La agitación se queda en mi sistema mientras sigo observándole. Pienso que sin duda sabe cómo doblegar el carácter de una mujer; sin embargo, no se lo haré tan fácil. Bebo un poco de vino mientras sigue comiendo sin dejar de mirarme.
―¿Ese es tu método perfecto de convencimiento?
―Tengo mejores tácticas, aunque no vi que te quejaras ―repone con engreimiento.
Mi boca se abre riendo de soslayo, y luego negando. Entonces recuerdo que cuando no puedes con algo es mejor unirte a ello.
―Está bien, quizás podamos llegar a un acuerdo ―comento tomando el tenedor para comer un poco más.
―¿Acuerdo? ―se mofa con la pregunta.
―Ya me queda claro que estás acostumbrado a hacer lo que te da la gana, pero conmigo no será así.
―¿Insistes en retarme?
―Tengo derecho, ¿no? ―contesto―, yo cedo a tu capricho y tú al mío ―agrego y él vuelve a reírse.
―¿Ah sí?
―Tal como lo oye, ya que quieres algo mío ―advierto, y seguido hago algo que nu
Creo que estoy loca. Solo a mí se me ocurre hacer ese tipo de tratos con un hombre que así me haya dicho su nombre, apenas y conozco, y lo poco que sé me lleva al borde; aunque debe ser porque el hombre sabe cómo persuadir. Mi entrepierna aún tiembla con lo que me hizo allí en el restaurante, y ahora la falta de calzones mucho más. Sin embargo, tengo que admitir que no me disgusta del todo y siento que quiero vivir esta aventura que se supone, es un acuerdo, donde el beneficio es mutuo.Una sonrisa escapa de mis labios recordando la increíble idea de Iv, de que en ese lugar encontraría algo en lo que inspirarme, y ahora admito que no estaba errada porque encontré más que eso. No sé si escribiré una guarrada como la de Tara endiosando a su tal Archeron, pero sí que será como documentar mi aventura con un tipo pseudo peligroso.«No sé quién es él», medito ladeándome para mirarlo, ahora me intriga. Tal vez me sorprenda o tal vez me lleve un fiasco.―¿En qué piensas
Creo que estoy loca. Solo a mí se me ocurre hacer ese tipo de tratos con un hombre que así me haya dicho su nombre, apenas y conozco, y lo poco que sé me lleva al borde; aunque debe ser porque el hombre sabe cómo persuadir. Mi entrepierna aún tiembla con lo que me hizo allí en el restaurante, y ahora la falta de calzones mucho más. Sin embargo, tengo que admitir que no me disgusta del todo y siento que quiero vivir esta aventura que se supone, es un acuerdo, donde el beneficio es mutuo.Una sonrisa escapa de mis labios recordando la increíble idea de Iv, de que en ese lugar encontraría algo en lo que inspirarme, y ahora admito que no estaba errada porque encontré más que eso. No sé si escribiré una guarrada como la de Tara endiosando a su tal Archeron, pero sí que será como documentar mi aventura con un tipo pseudo peligroso.«No sé quién es él», medito ladeándome para mirarlo, ahora me intriga. Tal vez me sorprenda o tal vez me lleve un fiasco.―¿En qué piensas
Julian»»»»»«««««―No puedo creer que la hayas llevado a esa ejecución ―Melania grazna las palabras.Cualquiera que le escuche pensaría que está preocupada por Claire; sin embargo, solo se aprovecha del asunto y cuando hace eso de adoptar posturas responsables y sobre protectora conmigo es porque le conviene, además que sabe muy bien cuáles son los entresijos de este mundo un poco turbio. La única razón por la que está a mi lado es porque ha probado con creces que me es leal a mí y no a mi padre, puesto que sus diferencias son tan irreconciliables como las mías; sin embargo, que siempre intente recalcar su fidelidad, es algo que nunca he terminado de entender.Mi padre no está fuera del ruedo y ahora que estoy por pisarle la cabeza, sé que busca arruinarme y usará cualquier cosa para lograrlo, sin embargo; una vez dejas que se posesione el león, solo te queda apartarte de su camino.―¿Terminaste?Ella me mir
