Julian
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―¿La perdiste? ―pregunto riendo, porque me parece gracioso que una simple mujer se le haya escabullido a alguien tan competente como Jack London, apodado el visigodo.
―Lo siento, señor, la señorita Bonnet hizo algo bastante astuto y no lo tuve en cuenta.
―Bien, retírate.
Jack se va. Tomo una bocanada de aire para calmarme. Se supone que todo estaba bien. Ella no se iría de mi lado y ahora estaría conmigo. Además, sabe que no puede escapar de mí. Escribo a mi investigador y le doy la orden de que averigüe todo lo que aún se quedó en el tintero sobre Claire.
Es increíble, no tengo idea de adonde fue, y tampoco por qué lo hizo.
¿A dónde has ido Claire que crees que no voy a encontrarte?
―¿No crees que es lo mejor que pudo hacer?
―Guárdate tus sugerencias, Melania.
―No lo haré y voy a insistir en que es tu oportunidad de dejarla fuera de todo lo concerniente a ti. ¿N
Pretender no pensar en Julian es casi que imposible para mí. Ya debe haberse enterado de que no estoy allí, sin embargo, ya debería estar buscándome con todo lo que siempre dice. No le escribí nada, quizás porque no lo entendería, o porque quiero dejar abierta esa posibilidad. No debería gustarme tanto como lo hace, y no debería desear que me busque. Iv tiene razón, mi vida está en riesgo a su lado y quizás la de ella también.He llegado a Visalia, no a casa, me he alojado en un hotel. Estoy aquí, tanto como no deseo estarlo. Pasé tantos años de mi vida en este lugar, y no siento ningún arraigo. A lo mejor se debe a que me expulsaron. No sé qué quieren de mí, sea lo que sea, solo quiero saber qué es y luego irme, aunque, no sé si volver.La habitación es modesta, no es un hotel lujoso, tampoco quería quedarme en nada llamativo. Es lo mejor. Ni siquiera he desempacado las cosas. Cuando llegué en horas de la tarde solo me registré y me encerré a escribir y eso h
Un mesero llega y hacemos el pedido para ambos, y después que traen los platos hablamos de algunas trivialidades mientras comemos. Hablo muy poco de mí y más bien lo relevante hasta antes de que apareciera Julian, después dejo que él me cuente sobre su vida. Está viudo con una hija de ocho años y trabaja como profesor en la universidad estatal de la ciudad.Nos despedimos después de tomar café y postre y quedamos de vernos; sin embargo, es una promesa que no sé si cumpliré, solo estoy de paso, luego pienso en que podría intentarlo, ni siquiera es algo se me haya pasado por la cabeza con Gustav y eso que me gustaba.Vuelvo al hotel y me quedo el resto de la tarde adelantando mi libro. A las seis reviso por si hay algún mensaje o llamada de Iv y no hay nada. Tomo una ducha y me preparo para ir a casa. No he traído nada formal, así que me pongo un vestido sencillo. A la hora de ponerme calzones se siente extraño tener grabada la orden de Julian; no obstante, él no está aq
Debería odiar que esté aquí, pero siento un raro alivio verle allí con una excusa tan tonta. Volver a casa no se siente bien, sobre todo cuando tu madre se ha empeñado en darte el papel de la mala del paseo. Soy la villana en mi propia familia y solo porque dan por sentado que dejé morir a mi padre.Al final no pude quitarme la culpa y me refugié en lo que más me gustaba, las letras y la literatura, aunque no de la frívola, lo mío no era para entretenerme, era para hallar conocimiento. Eso me hizo alguien menos excéntrica y más monótona. Debe ser por eso que Geller salió con esa idea. Habría deseado que después de tantos años mi madre hubiera cambiado y me tratara mejor, o me pidiera una disculpa por todo el desprecio que recibí solo por no darme cuenta de que mientras estaba en el sótano teniendo sexo y drogándome con alguien que ya no recuerdo, él estaba teniendo un infarto que lo llevaría a la tumba.―¿Es cierto lo que dice este hombre Claire? No me habías mencionad
