―¿No te excita todo esto? ―pregunta mientras me lleva en brazos.
―¡Vete al cuerno! ―respondo a su provocación, observando sus ojos de acero, fijos en los míos, tras la máscara elaborada que tiene puesta en la cara.
Mentiría si dijera que no, pero lo estoy desde que he visto todo esto, cosas que solo he imaginado cuando he hecho estudios sobre fiestas paganas, era como una fantasía de libro con el que te diviertes leyendo y hasta sueñas, pero que jamás vas a experimentar. No obstante, ahora y para mi gran sorpresa estoy viendo de primera mano lo que parece una orgía.
Una parte, de verdad, que quiere salir corriendo, y la otra, está bastante cómoda en los brazos de este odioso ser, que no me puedo explicar cómo ha terminado envolviéndome en todo esto.
―Eres extraña Claire, pretendiendo demostrar que no te gusta nada de esto, presiento que es todo lo contrario ―prosigue rompiendo el hilo de mis pensamientos.
―Eso no es cierto ―murmuro apretando los di
¿Qué fue lo que pasó allí?Me lo sigo preguntando una y otra vez y luego que miro mi mano vendada y un poco adolorida lo recuerdo.Lo golpeé.―Tienes cojones ―dice esa mujer espabilándome de mis pensamientos.Después de eso, me sacó de allí y me trajo con esa mujer, y luego que me he secado y puesto mi ropa, ella me ha traído con el médico que vino a revisarme la mano. Era ridículo cuando yo también le hice daño con esa mascara.Me pregunto por qué estoy teniendo tanta conmiseración con él. Debería odiarlo por lo que me hizo presenciar sin habérselo pedido…Miro a esa mujer mientras el médico termina recoger todo lo que utilizó para tratarme la mano y ponerme un vendaje.―Aquí están las instrucciones y a qué hora debe tomar los analgésicos para la inflamac
―¿Qué te pasó en la mano? Acaso te dislocaste con un libro ―Iv pregunta jocosa, apenas me ve entrar.Esa mujer me dejó en casa y luego cuando se fue me di cuenta de que dos autos le seguían, y asumo que estuvieron detrás de nosotras cuando salimos de ese lugar.―Muy graciosa ―rechisto sacudiendo de mi cabeza los pensamientos que quieren volver.Cierro la puerta y con ello doy por sentado que todo eso quedará afuera, en el pasado, como una extraña experiencia, y vuelvo a mi vida. Se queda mirándome, parece estar preparando comida. Camino hacia la cocina y dejo mis cosas sobre el mesón, después tomo asiento en el banco. Ella abre los ojos cuando ve mi cartera.―¿Cómo la encontraste?―Me la devolvieron.Pone una expresión no muy convencida de mi respuesta. Me mira con recelo.―¿Qué ha ocurrido? Traes el cabello húmedo y una mano vendada. Acaso ocurrió una catástrofe en la biblioteca.―¡No!, algo parecido ―digo soltando la venda qu
No puedo evitar reír releyendo la pinche nota que dejó en el libro.¿Cuándo se le pase el enojo?Está de coña.Y de eso hace una semana y no ha sucedido nada. He andado con precaución y hasta a veces he pensado que me abordará como las anteriores, y nada. A estas alturas no sé si sentirme feliz porque aparentemente me dejó en paz, o enojada porque esperaba que en verdad ocurriera.De todos modos, soy una idiota, y aunque esa mujer haya dicho que no era lo que pensaba que cuando la otra mujer fue a su despacho, estaría loca si le hiciera caso. Estaría tonta si pensara que la llamó allí solo para verla como hizo allá abajo. Después de este tiempo he determinado que solo dejó lo escrito allí para atormentarme y que pensara que iba a buscarme de nuevo.―Vaya, ¿vas a un velorio?Esa es Iv molestándome otra vez.―No, voy a una tertulia de intelectuales ―respondo con sarcasmo y ella me mira con hastío.―No imagino lo divertido que es
Así que tomo el primer libro que trae cargando para mirar la portada, que no es la misma con la que publicó. La imagen de un macho alfa tatuado, de barba, mirada escrupulosa y músculos a los que le pasarías la lengua, me hace tragar grueso, e incluso imaginar que es ese imbécil.El pensamiento me hace sudar y luego movernos porque ya están dando el aviso de entrada y todo es una locura. Todas quieren estar en primera fila con sus libros en mano. Por fortuna tenemos puestos apartados, así que no somos arrasados. Entramos y nos acomodamos allí escuchando el bullicio hasta que la señora T. S. Riders se digne a llegar.Miro a mi alrededor y el sitio se llena por completo, y mientras eso sucede abro, le doy la vuelta al libro y leo la sinopsis.Julie es joven e inexperta, nunca ha tenido un arrebato, ni siquiera ha salido de fiestas como sus amigas; sin embargo, todo eso cambia cuando Lucius Archeron se aparece frente a ella con sus aires de malote, alborotando todas sus hormonas y corromp
