Unos golpes en la pared despertaron a Sara, esta vez tenía un grillete en las manos, pero los ruidos siguieron hasta que ella, rendida a que sería la única forma de que se calmara, respondió con dos golpes más.Se limpió la cara del cabello que se había zafado de su rostro y recostó la espalda luego de que la persona del otro lado se quedara tranquila.Miró el balde con agua que dejaron en reemplazo del plato con comida, ya que luego de haberse burlado de Abel, este ordenó que no le dieran comida, tan solo agua. Tan higiénica no era, pero al menos le calmó la sed. Miró sus muñecas lastimadas, con dos días teniendo ese grillete tenía la zona bajo esta lastimada. Por lo que con cuidado se puso de pie, acomodándose para arreglar el pelo y no siguiera estorbando en su rostro. __ Tú comida, bestia. - le dijo Kina a la persona del otro lado, luego salió casi corriendo cuando un gruñido ronco y casi inhumano la asustó. Le temía, era imposible no hacerlo si sabía lo bestial que podría ser.
La noche llegó una vez más, Sara estaba de pie frente a la cama y pese a ser algo cómodo lo que veía, no le gustó para nada el sitio en donde estaba. Todo tenía el perfume de Abel, prácticamente su olor estaba impregnado por todos lados y sumado al licor que este tomaba a cada rato, la mezcla no era muy agradable para ella. Miró su reflejo en el espejo que tenía a unos cuantos metros de ella, su imagen estaba bien pero mentalmente no se encontraba en su mejor momento. Pidió un respiro porque sintió que se estaba ahogando en medio de todos los invitados que Abel tenía. Oír como este se mofaba de la muerte de su esposo era algo que no esperó, pero era la estrategia de Abel para hacerla sentir mal. Sabía que en cuanto eso sucediera, ella explotaría, se lanzaría contra él y por muy estratégica que fuera su técnica de convencerlos con ella, funcionaría mejor si veían que también podía morir en sus manos. Demostrando de esa forma lo poco útil que podía resultar. Pero Sara se contuvo y
__ Tu comida. - dijo Yuri al abrir la puerta de la celda donde Sara se encontraba. Esta la vió sobre su hombro y no quiso hablar. No se desconcentraría por ella. No lo valía. __ Aplicar la ley del hielo aquí no te sirve de nada. - le volvió a hablar la asiática. - No demuestras nada con eso. No nos importa.__ A tí al parecer sí. - dijo Sara. - Si no, no insistieras tanto en que te dirija la palabra.__ En realidad no me importa, pero es interesante como te haces la dura cuando solo eres una asustadiza persona que quiere esconderlo. - se burló plantandose a su lado. Dos golpes se oyeron en el fondo, Sara solo vio el sitio y volvió su vista al frente. __ ¿Porqué tanta tranquilidad? - preguntó Yuri, tenía días observándola, notando que en lugar de ser la que peleara por todo, ella solamente volvió más calmada, como si entendiera o supiera que siempre tenía las de ganar. __ Porque no tiene caso pelear aquí. - contestó Sara. __ No, reconozco cuando alguien se da por vencido, y tú, n
Leonardo aún no se acostumbraba a tener que quedarse en un mismo lugar, porque desde que despertó la única pregunta que hacía y nadie podía responder era la ubicación de Sara o su hijo. Apretó los dientes al sentir como esa aguja entró a su cuello, en donde haría un efecto más rápido según el korol que solo se quedó observando su resistencia. En ocasiones la cura podía ser mucho más dolorosa que la herida y ese fue el caso cuando la sustancia incolora fue empujada hacia la vena que la conduciría a cada centímetro de su cuerpo. Se movió cuando quemó, apretó los puños y soltó el teléfono con el cual había llamado a su padre. Joseph solo pudo ver cómo esté hizo una fuerza descomunal ante el dolor que lo llenó en cada parte de su cuerpo. Las venas se volvieron más notables y el sudor comenzó a cubrirlo. Quiso acercarse para ayudarlo, sin embargo no tenía idea de que hacer para que Leonardo dejar de verse como si estuviera a punto de explotar. En tanto este era poseído por el más grand