Odio la situación con mi familia, siento que ya no tiene remedio. Y no me siento mal por irme de allí, y aunque en el fondo me lo esperaba, me agradó la sorpresa de verle llegar allí; eso es malo cuando tienes la intrínseca intención de alejarte de él.No creo que pueda, de verdad que no.Me acomodo de nuevo en mi lugar y es obvio que conduce hasta el hotel donde me estoy quedando. Pizzalia. No es lo mejor, pero es cómodo y me pregunto si le pondrá alguna objeción.Él detiene al auto en la zona de tránsito y antes de que pueda bajar hay alguien abriéndome la puerta y no es el valet porque no hay, es Jack, que no debe tenerme mucho aprecio luego de escapar de él con ayuda de Ivette. Después que me ayuda a bajar va hasta donde Julian y este le entrega las llaves, le dice algo al oído y el hombre sube al auto y se marcha.Julian viene conmigo, entramos a la zona del restaurante y el mesero nos guía hasta una mesa desocupada. Después de sentarme me fijo en qu
Después de cenar subimos a la habitación que estaba ocupando en el hotel, por fortuna no dejé nada regado. Tampoco mis apuntes, y lo cierto es que no esperaba que él estuviera conmigo allí. Me siento ilusa al pensar que podía escapar de él y la verdad es que no puedo.Julian me gusta de una manera extraña, una que no mide inhibiciones, quizás será porque a pesar de su temple y pragmatismo, me deja tenerle como quiero. Me complace y eso hace que no vea nada malo; no obstante, todo es malo y a la final trae sus consecuencias.Me quedo de pie mirando hacia la sala, atenta a lo que hará. Ha dicho dulce castigo, y aunque sé que voy a disfrutarlo mucho. He meditado en lo que hablamos y tal vez debo ser sincera. Su mano en mi espalda me sobresalta, me vuelvo para mirarle.―¿En qué tanto piensas?―Hay algo que no te he dicho sobre lo que hablé con Ivette ―digo bajando un poco el rostro.―¿Y qué es bonita?―Es algo que creo que es grave y pu
Cuando he despertado, Julian no está en la habitación; sin embargo, me pregunto a dónde ha ido hasta que veo una nota sobre la mesita.“Trata de no escaparte de Jack, sigue estando a tu disposición. Haz lo que necesitas y vuelve o te daré otro castigo”.Eso me hace sacar una sonrisa y pensar que con gusto voy a desobedecer; tengo que centrarme, hay cosas que debo hacer antes de abandonar Visalia y es enfrentarme a mi familia otra vez. Bajo de la cama y busco algo que ponerme. En medio de lo que estoy haciendo, percibo el dolor en mis muñecas y tobillos, tengo marcas y eso me trae recuerdos de lo dulce y tortuosa que estuvo la noche. Solo pienso en que Julian tiene sus buenos métodos para hacerte sentir increíble. Sobo mis muñecas mientras camino hasta la sala envuelta en una gruesa bata.Me espanto un poco al notar que en efecto Jack está allí en la sala a mi disposición y cuidando de que no escape; no obstante, no quiero escapar.―Hola ―digo a m
¿¡Qué es todo esto!?Empiezo a zarandear a Jack con fuerza y desespero, no se mueve.«¡Está muerto!», chillo por dentro llevando mis manos sucias de sangre a la cara, entonces intento mover la llave para encender el auto, el estruendo de vidrio quebrándose y salpicándome a cada lado me espanta sobre manera gritando audible cuando siento que los cristales rotos me caen encima. Han roto los vidrios de las ventanas con bates de beisbol y uno de ellos se inclina y se asoma.No tengo idea de quién es, traen cubierta la cara con pasamontañas y solo puedo mirarlos asustada.―Hola, primor, ¿vas a bajar a las buenas o lo harás a las malas? ―pregunta ese hombre con una risita y yo solo puedo morirme del miedo.―¿Van a matarme? ―pregunto atolondrada.―No, y lo estarás pronto si no colaboras. Así que baja del auto de una puta vez.El hombre
Creo que es tarde para lamentarme de como se ha vuelto todo esto. Quizás si sabía del peligro, pero tal vez no era consciente de ello y que tuviera esta magnitud. Es claro que Julian no es de la clase de hombres en el cual deberías fijarte; a veces todo sucede, de manera que cuando te das cuenta, ya no puedes evitarlo.¿Lo odio por lo que está pasando?La verdad es que no, si bien me ha incitado, a la final he sido yo quien ha cedido. Quizás se piense que me esté victimizando, y no es así porque es la consecuencia de cuando no lo pensamos demasiado, sino que actuamos y nos dejamos llevar.Es cierto que no me dio muchas opciones, pero a la final, siempre ha sido mi decisión, aunque al principio haya sido renuente. Ahora mismo solo quiero salir de esto ―y ojalá con vida―, y después tomaré mi decisión.No sé dónde estoy ahora, me pusieron ese saco en la cabeza y me llevaron casi que a rastras a alguna habitación porque escuché como cerraban la puerta. No pue