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Demetrius se acercó a Marina, ella sonrió. —¿Dónde estabas? —Me perdí, pero, no importa, siempre he vuelto a ti, siempre volveré a ti, sin importar donde esté, veré la forma, porque te amo. Ella sonrió. —¿Estás lista, amada esposa, para bailar nuestra canción? —¿Nuestra canción? —¿La recuerdas? —Recuerdo tu canción favorita, two less lonely people in the world de Air Supply. Él sonrió. —Recuerdo que dijiste que te gustaba. —¡Me encanta siempre que tú la amas! La canción comenzó a resonar, unieron sus manos, él estrechó su cintura, la acercó a él, ella era un diamante, algo precioso y valioso para su corazón, Marina era todo en su vida. Se miraron, el mundo desapareció, solo eran ellos dos. —¿Sabes? Estaba perdido sin ti, Marina, nunca te vi, pero esa noche desgraciada, también fue una bendición, éramos como los dos solitarios del mundo, ahora somos tú y yo juntos, no creía en los milagros, pero volviste, hiciste dos milagros realidad para mí. Ella sonrió, estaba embelesad
Las mejillas de Victoria se encendieron de un rojo carmesí, sus ojos brillaron y no pudo evitar mirar el azul en la mirada de Russell. Él sintió su corazón latir con fuerzas, de pronto estuvieron tan cerca uno del otro, ella era tan dulce, una sonrisa se formó en sus labios, era ella, y lo supo en ese momento, algo estaba cambiando, la tristeza se desplazaba por una sensación de plenitud, sonrió. —¡Russell! Hasta que la voz antipática de Trisha los devolvió a la realidad. Russell no podía, ni quería mirar a nadie que no fuera Victoria, pero ella se interpuso entre los dos. —Russell, ¡No encuentro a mi hija! ¡Me la han robado! —dijo sollozando Ella logró atraer la atencion, no solo de Russell, si no de algunos presentes. —¿Qué dices? Pero, niños, ¿No han visto a Tya? Los niños se miraron entre sí. —¡No! ¡No! Quizas ella esté jugando, o en el jardín, papi, responde a lo que te pedimos. —¡Russell, ayúdame! No quiero perder a mi hija —Trisha sostuvo la mano del hombre, Victoria p
Marina y Demetrius llegaron hasta Nasáu, pronto llegaron a la casa que Demetrius alquiló para pasar esa semana de luna de miel. Ella llegó, admiró el lugar, era tan hermoso, miró a la playa, que estaba tan cerca, la noche fresca, con estrellas brillantes, el mar en calma sonrió. —¿Te gusta? —¡Me encanta! Entraron a la casa, ella aún vestía de novia, estaba agotada, pero quitarse su vestido no era una opción, no, hasta cumplir la tradición, ella lo miró esperando, vio que él la miró con duda. —¿Qué pasa? —¿Qué pasa? Demetrius Vicent, ¿Olvidaste la tradición? Él rio, la miró con ojos traviesos. —¡Jamás, mi señora! —fue hacia ella, y la cargó como a un bebé, Marina sonrió, sus mejillas estaban muy encendidas. —Soñé con este momento. —¿Este momento? En que regresaste a mis brazos. Ella sonrió, asintió. —Solo quería morir y renacer en tus brazos, así es, porque te amo. —Te amo, y ahora eres mía para siempre. Demetrius la llevó hasta la alcoba, cuando entraron ella admiró el lu
Victoria y la empleada se apuraron a ir a la habitación al escuchar los gritos de Penélope. —¿Qué sucede? ¡¿Estás bien?! La mujer sollozaba, observaba esa caja de porcelana, abrazó a Victoria, pero luego su mirada se oscureció, miró a la empleada con recelo y rabia. —¡Tú! Me han robado y ¡Has sido tú! —exclamó apuntándola La empleada dio un traspié, la miró con horror, negó casi llorando. —¿Qué dice? —exclamó la empleada —¡Penélope… que has dicho…! —exclamó Victoria confusa. —¡Me han robado las joyas de mi Lucía! ¡Míralo por ti misma, su collar, sus aretes de rubís, no están! ¡Alguien los tomó! Está mujer es la única que limpia en mi habitación, ¡Ella los tiene! —¡No, señora, lo juro por Dios! Revisé mis pertenencias, juro que no hice nada malo. —Entonces, ¡¿Quién ha sido?! ¡¿Quién?! La voz de Trisha a lo lejos se acercaba a ellas. —Pero ¡¿Qué es este escándalo, querida Penélope!? Trisha miró a la mujer sollozando, se apuró a abrazarla. —¡Trisha! —¿Qué ha pasado? Cuéntame
