Creo que lo que hice fue bastante arriesgado, quizás tiene alguna enfermedad venérea y yo tirándomelo sin protección. Luego me río porque la he hecho bien buena. ¡Cielos! «Me lo he cogido yo y no él a mí», medito altanera para mis adentros. Me sedujo, y soy yo quien ha terminado haciendo lo que él quería.
¡Touché!
No puedo evitar reír ante mi travesura, eso le pasa por sonsacarme. Soy reservada, y no una mojigata. Admito que al principio estaba muy sorprendida y por eso mis indecisiones porque no son cosas que te pasan todo el tiempo.
No, y hasta el momento no había ocurrido. Todas las relaciones que he tenido puedo contarlas con mis dedos, y ninguna ha sido tan insistente, y casi que he creído que soy alguien olvidable; sin embargo, es innegable que se ha metido en mi camino y en mi vida y no parece querer apartarse. No sé qué ocurrirá ahora, con él todo parece impredecible, y si sigue buscándome no voy a dejarme.
―¿En qué íbamos? ―Geller pregun
Debería imaginar que solo él haría algo así, ¿y cómo es que supo que vendría aquí? Tal vez no debería ni de preguntármelo. Él parece que conoce todos mis pasos. Una parte de mí se siente halagada porque es el primer hombre que me busca de esa manera, y la otra un poco preocupada porque se está pasando de la raya. No obstante, hace cosas que me sorprenden y logra que le preste atención de otra manera.En definitiva, Julian es muy apuesto, bien dicen que la maldad es muy atractiva, «y se siente bien».¡Cielos! Supongo que es imposible recordar ese álgido momento del que creo que me voy a regodear toda mi vida.Creo que estoy flipando. Me sacudo esas tonterías y me centro en él.―¿Ahora debo darle toda mi adoración por haber mandado a desocupar todo un piso para que almuerce sola? ―digo impregnando mi todo con mucho sarcasmo.―No, sola. Conmigo ―contesta y bajo un poco la mirada para que no note mi admisión de que el gesto es demoledor para cualquier
La agitación se queda en mi sistema mientras sigo observándole. Pienso que sin duda sabe cómo doblegar el carácter de una mujer; sin embargo, no se lo haré tan fácil. Bebo un poco de vino mientras sigue comiendo sin dejar de mirarme.―¿Ese es tu método perfecto de convencimiento?―Tengo mejores tácticas, aunque no vi que te quejaras ―repone con engreimiento.Mi boca se abre riendo de soslayo, y luego negando. Entonces recuerdo que cuando no puedes con algo es mejor unirte a ello.―Está bien, quizás podamos llegar a un acuerdo ―comento tomando el tenedor para comer un poco más.―¿Acuerdo? ―se mofa con la pregunta.―Ya me queda claro que estás acostumbrado a hacer lo que te da la gana, pero conmigo no será así.―¿Insistes en retarme?―Tengo derecho, ¿no? ―contesto―, yo cedo a tu capricho y tú al mío ―agrego y él vuelve a reírse.―¿Ah sí?―Tal como lo oye, ya que quieres algo mío ―advierto, y seguido hago algo que nu
Creo que estoy loca. Solo a mí se me ocurre hacer ese tipo de tratos con un hombre que así me haya dicho su nombre, apenas y conozco, y lo poco que sé me lleva al borde; aunque debe ser porque el hombre sabe cómo persuadir. Mi entrepierna aún tiembla con lo que me hizo allí en el restaurante, y ahora la falta de calzones mucho más. Sin embargo, tengo que admitir que no me disgusta del todo y siento que quiero vivir esta aventura que se supone, es un acuerdo, donde el beneficio es mutuo.Una sonrisa escapa de mis labios recordando la increíble idea de Iv, de que en ese lugar encontraría algo en lo que inspirarme, y ahora admito que no estaba errada porque encontré más que eso. No sé si escribiré una guarrada como la de Tara endiosando a su tal Archeron, pero sí que será como documentar mi aventura con un tipo pseudo peligroso.«No sé quién es él», medito ladeándome para mirarlo, ahora me intriga. Tal vez me sorprenda o tal vez me lleve un fiasco.―¿En qué piensas
