Julian
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Talia.
Debí imaginar que se rendiría a los brazos de un pez gordo como mi padre, y me alegra de no haber creído sus palabras. Casi que llegué a pensar que podría ser cierto eso de estar emocionada y que le había destrozado el alma, no haberla tomado; sin embargo, en este mundillo solo existen acuerdos donde unos pueden beneficiarte y otros condenarte.
―¿Es la chica de la que hablaste? ―Claire pregunta rompiendo el silencio en que nos hemos quedado por estar observando a la sin igual pareja.
O mejor, desigual. Es obvio lo que busca mi padre y lo que ella quiere. Habría estado atrapado en ese punto si la hubiera aceptado.
Ella me mira.
―Es la misma ―contesto.
―¿Y por qué está con tu padre?
Eso me resulta algo tonto, porque hasta con dos dedos de frente te darías cuenta de lo que una mujer joven y hermosa busca en un viejo al que ya le resienten el peso de los año
¿Qué fue todo eso?Sigo tratando de calmarme, lo que acaba de ocurrir nunca me había pasado. Esa mujer literalmente se transformó y de un momento a otro dejó de sonreírme y se abalanzó con una daga sobre mí.Salimos de ese lugar, pensé que iríamos al auto, al contrario, me lleva a la azotea del hotel. Allí hay un helicóptero y me apura para subir.―¿Estás más tranquila?―¿No me digas que eso fue por haberla rechazado? ―inquiero algo histérica.Julian se muestra pasivo y eso me molesta.―En parte, pero no lo creo.―Melania dijo que esto ocurriría ―murmuro asustada―, creí que lo soportaría, es demasiado. Quizás ella tiene razón.―Claire.―¡Te juro que es demasiado para mí! ―exclamo.Él me abraza y me lleva a su pecho.―Cálmate un poco.―¡No me pidas que me calme!, esa mujer en serio iba a matarme.Ni siquiera dijo nada, solo llegamos al servicio, ella estaba toda sonriente y de repente estaba am
La forma de sellar acuerdos con Julian, son únicas: simplemente te hace delirar y ver como nimiedades aquellas cosas que podrían ser bastante problemáticas. Una de las razones por las que ya no tengo contacto con mi madre es esa y de algún modo esto me hace sentir absurda porque me encuentro deseándolo así un día antes haya estado a punto de morir.La mano de Julian se mete debajo de mí buscando mi entrepierna. Me regodeo en el toque profundo de sus dedos, entremetiéndose entre mis piernas, rozándome, buscando ir más adentro. Su boca besa mi cuello y su barba raspa mi piel. Me lleva al borde y solo me está tocando. Mi boca se abre en un jadeo continuo. Ladeo mi cabeza para mirarle y su boca busca la mía.Se ríe de mí y eso me enerva, pero tan bien me alebresta. Agarro su mejilla y busco su boca. Es imposible besarle, sus dedos hurgando dentro lo hacen imposible y más cuando estoy a punto de explotar. Aprieto mis muslos con fuerza, atrapando su mano cuando el orgasmo ll
¿Funcionará?Supongo que es lo que voy a averiguar. El hombre que Julian me asignó como una especie de guardián se llama Jack, no es alguien que haya visto en su grupo de empleados; sin embargo, luce muy profesional, y bastante serio. Aún no me hago a la idea de mudarme a ese lugar (debería estar feliz) pero sigo sin hacerlo. Tal vez es por todo, sin duda Julian ha cambiado mi vida, en el fondo no deja de ser una gran locura permanecer a su lado.No sé cómo lo tomará Ivette cuando le cuente; no obstante, algo es claro y es que mi estatus ha cambiado desde que me enredé con él y no quiero involucrarla. No sé cómo lo tomará, y creo que es lo mejor. Si no quiero que me pase algo a mí, menos a ella, y después de lo que me ha dicho de dejar a Gary, esta va a ser una conversación bastante álgida y tensa.Julian se ha marchado a sus asuntos y quedamos de vernos en la tarde, ahora me dirijo a casa, Iv debe estar allí, y después de lo ocurrido lo más probable es
No sé qué pensar de todo esto, o, sí, prefiero no hacerlo porque tal vez así me haga la de la vista gorda y continúe con mi aventura, sin embargo, eso no es posible. Hay una verdad muy clara, Julian es un mafioso ―quizás hasta mucho más peligroso de lo que imagino―, y no puedo quedarme a su lado.Ahora me asusta un poco eso de que no me dejará correr; sin embargo, en nuestro último trato él ha dicho que dejará que lo haga si así lo decido. No sé si confiar en ello, pero Iv tiene razón, seguir con todo esto ―aunque me esté gustando mucho―, es de inconscientes.Él no es bueno para mí, no obstante, tengo que admitir que ha empezado a gustarme.¡Cielos!, eso es muy malo.Ivette está en su habitación y yo en la mía. Aunque me siento bien, he decidido seguir su consejo y tomarme una licencia por lo del accidente. Ya he hablado con el profesor y me he excusado para la clase. Ahora solo estoy pensando que hacer. Ese Jack sigue afuera esperando.«Debería de