—¡¿Tan pronto?! —¿Pronto? Debo volver al Mediterráneo, además, luego de tu boda no me iré hasta tres meses despues, tiempo suficiente para que yo vea que el matrimonio es estable y los niños están bien. Este fin de semana, quiero que lleves a los niños de campamento, están emocionados. —Pero… es casi el fin del verano y la escuela… —La escuela puede esperar un par de días, quiero que hagas este viaje, es importante, cuando vuelvas, sí o sí, debes entregar el anillo a tu nueva prometida, pero lo harás delante de mí, créeme este campamento podría ser útil para ti, y para los niños. Por cierto, Trisha irá con ustedes, invitaré a las gemelas Vicent, y también a Victoria. —¿A Victoria? ¿No crees que es mucha gente? Penélope sonrió. —No, son esenciales para ese viaje. La mujer salió. El corazón de Russell temblaba con fuerza, miró por la ventana, los niños jugaban con Victoria, pensó en lo que ella le dijo «Sí, Victoria, soy un cobarde, y te necesito, no sé qué está pasando conmigo…
—¡¿Qué ha dicho?! ¡Es imposible! Mi madre… murió cuando me dio a luz… ella no… —el hombre dio un paso atrás, estaba tan desconcertado viendo a Tessa. La mujer le vio con ojos tristes, puso una mano sobre su hombro, tenía un gesto compasivo. —Déjame contarte todo, tienes derecho a la verdad, hijo. Los ojos de Demian se abrieron enormes, tuvo miedo, ni siquiera estuvo seguro de que la verdad lo haría libre, ahora su corazón estaba roto. —¡¿Dónde está mi madre, hermana Tessa?! Tessa se puso muy nerviosa —Ella… estaba muy enferme cuando te dio a luz, tuvo una vida difícil, los doctores dijeron que tú, no tenías modo de sobrevivir, Demian y ella y tu hermano estaban en peligro, debían irse lejos, por eso, decidió dejarte en la iglesia, en el orfanato. Los ojos de Demian se abrieron con horror y confusión. —¡¿Qué?! No entiendo nada, está diciendo que… me abandonó… ¡¿Mi madre me abandonó al nacer?! —exclamó mirándola con dolor, Tessa no quería responder, le dolía darle la respuesta.
Cuando Penélope llegó a la mesa se sentó y miró a Trisha. —Quiero pedirte un favor. —Lo que sea por ti, Penélope. —¿Podrías asistir con mis nietos y mi yerno a un campamento de verano? Trisha la miró con sorpresa, y sonrió «¡Maldita sea, lo que sea menos eso, no soportaré a esos malditos mocosos!», pensó —¡Claro! Me encantaría. —Creo que eso los ayudaría a que te vieran como una nueva madre. Trisha sonrió. —¡Claro! Nada me haría más feliz. «Si ella soporta esta prueba, será una buena madre para mis nietos», pensó Victoria recibió una llamada y se acercó, lucía angustiada —¡Debo ir al hospital, parece que Ady se puso mal! Penélope se levantó —¡Dios, debería ir contigo! Russell se acercó —¿Qué sucede? —Ady se puso mal, me llamó Leonor, ella también se sintió mal cuando se enteró, me ha llamado para pedirme si puedo estar con Ady, iré de inmediato. —¡Iré contigo! —Los acompañaré. —No es necesario, Ady no te conoce —sentenció Victoria. —Es cierto, Trisha, quédate conmi
Marina hablaba con Alana, ella le contaba sobre Ady. —Peor no tienen de que preocuparse, ellas están bien. —Entiendo, bueno, si dices que la niñera puede ir con ellas, y Russell no tiene problema, será bueno que vayan al campamento. Demetrius se acercó con Marina, pronto hicieron una videollamada, las pequeñas estaban al frente de la pantalla del móvil, cuando vieron a sus padres sonrieron, saludándolos, ellos las miraron con ternura. —¿Cómo están mis bebés? —¡Bien, papito CEO, mamita, ya queremos que vuelvan! Papito CEO, no olvides traernos la arena rosada. ÉL sonrió, negó. —Nunca lo olvidaré. —¡Ni nuestros regalos! —No, mis bebés, llevaré todo para ustedes. Demetrius les envió un beso, se dijeron adiós y colgaron la llamada. Él volvió a recostarse en el camastro. —¡Ya quiero volver para estar con nuestras bebés, en el prójimo viaje las traeremos! Marina puso su camastro a su lado, sonrió al verlo. —Bueno, no quiero que al volver te vuelvas de nuevo un adicto al trabajo,