Creo que estaba demasiado influenciada con todo esto, además que escogí el peor momento para leer por primera vez el libro de Tara. Julian sigue arrastrándome, subiendo las escaleras. No lo hace con fuerza y tal vez es porque cree quiero ir.―¿A dónde me lleva? ―inquiero, aunque mi intento por detenerlo es nulo.―Seguro que querrás tener un poco de privacidad.Tal vez no está equivocado, pero tampoco puedo perder la cabeza.―¿Privacidad para qué? ―pregunto él se ladea para mirarme.―Seguro que quieres estar a solas conmigo después de leer ese tipo de historias, ¿no? ―responde arrogante.―¡Eso no es cierto!―Vas a tener que demostrarlo ―dice cuando llegamos hasta la puerta de la habitación número 206. Saca una llave de su bolsillo y la abre―, después de ti o quieres que te cargue y te lleve dentro ―añade petulante.Bien, cada encuentro con él ha sido una nueva experiencia, tal vez esta sea otra, me digo e ingreso al interior, qu
Julian»»»»»«««««―¿Tienen la información que pedí? ―pregunto y necesito saberlo porque estoy que me lleva el mismo diablo.Mi lema es: nunca juegas con fuego, a menos que quieras quemarte, y Claire me ha sorprendido porque parece que quiere bailar sobre la caldera.―¿Por qué no pasas de ella? Tienes de donde escoger ―Melania habla con su pose de madre sabelotodo.Me hace resoplar, porque debería aplicarse esa desfachatez ella misma.―Asumo que, si mi padre no hubiera seguido ese consejo, estarías a su lado lamiéndole las suelas ―digo con bastante ironía.Ella se muestra incómoda, y son pocas cosas con que puedes lograrlo. Melania Barking creía que era única hasta que le cambiaron por otra, más joven y astuta; ese es mi padre y la causa de sus errores.―¿Señor? ―llama uno de mis hombres. Me vuelvo hacia él y me entrega un papel―, es todo lo que encontramos de ese sujeto.Reviso la inform
Creo que lo que hice fue bastante arriesgado, quizás tiene alguna enfermedad venérea y yo tirándomelo sin protección. Luego me río porque la he hecho bien buena. ¡Cielos! «Me lo he cogido yo y no él a mí», medito altanera para mis adentros. Me sedujo, y soy yo quien ha terminado haciendo lo que él quería.¡Touché!No puedo evitar reír ante mi travesura, eso le pasa por sonsacarme. Soy reservada, y no una mojigata. Admito que al principio estaba muy sorprendida y por eso mis indecisiones porque no son cosas que te pasan todo el tiempo.No, y hasta el momento no había ocurrido. Todas las relaciones que he tenido puedo contarlas con mis dedos, y ninguna ha sido tan insistente, y casi que he creído que soy alguien olvidable; sin embargo, es innegable que se ha metido en mi camino y en mi vida y no parece querer apartarse. No sé qué ocurrirá ahora, con él todo parece impredecible, y si sigue buscándome no voy a dejarme.―¿En qué íbamos? ―Geller pregun
Debería imaginar que solo él haría algo así, ¿y cómo es que supo que vendría aquí? Tal vez no debería ni de preguntármelo. Él parece que conoce todos mis pasos. Una parte de mí se siente halagada porque es el primer hombre que me busca de esa manera, y la otra un poco preocupada porque se está pasando de la raya. No obstante, hace cosas que me sorprenden y logra que le preste atención de otra manera.En definitiva, Julian es muy apuesto, bien dicen que la maldad es muy atractiva, «y se siente bien».¡Cielos! Supongo que es imposible recordar ese álgido momento del que creo que me voy a regodear toda mi vida.Creo que estoy flipando. Me sacudo esas tonterías y me centro en él.―¿Ahora debo darle toda mi adoración por haber mandado a desocupar todo un piso para que almuerce sola? ―digo impregnando mi todo con mucho sarcasmo.―No, sola. Conmigo ―contesta y bajo un poco la mirada para que no note mi admisión de que el gesto es demoledor para cualquier