Creo que estoy loca. Solo a mí se me ocurre hacer ese tipo de tratos con un hombre que así me haya dicho su nombre, apenas y conozco, y lo poco que sé me lleva al borde; aunque debe ser porque el hombre sabe cómo persuadir. Mi entrepierna aún tiembla con lo que me hizo allí en el restaurante, y ahora la falta de calzones mucho más. Sin embargo, tengo que admitir que no me disgusta del todo y siento que quiero vivir esta aventura que se supone, es un acuerdo, donde el beneficio es mutuo.Una sonrisa escapa de mis labios recordando la increíble idea de Iv, de que en ese lugar encontraría algo en lo que inspirarme, y ahora admito que no estaba errada porque encontré más que eso. No sé si escribiré una guarrada como la de Tara endiosando a su tal Archeron, pero sí que será como documentar mi aventura con un tipo pseudo peligroso.«No sé quién es él», medito ladeándome para mirarlo, ahora me intriga. Tal vez me sorprenda o tal vez me lleve un fiasco.―¿En qué piensas
Julian»»»»»«««««―No puedo creer que la hayas llevado a esa ejecución ―Melania grazna las palabras.Cualquiera que le escuche pensaría que está preocupada por Claire; sin embargo, solo se aprovecha del asunto y cuando hace eso de adoptar posturas responsables y sobre protectora conmigo es porque le conviene, además que sabe muy bien cuáles son los entresijos de este mundo un poco turbio. La única razón por la que está a mi lado es porque ha probado con creces que me es leal a mí y no a mi padre, puesto que sus diferencias son tan irreconciliables como las mías; sin embargo, que siempre intente recalcar su fidelidad, es algo que nunca he terminado de entender.Mi padre no está fuera del ruedo y ahora que estoy por pisarle la cabeza, sé que busca arruinarme y usará cualquier cosa para lograrlo, sin embargo; una vez dejas que se posesione el león, solo te queda apartarte de su camino.―¿Terminaste?Ella me mir
―¿No piensas contarme ningún detalle?Iv frunce los labios haciéndome reír para mis adentros, lo exteriorizo en mi cara y eso le hace fruncir el ceño también. A veces me muero por contarle todo con pelos y señales, no sé cómo se lo va a tomar ―o si lo sé―, teniéndome por conservadora y mojigata. Sin embargo, puedo contarle que tengo una especie de placentero acuerdo con Julian, sin llegar a dar tantos detalles.Madre mía. Eso que ha sucedido es realmente una locura. Sin embargo, las dudas siguen allí, junto a esa vocecita en mi cabeza que me grita que Julian es tanto atractivo como peligroso; no obstante, por algo dicen que lo dañino es lo más delicioso. Y yo puedo afirmarlo después de realizar tantos estudios sobre comportamientos que debería evitar.Debería estar alertada; en este punto ya no estoy pensando con la razón. Estoy dejándome llevar.―No paso nada interesante.―¿En serio?―Vamos, Iv, el hombre me invitó a almorzar y lue
Como lo dijera, a la hora de terminar mi clase esa mujer estaba esperándome afuera. La miro con recelo en lo que subo al auto, da la impresión de ser amable, sin embargo, aún no termina de convencerme.―¿Puedo saber a dónde va a llevarme?―¿Julian no te lo dijo? ―pregunta bastante arrogante y me da la impresión de que cada que lo hace es para hacer que sienta que no soy importante.Lo cierto es que ni siquiera he descubierto eso con él. Sé que es insistente y solo por eso asumo que le intereso en demasía, es difícil no pensar que es de los que se encapricha con algo y luego le pierde el gusto.Al principio deseaba que fuera así y me dejara en paz, ahora las cosas han ido cambiando bastante.―¿Es la razón por la que lo pregunto?―No debe tenerte tanta confianza aún, sino, no te escondería nada ―esa mujer dice y en el fondo me resulta algo insidiosa porque no estoy equivocada con mi presunción sobre ella.Me pregunto cuán importante ser
―Hola, bonita ―dice sin dejar de mirarme.Su voz grave y ronca me calienta la sangre en las venas, por fortuna el vapor camufla mi estado y no deja que se note toda la excitación que me embarga. No es extraño que tenga ese efecto o tal vez ya he dejado que surta sobre mí. Aprieto bien el nudo de la toalla y maldigo no haberme puesto un vestido de baño debajo. No obstante, no imaginé que estuviera allí. Me río de soslayo con la situación, muy parecida a la de su baño romano, solo que hoy si estoy satisfecha.―No pensé que lo compartiría con usted.―Ya dejemos las formalidades, además dije que quería ver el resultado.―Puedes imaginártelo, asumo que debes tener una mente sucia, así que no te quedará difícil ―digo alzándome de hombros y él sonríe.―No adivinarías cuanto, pero no quiero imaginarte, quiero verte.Se pone en pie y camina con mucha arrogancia desde donde estaba arrellanado, hacia mí. El piso de madera cruje con cada paso como si si