Nathan
Mis amigos se volvieron muy insistentes en que saliéramos a festejar que gané la carrera con Louis y por el dinero merecido llegó a mi cuenta bancaria por el mismo motivo. Al principio me negué, alegando que no tenía ganas de festejar algo que casi nos deja ahogados en deudas, pero eso era una mentira, claro que me sentía contento y orgulloso de haberle ganado a ese idiota. Mi ego se multiplicaba cada que recordaba la cara que había puesto cuando se dio cuenta de que había perdido contra mí. Aún recordaba todas las sensaciones eléctricas que se apoderaron de mi cuerpo mientras corría, mientras el viento me pegaba en la cara, mientras mi corazón palpitaba a lo loco, amenazándome con salírseme de la boca.
Dios mío, esa carrera me hizo dar cuenta de lo mucho que extrañaba la vida que tenía, era insano ese deseo de regresar a
DaniSu cercanía era intimidante. Sus labios también lo eran, me llamaban de una manera tan fuerte que tenía que apartar la mirada para no besarlo. Su intención era seducirme, esa cercanía que impuso él mismo era por ese motivo, me acorralaba contra la mesada con el objetivo de hacerme quedar rendida a sus pies otra vez. Lo peor de todo era que lo lograba sin esforzarse, no entendía esta atracción, solo sabía que quería tener sus manos sobre mi cuerpo y a él dentro de mí.Sus ojos azules hacían contacto con los míos, nuestras respiraciones chocaban la una con la otra, el deseo en mí se multiplicaba. Odiaba esto. Apenas nos conocíamos, apenas habíamos estado íntimamente juntos una vez y Nathan ya tenía ese poder conmigo. Mi mente me gritaba que cediera, que le diera el paso, o que fuese yo misma quien lo besara, pero no po
Dani Regresé a mi asiento, frente a Stefan, fingiendo que no había hecho nada indecente en el baño de mujeres. Stefan me sonrió, le pedí disculpas por la demora, excusándome con que tuve una llamada de mi madre, y él me dijo que no me preocupara. Pensé que nos quedaríamos en silencio, pero empezó a platicarme sobre cómo fue que obtuvo el empleo en la universidad. Iba a sonar mal, Stefan estaba siendo todo un caballero, me había traído a un lindo lugar y era amable, conversador, pero no podía prestarle atención después de haberme permitido deslizarme con Nathan en el tocador. Mi piel tenía memoria propia, aún podía sentir los labios de Nathan succionando mi cuello, sus manos presionándome con fuerza, sosteniéndome sobre la pileta del baño. Lo que hicimos despertaba esas cosquillas interesantes por todo mi cuerpo, ese deseo continuo de querer seguir haciéndolo con él. Intenté resistirme a su juego seductor, pero no pude hacerlo, fue demasiado difícil p
DaniCon Nathan habíamos acordado tener una llamada nocturna para hablar al respecto. Bueno, sinceramente, aún no me encontraba completamente segura de que hablaríamos sobre lo que sucedió entre nosotros esta noche, pero no era raro pensar que era una gran posibilidad. Tengo que admitir que me generó un poco de nervios el hecho de imaginarme hablando por llamada con él después del polvo que nos echamos en el baño del restaurante, pero me calmé rápidamente cuando me repetí que no quería que me pasara lo mismo de hace unos días. Esta vez no ignoraría a Nathan.Subí a la azotea para tener más privacidad, pues mi departamento era pequeño y con Celine y su madre allí no me sentía cómoda como para entablar una conversación con temática sexual, sería una vergüenza. El viento fresco era tranquiliz
