamos dándome una golpiza en la cara.Lo que hicimos se sentía como algo muy lejano, como si no hubiese pasado ayer, sino que hace muchos años. El miedo y la incertidumbre empezaron a jugarme una mala pasada, no podía evitar pensar en si alguien se había dado cuenta de que se cometió un crimen a sangre fría en el bosque, a un lado de la carretera. No quería meterme en problemas, quería decir que era inocente, que todos lo éramos, excepto el tipo que quiso llevarme a
DaniLa universidad estaba matándome. Exprimía cada gota de mis energías y me generaba ganas de tirar todos mis apuntes a la basura y tomarme una vida sabática. Lástima que no nacía millonaria.—Si no duermes, no vas a rendir para el examen de mañana —Celine cerró mis libros y los apiló a todos.—Oye, estaba leyendo eso —me molesté.La falta de descanso no me ayudaba en el humor. Últimamente estaba irritable.—Exacto, estabas. Ahora, dúchate y ve a la cama. Eres un desastre, Dani. Hueles feo.—¡Oye!—Ya has estudiado muchísimo, seguramente sacarás diez. No puedes estar así, hace daño.—Si quiero graduarme en cinco años, debo mantener un ritmo acelerado en el estudio.—Dani, a la ducha, ahora —ordenó, seria. Se parec
26Dani—¡Dani, se hará tarde para la universidad! ¡Despiértate, vaga, o entraré con un vaso de agua para echártelo encima! —gritó Celine desde la cocina.Me removí molesta en la cama. Sus gritos a tan temprana hora no era algo adecuado para mis oídos. Quise golpearla con algo. Seguramente no era la única a la que le molestaba que le hablaran apenas despertaba. Me desperecé en la cama, pensando en quedarme al menos cinco minutos más durmiendo, hasta que no pude desperezar bien mis brazos porque algo me lo impedía.Abrí los ojos levemente y me encontré a Nathan. De repente, el recuerdo de lo que hicimos año, llegó a mi mente. Puse los ojos como platos. ¿Ahora qué iba a hacer?—Nathan —lo moví, pero él no se dio cuenta de ello—. ¡Nathan! &
NathanEntré al departamento.—¿En dónde metiste? —preguntó Derek, levantándose de la mesa.—Pasé la noche en casa de Dani.—¿Y no pudiste avisarnos? —cuestionó, molesto.—Derek, te dije anoche que saldría a casa de Dani. Tú asentiste cuando te lo dije. ¿No recuerdas?Él se quedó pensativo.Miré a Marco, que estaba sentado en el sofá, con la tele prendida y un tazón de cereales lleno. Le pregunté con la mirada qué carajo le pasaba a Derek para estar tan molesto, y él simplemente se encogió de hombros.—¿Qué te sucede?—Nada… es que como no llegabas y no respondiste los mensajes, pensé que algo pudo haberte pasado. Me preocupé —confesó, calmándose—. Pero no rec
DaniDespués de un rato, con los clientes que empezaron a llegar, me olvidé completamente de mi discusión con Nathan, hasta que en nuestro segundo descanso lo vi caminando hacia la barra. Me metí en el cuarto de descanso para ignorarlo, pero él se metió conmigo.—¿Sigues molesta? —preguntó justo cuando yo me sentaba en el sofá.—¿Sigues con ganas de ser un pesado?—Vale, supongo que debo tomar tu respuesta como un sí —afirmó, asintiendo con la cabeza—. Mi intención no era hacerte enojar.—No estoy enojada.—Mi intención no era molestarte —corrigió—. Solo quise preguntarte qué opinabas.—Si yo opinara lo mismo que tú, no habría estado contenta —dije, obvia.Seguía un poco disgustada, pero por lo menos él
NathanNo sabía cómo reaccionar.Jamás pensé que volvería a ver a mi madre en la vida. A estas alturas, después de años de no haberla visto, la imaginé en cualquier otra parte del mundo, menos en Seattle. Pero qué casualidad de la vida… o qué karma… el verla con su vida rehecha. Sabía que sonaba muy egoísta, y lo era, pero me dolía el corazón y me generaba ganas de llorar.Siempre supe que ella se fue por culpa de papá y por culpa mía, pero también he sentido durante todos estos años que me abandonó. Muchas noches la necesité, muchas noches lloré hasta quedarme dormido por lo mucho que la extrañaba. Yo podía entender que Amelie ya no quisiese estar con mi padre, pero no comprendía por qué no dejó ningún número de teléfono para que y