Dani
Cuando lo sentí dentro mío, mis ojos se cerraron automáticamente por el dolor. Sí, dolía, pues hacía mucho tiempo que no mantenía relaciones con nadie y los músculos de mi intimidad no estaban acostumbrados a que algo entrara y saliera. Me aferré a los brazos de Nathan con algo de fuerza, pues así dolía menos. Nathan me observó a los ojos, clavó esa mirada intensa y descubrió que algo no andaba bien.
—¿Te duele? —preguntó como si le preocupara.
—No estoy acostumbrada —respondí, al momento en que él se detenía.
—Espera, ¿eres virgen? —frunció las cejas.
—No lo soy, pero hace tiempo no lo hago con nadie. Pero no te detengas, quiero hacerlo —le hice saber, porque ya estaba viendo cómo él se volvía a vestir y dá
NathanJamás fui un santo, siempre disfruté del sexo cuando quería hacerlo y tenía la oportunidad. Desde que llegué a Seattle no estuve con ninguna mujer, mi nivel de sociabilidad no era el mismo de antes y no tenía muchas ganas de hacer amigas. Pero esta noche volví a sentir ese fuerte calor, sentí cómo me relajaba, le permití agitarse a mi respiración y a mi mente despejarse de todo el estrés que quedaba en mi cuerpo por la carrera.Dani intentaba alcanzar la estantería, queriendo dejar la botella de whisky en su lugar y fallando en el intento. Me levanté y me acerqué a ella, quitándole la botella y dejándola en su lugar. Dani me miró, conectó esos brillantes ojos verdes con los míos, su perfume llegó a mis fosas nasales y mis ojos viajaron repentinamente a sus seductores labios. De repente, sentí t
DaniEl lunes por la mañana desperté con más ánimos de lo normal. Me levanté antes de que la alarma sonara, me duché, me vestí y me maquillé un poco. Para cuando mi amiga Celine despertó, yo ya tenía el desayuno listo y servido sobre la mesa. Ella me echó una mirada somnolienta, pero terminó agregando una sonrisa al final, arrastrando sus pies por el suelo del comedor.—Buenos días, Cel.—Buenos días. ¿Se puede saber qué ha pasado para que te levantaras tan temprano y prepararas el desayuno? No es propio de ti.—No es propio de mí, pero hoy me he levantado con energías.—¿Se debe a que hoy verás a tu profesor de filosofía? ¿Por eso vas tan arreglada? —enarcó una ceja, devorándose una tostada con mermelada.Me preparé una to
Dani—¿Por qué no me queda nada bien? —le pregunté a mi reflejo del espejo, mirando el vestido negro ajustado que me había puesto para mi cita con Stefan.Nunca he tenido complejos con la ropa, no lo decía por tener el cuerpo de una modelo, porque no lo tenía, pero jamás me había importado mucho la moda o la ropa. Pero hoy quería verme linda, me preocupaba lucir mal, quería darle una buena impresión a Stefan, algo que antes jamás me habría importado.—Mírate, estás nerviosa —Celine soltó una carcajada alegremente, observándome desde el umbral de la puerta.Rodé los ojos.—No estoy nerviosa —negué. Durante todo el día quise mentalizarme, pensar que esta salida no era algo por lo que ponerme nerviosa o ansiosa, mi plan era lucir tranquila, relajada. Pero no lo
NathanMis amigos se volvieron muy insistentes en que saliéramos a festejar que gané la carrera con Louis y por el dinero merecido llegó a mi cuenta bancaria por el mismo motivo. Al principio me negué, alegando que no tenía ganas de festejar algo que casi nos deja ahogados en deudas, pero eso era una mentira, claro que me sentía contento y orgulloso de haberle ganado a ese idiota. Mi ego se multiplicaba cada que recordaba la cara que había puesto cuando se dio cuenta de que había perdido contra mí. Aún recordaba todas las sensaciones eléctricas que se apoderaron de mi cuerpo mientras corría, mientras el viento me pegaba en la cara, mientras mi corazón palpitaba a lo loco, amenazándome con salírseme de la boca.Dios mío, esa carrera me hizo dar cuenta de lo mucho que extrañaba la vida que tenía, era insano ese deseo de regresar a
