__ ¿Donde está el niño? - pregunta Zoraida. __ Fuera de tu alcance. - contestó Sara con el mismo tono. No lo tenían. Su sacrificio había valido la pena. __ Lo voy a encontrar. - aseguró convencida que así sería. __ ¡Al suelo! Facilítame matarte más de lo que ya es. - exigió Rachel. Sara no se inmutó. no puedo llegar atemorizarla sabiendo que todo lo quería proteger estaba muy lejos de ellas. Así que no temía para nada en ese momento por mucho que la superaran el número. Sara sabía las intenciones de rochel y ya solo dio un paso hacia atrás cuando vio su disposición para disparar. __ ¡Que te tires al mal...Evadió el golpe que iba directo a su cara lanzandola hacia atrás suyo, con una patada que hizo que Rachel se fuera de bruces contra el concreto. Zoraida logró reaccionar queriendo hacer lo mismo que su hermana, sin embargo no esperó que Sara fuera tan lista y hábil para defender sus golpes, retrocedió, se impulsó y logró estampar su puño en su cara dejando estupefacta ambas muj
Sara abrió los ojos, desorientada por el dolor de cabeza que pulsó y la hizo apretar los párpados para tratar de acostumbrarse a la luz que había en ese sitio. Era demasiado iluminado, el blanco y el dorado relucían cada esquina y borde de la habitación. Se llevó las manos a la cabeza y se quejó por no tener como calmarlo. Intentó sentarse, pero le llevó varios minutos poder lograrlo, todo era desconocido. Por un momento se esperanzó porque fuera Leonardo quien la había llevado a algún lugar, pero supo que no cuando un cuadro gigante de aquel hombre que la drogó estaba en una de las paredes. Se levantó de la cama y corrió tanto como pudo a la puerta, pero tenía seguro y con el tamaño de esta, mi porque la pateara con todas sus fuerzas lograría algo. Corrió a la ventana y vió una posibilidad, la cual se esfumó de golpe al ver la altura de aquella edificación, eran cientos de metros, tenía que tener superpoderes para escalar. La ciudad le llamó la atención, no era california, o una
__ Levántate. - una toalla fue lanzada contra el rostro de Sara. Cuando abrió los ojos descubrió a una rubia con una imagen pulcra, acompañada de su séquito de sirvientas y esclavas. - Tienes que darte un baño, arreglar tu cabello, prepararte para tu presentación.__ Paso, gracias. - contestó la chica con desgano. __ No te estoy preguntando, te informo lo que vas a hacer. - declaró la rubia como si un "no" para ella le diera la mismo. - Mi hermano quiere que estés perfecta y es lo que va a tener.__ ¿Tú hermano es...__ El gran Abel Emmons, dueño y señor de este clan, junto a todo el territorio. - elevó las manos como si presentara al rey de alguna dinastía. __ No pierdan el tiempo. Me da igual lo que el amo y señor de este pais diga. - le dijo Sara copiando sus gestos. - Dile que se vaya al infierno, si quieres lo puedes acompañar. Vera Emmons no iba a permitir que le faltaran el respeto de esa forma a su hermano, por lo que con dos dedos indicó que la tomaran, porque su demanda s
__ ¡¿Alguien me puede decir de una buena vez que está pasando?!El rugido de Abel retumbó por toda la casa, no daba crédito a lo que veía, no tenía una sola idea de como había sucedido tal cosa, pero su sistema había sido hackeado. Perdió lo que tanto se jactaba de tener. Defensas ante ataques aéreos. Se movió de aquí para allá, tomó uno de los papeles, los lanzó a la mesa y se sentó frente al ordenador. Tecleó su clave de acceso , pero como si él fuera el intruso el sistema lo dejó fuera mandando un alerta a quien solo miraba la pantalla sin dejar su vaso.__ Nunca te metas conmigo si no tienes la capacidad de hacerme frente. - exclamó Leonardo dejando el licor de lado para darle justo lo que tanto este temía. La pantalla del computador de Abel se iluminó, sin embargo no fue lo que deseó ver.«Lanzamiento iniciando en 10...9...8...7...__ ¡Que alguien apague esto maldit@s sea! - gritó al darse cuenta de las coordenadas que tenían como objetivo. 