__ ¿Que estás diciendo? - Leonardo creyó haber escuchado mal, lo pensó y quiso convencerse que era así. Pero el desconcierto en el rostro de su padre le indicó que no era así. Lo que escuchó era la verdad. - ¿Como que Sara se fue con esa escoria? __ Lo hizo por mí. - la culpa que Adrián tenía también era obvia, su hermano pasó el trago amargo tratando de no explotar, aún tenía que recuperar fuerzas y afectarse por lo que pasó no era algo viable. - Lo siento, Leonardo. Ella solo me defendió de...__ No, no se pasen la culpa el uno al otro porque eso no me sirve. - espetó. - Lo que quiero saber es ¿como? - preguntó en dirección de todos. - Esa isla no debía ser encontrada, nadie tenía la ruta. Ninguna coordenada era conocida, así que quiero saber ¿como maldit@ sea mi lugar seguro dejó de serlo? Aarón no supo si decir la verdad o callarse lo sucedido, porque claramente su hijo no estaba siendo racional y la culpable de tal fallo estaba cerca. __ ¡¿Como?! - volvió a preguntar con furia
Un disparo, sangre en sus manos y un ruido ensordecedor lo hicieron abrir los ojos de golpe. Joseph abrió los ojos estando recostado en la pared a lado de la ventana y suspiró, aunque no sintió nada de alivio, pese a necesitarlo tanto. __ ¿Puedo pasar? - preguntó su madre y este no habló. Ella se acercó tratando de darle consuelo, pero no pudo darle lo que más ansiaba él.En la otra habitación, Leonardo respondió las preguntas de su hijo quien le cuestionó sobre su madre y su tía, diciéndole que su madre regresaría pronto, pero su tía siempre estaría con él. No era bueno para ese tipo de cosas, pero supo siempre del amor que su hijo sentía por Keyla y que preguntara por ella era una prueba de ello. Aunque esté quisiera seguir corriendo con los rottweiler que no se separaron de él, su padre lo puso en su hombro para poderlo hacer que durmiera. Era demasiado tarde para que siguiera despierto. Cuando lo logró, lo cubrió con una manta y lo dejó con los perros custodiando su descanso.
Sara tuvo que sostenerse de los barrotes que habían en la celda para no caer. Una nube muy grande la cegó, sus piernas fallaron y de sus ojos comenzaron a salir las lágrimas que bajaron por sus mejillas una a una, mientras Kina se retiró luego de verla quedarse sin habla.Sara negó.No, no podía ser cierto que su amiga había...__ No, no, no, no.Ese "thud" en su pecho era tan fuerte que su caja torácica tuvo que resistir. En un pecho una fisura se formó, mientras que su barbilla no dejó de temblar y si voz de repetir el nombre de Keyla.No podía estar muerta. Ella era la única hermana que deseó tener, quien desde el inicio no la dejó sola y...__ ¡No, Keyla! No - terminó susurrando antes de caer al suelo con el pecho vuelto trizas. Con ese dolor que no creyó podría sentir, menos por...Se negó a pensarlo. No podía ser cierto, trataban solo de afectarla, solo querían hacerle daño y no dejaría que...Pero ¿como supieron que Keyla era su amiga? Miles de preguntas llenaron su cabeza en
Sara prácticamente fue arrastrada lejos de la celda, tenía los ojos hinchados y no se veía en buenas condiciones para pelear, pero no era tomada su opinión, a nadie de los que vitorearon el nombre de las dos mujeres que levantaron los brazos a modo de festejo por ese día.La chica se veía decaída físicamente. Solo vio como alrededor de ellas estaban muchos de los hombres que con morbo veían a las tres que se enfrentarían en números desiguales, porque justo no era en ningún sentido, tampoco se detendrían a pensar si era suficiente. Querían cobrar la muerte de Yuri a como diera lugar. __ ¡Una muerte por una muerte! - corearon. -¡Una muerte por una muerte! Las voces se elevaron tanto que a Sara no le quedó mas alternativa que mirar al sitio donde Lidia estaba a punto de perder las esperanzas de que pudieran salir de ahí. Kim entendió que tampoco tenía posibilidad si ella no lograba ganar, algo que veían demasiado improbable. Se veía débil, sin ganas de pelear, todo lo contrario a las