DaniSu cercanía era intimidante. Sus labios también lo eran, me llamaban de una manera tan fuerte que tenía que apartar la mirada para no besarlo. Su intención era seducirme, esa cercanía que impuso él mismo era por ese motivo, me acorralaba contra la mesada con el objetivo de hacerme quedar rendida a sus pies otra vez. Lo peor de todo era que lo lograba sin esforzarse, no entendía esta atracción, solo sabía que quería tener sus manos sobre mi cuerpo y a él dentro de mí.Sus ojos azules hacían contacto con los míos, nuestras respiraciones chocaban la una con la otra, el deseo en mí se multiplicaba. Odiaba esto. Apenas nos conocíamos, apenas habíamos estado íntimamente juntos una vez y Nathan ya tenía ese poder conmigo. Mi mente me gritaba que cediera, que le diera el paso, o que fuese yo misma quien lo besara, pero no po
Dani Regresé a mi asiento, frente a Stefan, fingiendo que no había hecho nada indecente en el baño de mujeres. Stefan me sonrió, le pedí disculpas por la demora, excusándome con que tuve una llamada de mi madre, y él me dijo que no me preocupara. Pensé que nos quedaríamos en silencio, pero empezó a platicarme sobre cómo fue que obtuvo el empleo en la universidad. Iba a sonar mal, Stefan estaba siendo todo un caballero, me había traído a un lindo lugar y era amable, conversador, pero no podía prestarle atención después de haberme permitido deslizarme con Nathan en el tocador. Mi piel tenía memoria propia, aún podía sentir los labios de Nathan succionando mi cuello, sus manos presionándome con fuerza, sosteniéndome sobre la pileta del baño. Lo que hicimos despertaba esas cosquillas interesantes por todo mi cuerpo, ese deseo continuo de querer seguir haciéndolo con él. Intenté resistirme a su juego seductor, pero no pude hacerlo, fue demasiado difícil p
DaniCon Nathan habíamos acordado tener una llamada nocturna para hablar al respecto. Bueno, sinceramente, aún no me encontraba completamente segura de que hablaríamos sobre lo que sucedió entre nosotros esta noche, pero no era raro pensar que era una gran posibilidad. Tengo que admitir que me generó un poco de nervios el hecho de imaginarme hablando por llamada con él después del polvo que nos echamos en el baño del restaurante, pero me calmé rápidamente cuando me repetí que no quería que me pasara lo mismo de hace unos días. Esta vez no ignoraría a Nathan.Subí a la azotea para tener más privacidad, pues mi departamento era pequeño y con Celine y su madre allí no me sentía cómoda como para entablar una conversación con temática sexual, sería una vergüenza. El viento fresco era tranquiliz
DaniMi semana se había pasado volando. Las clases en la universidad se volvieron una más tediosa que la otra, pero tenía que resistir mi primer año si quería llegar a tiempo para el segundo. Atrasarme no estaba en mis planes, quería terminar la carrera en el momento estipulado por la sociedad, no por querer ser buena en todo, eso no era de mi interés, sino para comenzar a mantenerme completamente por mí misma, convertirme en una verdadera adulta con todas las letras, pero sí que algunas materias te cargaban con ganas de tirarte por el balcón o de quitarte los oídos. He de ser sincera, por lo menos, la clase de filosofía con Stefan no estuvo tan aburrida, fue algo abrumadora por la información, pero interesante por las miradas que Stefan y yo nos echábamos.No era nada sexual, pero eran de esas miradas curiosas y capaces de ponerte nerviosa, pero conserv&a