DaniMi semana se había pasado volando. Las clases en la universidad se volvieron una más tediosa que la otra, pero tenía que resistir mi primer año si quería llegar a tiempo para el segundo. Atrasarme no estaba en mis planes, quería terminar la carrera en el momento estipulado por la sociedad, no por querer ser buena en todo, eso no era de mi interés, sino para comenzar a mantenerme completamente por mí misma, convertirme en una verdadera adulta con todas las letras, pero sí que algunas materias te cargaban con ganas de tirarte por el balcón o de quitarte los oídos. He de ser sincera, por lo menos, la clase de filosofía con Stefan no estuvo tan aburrida, fue algo abrumadora por la información, pero interesante por las miradas que Stefan y yo nos echábamos.No era nada sexual, pero eran de esas miradas curiosas y capaces de ponerte nerviosa, pero conserv&a
NathanCargando las bolsas del mercado, caminé hasta el estacionamiento, buscando dónde había dejado mi auto. Estos días había estado sintiéndome un poco perdido por una especie de sueños perturbadores que tenía por la noche, probablemente porque en los últimos tiempos estuve pensando mucho en mi pasado.Dejé las bolsas en el maletero y me subí al auto.Mientras manejaba, no paraba de pensar en mamá. Pasó tiempo desde la última vez que nos hablamos, y a consecuencia de todos los problemas que nuestro estilo de vida pasado contuvo, perdí total contacto con ella. Todas las noches me preocupaba si estaba bien, si había encontrado a otra persona, alguien decente que la hiciese feliz y no miserable como mi padre. Mamá siempre quiso tener más de un hijo, pero mi padre quiso detenerse cuando me tuvieron a mí. Ella era jov
Nathan Mis sentidos no lograban comprender por qué el dolor no llegaba. Sería un mentiroso si dijera que no pensé en la posibilidad de ya estar muerto. Sentí mucho pánico en ese entonces. Después de todo, de tanto drama y peligro, ¿moría y ya? Estaba muy aturdido como para pensar con claridad y razonar. En las películas, no se muestra lo que realmente es un disparo, el fuerte sonido que tiene, lo mucho que te aturde, porque claro, es ficción. Cuando sucede cerca, tus oídos se saturan un momento, tus oídos comienzan a sentir pitido en ellos, más cuando resuenan en la soledad y silencio del bosque, como acababa de suceder. Con un poco de temor en el cuerpo, me di cuenta de que la sangre en mi cuerpo no era exactamente mía, al menos no la del disparo. Contemplé lo que sucedía frente a mí: el cuerpo de mi atacante ahora estaba en el suelo. Él tenía los ojos abiertos, sin brillo de vida. Un agujero en medio de la frente y la sangre sobre su rostro y la tierra. Mi corazón latía con mucha
NathanAl día siguiente, tardé en recordar lo que había pasado la noche anterior, pero el persistente dolor en mi cabeza y el dolor de mi cuerpo me lo recordaron. Al principio, cuando sentí un punzante dolor en el labio, me pregunté qué era lo que me sucedió para que me doliera tanto, y fue ahí cando obtuve la respuesta, seguida de una imagen mental del tipo que asesinamos dándome una golpiza en la cara.Lo que hicimos se sentía como algo muy lejano, como si no hubiese pasado ayer, sino que hace muchos años. El miedo y la incertidumbre empezaron a jugarme una mala pasada, no podía evitar pensar en si alguien se había dado cuenta de que se cometió un crimen a sangre fría en el bosque, a un lado de la carretera. No quería meterme en problemas, quería decir que era inocente, que todos lo éramos, excepto el tipo que quiso llevarme a
DaniLa universidad estaba matándome. Exprimía cada gota de mis energías y me generaba ganas de tirar todos mis apuntes a la basura y tomarme una vida sabática. Lástima que no nacía millonaria.—Si no duermes, no vas a rendir para el examen de mañana —Celine cerró mis libros y los apiló a todos.—Oye, estaba leyendo eso —me molesté.La falta de descanso no me ayudaba en el humor. Últimamente estaba irritable.—Exacto, estabas. Ahora, dúchate y ve a la cama. Eres un desastre, Dani. Hueles feo.—¡Oye!—Ya has estudiado muchísimo, seguramente sacarás diez. No puedes estar así, hace daño.—Si quiero graduarme en cinco años, debo mantener un ritmo acelerado en el estudio.—Dani, a la ducha, ahora —ordenó, seria. Se parec