―¿No piensas contarme ningún detalle?Iv frunce los labios haciéndome reír para mis adentros, lo exteriorizo en mi cara y eso le hace fruncir el ceño también. A veces me muero por contarle todo con pelos y señales, no sé cómo se lo va a tomar ―o si lo sé―, teniéndome por conservadora y mojigata. Sin embargo, puedo contarle que tengo una especie de placentero acuerdo con Julian, sin llegar a dar tantos detalles.Madre mía. Eso que ha sucedido es realmente una locura. Sin embargo, las dudas siguen allí, junto a esa vocecita en mi cabeza que me grita que Julian es tanto atractivo como peligroso; no obstante, por algo dicen que lo dañino es lo más delicioso. Y yo puedo afirmarlo después de realizar tantos estudios sobre comportamientos que debería evitar.Debería estar alertada; en este punto ya no estoy pensando con la razón. Estoy dejándome llevar.―No paso nada interesante.―¿En serio?―Vamos, Iv, el hombre me invitó a almorzar y lue
Como lo dijera, a la hora de terminar mi clase esa mujer estaba esperándome afuera. La miro con recelo en lo que subo al auto, da la impresión de ser amable, sin embargo, aún no termina de convencerme.―¿Puedo saber a dónde va a llevarme?―¿Julian no te lo dijo? ―pregunta bastante arrogante y me da la impresión de que cada que lo hace es para hacer que sienta que no soy importante.Lo cierto es que ni siquiera he descubierto eso con él. Sé que es insistente y solo por eso asumo que le intereso en demasía, es difícil no pensar que es de los que se encapricha con algo y luego le pierde el gusto.Al principio deseaba que fuera así y me dejara en paz, ahora las cosas han ido cambiando bastante.―¿Es la razón por la que lo pregunto?―No debe tenerte tanta confianza aún, sino, no te escondería nada ―esa mujer dice y en el fondo me resulta algo insidiosa porque no estoy equivocada con mi presunción sobre ella.Me pregunto cuán importante ser
―Hola, bonita ―dice sin dejar de mirarme.Su voz grave y ronca me calienta la sangre en las venas, por fortuna el vapor camufla mi estado y no deja que se note toda la excitación que me embarga. No es extraño que tenga ese efecto o tal vez ya he dejado que surta sobre mí. Aprieto bien el nudo de la toalla y maldigo no haberme puesto un vestido de baño debajo. No obstante, no imaginé que estuviera allí. Me río de soslayo con la situación, muy parecida a la de su baño romano, solo que hoy si estoy satisfecha.―No pensé que lo compartiría con usted.―Ya dejemos las formalidades, además dije que quería ver el resultado.―Puedes imaginártelo, asumo que debes tener una mente sucia, así que no te quedará difícil ―digo alzándome de hombros y él sonríe.―No adivinarías cuanto, pero no quiero imaginarte, quiero verte.Se pone en pie y camina con mucha arrogancia desde donde estaba arrellanado, hacia mí. El piso de madera cruje con cada paso como si si
Río para no sentirme tonta pensando que eso fue para desquitarse de lo que le hice esa noche en la habitación de hotel. ¡Todo un tonto! E imagino lo frustrado que estaba en ese momento, sin embargo, no me arrepiento. Así como no le conozco bien, él tampoco a mí; lo cierto es que me ha dejado caliente y con ganas de más.«Idiota», aunque creo que más lo soy yo, porque cuando debería correr hacia el lado contrario, sigo haciéndolo en su misma dirección.Sacudo mi cabeza y dejo de pensar en ello, termino de vestirme luego de tomar una ducha tibia para quitarme las sales de vapor junto con el calentón y me arreglo. De forma traviesa pienso en eso que dijo sobre no llevar calzones y me los saco y los guardo en mi bolso.Al salir, una de las chicas que me asignaran me espera para guiarme hasta la sala donde está la dueña, Melania y Julian, hablan sobre algo hasta que llego y hacen silencio, él apenas me ve, viene conmigo y toma mi mano.―Ha sido un placer, seño
―¿Crees que lo soy? ―pregunta llevando las manos a mis muslos.―¿¡Qué haces!?―Acariciarte ―responde sobando mis muslos.―¿Asumo que no hay cámaras encendidas en este lugar?―Así es.―¿Y si las hubiera?―Mandaría a quemar y explotar el lugar por no seguir mis órdenes ―responde.―Eso suena un poco… drástico.―Lo soy, cuando no obedecen mis órdenes ―repone subiéndome la falda y acariciándome la entrepierna desnuda mientras trato de leer la dedicatoria del libro, que había pasado por alto esa noche en la charla.Si eres como Julie, lee este libro. Te hará despertar de tus sueños de niña.Me causa gracia y luego un espasmo cuando empieza a meterme los dedos.―¿Es en serio? ―suspiro.―Puedo parar si quieres.―Idiota ―mascullo con la voz afectada, refregando mi trasero sobre su parte delantera, deliciosa y dura.―Busca la página que estabas leyendo esa noche.―No voy…―