Julian»»»»»«««««―¿La perdiste? ―pregunto riendo, porque me parece gracioso que una simple mujer se le haya escabullido a alguien tan competente como Jack London, apodado el visigodo.―Lo siento, señor, la señorita Bonnet hizo algo bastante astuto y no lo tuve en cuenta.―Bien, retírate.Jack se va. Tomo una bocanada de aire para calmarme. Se supone que todo estaba bien. Ella no se iría de mi lado y ahora estaría conmigo. Además, sabe que no puede escapar de mí. Escribo a mi investigador y le doy la orden de que averigüe todo lo que aún se quedó en el tintero sobre Claire.Es increíble, no tengo idea de adonde fue, y tampoco por qué lo hizo.¿A dónde has ido Claire que crees que no voy a encontrarte?―¿No crees que es lo mejor que pudo hacer?―Guárdate tus sugerencias, Melania.―No lo haré y voy a insistir en que es tu oportunidad de dejarla fuera de todo lo concerniente a ti. ¿N
Pretender no pensar en Julian es casi que imposible para mí. Ya debe haberse enterado de que no estoy allí, sin embargo, ya debería estar buscándome con todo lo que siempre dice. No le escribí nada, quizás porque no lo entendería, o porque quiero dejar abierta esa posibilidad. No debería gustarme tanto como lo hace, y no debería desear que me busque. Iv tiene razón, mi vida está en riesgo a su lado y quizás la de ella también.He llegado a Visalia, no a casa, me he alojado en un hotel. Estoy aquí, tanto como no deseo estarlo. Pasé tantos años de mi vida en este lugar, y no siento ningún arraigo. A lo mejor se debe a que me expulsaron. No sé qué quieren de mí, sea lo que sea, solo quiero saber qué es y luego irme, aunque, no sé si volver.La habitación es modesta, no es un hotel lujoso, tampoco quería quedarme en nada llamativo. Es lo mejor. Ni siquiera he desempacado las cosas. Cuando llegué en horas de la tarde solo me registré y me encerré a escribir y eso h
Un mesero llega y hacemos el pedido para ambos, y después que traen los platos hablamos de algunas trivialidades mientras comemos. Hablo muy poco de mí y más bien lo relevante hasta antes de que apareciera Julian, después dejo que él me cuente sobre su vida. Está viudo con una hija de ocho años y trabaja como profesor en la universidad estatal de la ciudad.Nos despedimos después de tomar café y postre y quedamos de vernos; sin embargo, es una promesa que no sé si cumpliré, solo estoy de paso, luego pienso en que podría intentarlo, ni siquiera es algo se me haya pasado por la cabeza con Gustav y eso que me gustaba.Vuelvo al hotel y me quedo el resto de la tarde adelantando mi libro. A las seis reviso por si hay algún mensaje o llamada de Iv y no hay nada. Tomo una ducha y me preparo para ir a casa. No he traído nada formal, así que me pongo un vestido sencillo. A la hora de ponerme calzones se siente extraño tener grabada la orden de Julian; no obstante, él no está aq
Debería odiar que esté aquí, pero siento un raro alivio verle allí con una excusa tan tonta. Volver a casa no se siente bien, sobre todo cuando tu madre se ha empeñado en darte el papel de la mala del paseo. Soy la villana en mi propia familia y solo porque dan por sentado que dejé morir a mi padre.Al final no pude quitarme la culpa y me refugié en lo que más me gustaba, las letras y la literatura, aunque no de la frívola, lo mío no era para entretenerme, era para hallar conocimiento. Eso me hizo alguien menos excéntrica y más monótona. Debe ser por eso que Geller salió con esa idea. Habría deseado que después de tantos años mi madre hubiera cambiado y me tratara mejor, o me pidiera una disculpa por todo el desprecio que recibí solo por no darme cuenta de que mientras estaba en el sótano teniendo sexo y drogándome con alguien que ya no recuerdo, él estaba teniendo un infarto que lo llevaría a la tumba.―¿Es cierto lo que dice este hombre Claire? No me habías mencionad