5...4...El conteo regresivo siguió
Desde que Sara abrió los ojos intentó mover los brazos, dándose cuenta de las sogas que la tenían aprisionada. Se sacudió, notando que dicha cuerda estaba alrededor de su cuerpo como una pitón que estaba rompiendo sus huesos por ser tensadas de esa forma.__ ¿Que cara...__ Tranquila, fiera mía. - murmuró Abel viendo con detenimiento el cuerpo aprisionado de la chica que cada segundo veía más atractiva, encaprichado más con tenerla a su merced, para así darse el gusto de decir que todo lo que tenía Leonardo, también había sido suyo. Estando inmóvil no pudo evitar que los dedos del italiano tocaran su pómulo. Limpió del polvo, adorando las nulas marcas en el rostro delicado de la chica. Tal como su familia lo había dicho. Perfecta para someter. __ Manchaste mi palacete, bella calamidad. No debiste hacer eso. - se alejó para llenar la copa con vino tinto. - Es santo y santo debe dquedarse. __ Tiene al mismo demonio adentro y lo crees santo, no seas ridículo. - expuso Sara sin dejar
La fiebre hizo de las suyas en el cuerpo de Sara, más el ambiente y tanta gente entrando en contacto con ella para movilizarla de esa cama, apenas abrió los ojos la luz la cegó y no pudo abrirlos más. Una extensa capa de sudor cubrió su frente, sus labios se pusieron morados y los temblores no la dejaron respirar sin soltar esos quejidos por no poder agarrar calor. __ Niña, resiste. - le dijo la mujer mayor que secó su frente con un paño. - Necesito que te sientes para que bebas esto. Sara negó, no sabía que era lo que contenía el pocillo, como tampoco confiaba en nadie de ahí. Parecía que todos habían perdido la cabeza.__ Por favor, niña. Si me descubren dándote esto, me van a matar. - insistió la mujer al ver la renuencia de Sara. - Es una mezcla de hierbas con algunos...__ No. - se alejó de ella, cubriéndose con el sueter que deseó fuera más grueso. __ Si no te lo tomas vendrá a...__ ¿Que haces, esclava? - preguntó Abel abriendo las puertas de par en par. La mujer escondió e
__ Es Leonardo Crown. - dijo uno de sus hombres a Abel, el cual sintió la sacudida que el piso superior dio al recibir la lluvia de balas que se cernió desde el helicóptero que sobrevoló a esa altura. Los vidrios rotos cayeron hacia afuera del lugar, alborotando a todos, mientras Leonardo solo buscó a Sara con la mirada, tratando de averiguar cuál era su piso. Lo único que sabía era la seguridad que cargaba, por lo que al bajar debía ser el piso correcto o solo estorbarian su paso. Sara por su lado caminó junto al perro que la dirigió hasta la puerta, pero antes de lograrlo fueron interceptados por el grupo de hombres que iban por ella, siendo ese el mandato de Abel, el cual con un lanzacohetes se asomó, dispuesto a derribar la aeronave que amenazó con destruir todo lo suyo. __ Si da su ubicación, va a verlo más rápido. - sugirió uno de sus hombres. __ Ese malnacido vino por mí.__ Pero no lo tiene ubicado. Aún no lo tiene. - aseguró aconsejándole una retirada, pues aunque fueran
Lo único que a Leonardo pudo darle un poco de tranquilidad fue ver a Sara abrazando a su hijo, no quiso esperar más y en la mañana ya estaba en Vancouver, apretujando a su hijo, siendo ese el motivo por el cual resistió estar en un sitio donde romperla era la misión de todos.Lo detalló por varios minutos antes de meterse a hacerlo dormir y ella también quedarse dormida de nuevo. Necesitó de horas para poder recuperarse de todo lo que vio, sintió y pudo percibir. Tan alejada de esa paz que aún en sus sueños sintió que le arrebataban de nuevo, pero al abrir los ojos caída la noche, lo primero que vio fue a su hijo en sus brazos y a Leonardo sentado en el colchón con un computador. Su misión era no descuidar el seguimiento de todo lo que se decía en Italia, revisar que Zoraida no los estuviera siguiendo y al mismo tiempo ser el centinela que no descuidaría a su reina o a ese niño que jugaba con la mano de su padre, en tanto este hacia su trabajo. Sara sonrió al verlos así, pues no p