El cuerpo debajo de sus dedos se tensó cuando se detuvo en una de sus tantas marcas, justamente la que estaba debajo de su ombligo. Era una de esas cicatrices que te marcan de por vida. Ian tensó la mandíbula pestañeando varias veces para no romper algo y estaba seguro de que ese algo sería Rachel, porque era lo único que tenía cerca en ese momento.
— ¿Hay algo mal en mí, amo? — se sentó en la cama en cuanto Ian se despegó de su cuerpo para sentarse a un lado en la cama.
— No es nada — se levantó de la cama sin mirarla —. Ven, te guiaré en el recorrido de la habitación para que sepas donde están las cosas y puedas ubicarte si necesitas algo.
Rachel asintió colocando los pies en los bordes de la cama esperando que su amo llegara por ella. Su brazo fue tomado con más fuerza de la necesaria y casi chilla por tan brusco que era el cambio de actitud.
Se tragó cada cosa que tenía en mente para no hacer enojar al alfa más de lo que ya estaba. El recorrido fue muy tenso para ella, porque no encontraba la forma de quitar la mano del alfa de su brazo. Pestañeó varias veces cuando escuchó el sonido de un celular, obviamente el de Ian se hizo presente en la habitación.
El alfa la dejó en la cama y luego salió de la habitación dejándola sola sin saber qué hacer. Sus ojos se llenaron de lágrimas contenidas desde hace un buen rato, ahora que estaba sola no sabía qué hacer. El único recuerdo que tenía de sus amigas era la cadena que adornaba su cuello y no pensaba quitársela ni aunque fuera a ducharse, si es que se duchaba.
Sostuvo la cadena entre sus dedos recordando los breves momentos que había pasado con sus amigas. Ahora estaba en algún lugar del país pasando el peor día de su cumpleaños con un alfa del que ni siquiera sabía su nombre. Lo único que sabía era que este era un león, la especie más peligrosa en todo el mundo, los niños que nacían siendo leones su mundo estaba escrito en el poder.
Aunque, muy pocos llegaban a nacer con vida por culpa del vientre de sus incubadoras.
Movió sus pies tocando su cuerpo sobre la tela de la lencería, esperando que su amo llegará para terminar con su vida después de haber visto sus marcas en cada parte de cuerpo. Era de esperarse que saliera corriendo desde que las viera.
No podía hacer absolutamente nada si él decidía regresarla otra vez al prostíbulo del cual la había sacado, a decir verdad. Le era sumamente difícil de creer que ahora podía pertenecer a ese asqueroso alfa que había intentado tocarla muchas veces en el pasado y que ahora tenía la excusa perfecta para hacer de las suyas con su vida.
La puerta de esa habitación fue abierta y el olor a enojo llegó a sus fosas nasales de inmediato. Bajó de la cama colocándose de rodillas con sus manos en la espalda esperando su fin, por así decirlo.
— No te dije que te pusieras de rodillas — la tomó del brazo levantándola —. Aparte de ciega, eres estúpida.
— Lo siento, amo. Es que me asusté mucho cuando salió de aquí para hablar por teléfono — susurró, intentando salir de su agarre que ya le estaba pasando factura.
— ¿Por qué te asustaste? — La sentó en la cama otra vez —. Aún no te he dado motivos para que estés nerviosa.
— Yo… creo que fue porque vio las marcas que están en mi cuerpo y también porque recibió esa llamada hace un momento. Pensaba que ya me iba a matar o algo parecido por el tono de voz por el cual recibió…
— Nada de eso — la interrumpió —. Ahora que sabes dónde está cada cosa espero que tengas un poco de conocimiento a la hora de moverte por la habitación.
— Si, amo — asintió rápidamente.
— Mañana vendrá alguien a traerte algo de ropa para que uses en el tiempo que estés en este lugar.
Dicho esto se retiró dejando a Rachel sola en medio de esa habitación.
*****
Su mandíbula estaba tan tensa que parecía como si en cualquier momento se le fuera partir en dos la cara, estaba realmente enojado con todos en ese lugar. Azotó la puerta con fuerza en cuanto llegó al lugar. Su mirada viajó hacia los presentes en ese lugar, tenía una dolorosa erección entre sus piernas y que por supuesto nadie que estaba en ese lugar iba a solucionar.
— También estaba en pleno acto cuando estos hijos de perra me llamaron — explicó Zaid, a su lado con el ceño fruncido de igual forma.
— Yo ni siquiera pude hacer más que entrarle los dedos — ahora fue el turno de Leonard en mirarlos a ambos con los labios fruncidos —. Y eso, que fue en el auto.
— Debemos de acabar con esto rápido tengo que quitar esta espantosa erección de mis piernas y ninguno de los que están aquí lo harán — se cruzó de brazos y luego caminó hacia donde estaban las puño de acero —. Que empiece este hermoso juego — sonrió —, ¿Cuál es la razón por la cual han interrumpido mi maravillosa noche?
— Según las cámaras de seguridad; este individuo fue visto colocando bombas cerca de donde nos reunimos los del partido cuando hacemos nuestras reuniones — dijo Leonard, caminando por la habitación y sentarse en una de las sillas para mirar el espectáculo.
Ian le quitó el saco color negro que cubría su rostro y subió una ceja cuando se dio cuenta de quién era. Era la misma a quien le había dado el golpe cuando se le fue entregado su pequeña zorrita.
— ¿Quién te envió?
— Nadie…
— No me vengas a decir que nadie porque eso ni el papa te lo cree, imbécil — le soltó un fuerte golpe en el rostro con el puño de acero que tenía entre sus manos —. Sí no me dices nombres me veré en la obligación de hacer las cosas a mi manera y preferirás que alguno de ellos… — señaló a Leonard y a Zaid —. Te den un poco de esta m****a antes que yo.
— Jamás diré algún nombre, prefiero que me mantén antes de vender a mi país como lo han hecho ustedes tres — escupió.
— En ese caso, haré las cosas a mi manera.
*****
— Rachel — el susurro de la persona que la llamaba era tan conocido que inmediatamente abrió los ojos.
— Carla, ¿Eres tú? — se sentó en la cama buscando las manos que estaban en sus piernas —, ¿En verdad eres tú?
— Si soy yo y también Valeria está aquí conmigo — su voz se perdió al final soltando un sollozo
— Estamos juntas otra vez, hermana.
— Eso es genial, ¿Pero cómo llegaron hasta aquí? — preguntó, sin poder creerlo.
Uno de los lados de la cama se hundió cuando hizo esa pregunta y el olor que una de sus amigas siempre había adquirido no se hizo esperar en su olfato.
— Alguien nos trajo hace un rato, tal parece que vamos a vivir juntas por un largo tiempo — dijo Valeria, pasando sus dedos por el cabello de Rachel.
— ¿Qué está pasando? —su corazón estaba latiendo a mil por hora.
— Rachel — llamó Carla —. Fuimos vendidas a personas importantes en este mundo del narcotráfico y trata de blancas — tomó una de sus manos y Valeria hizo lo mismo —. Fuimos vendidas a las tres personas más importantes del país… yo fui vendida al vicepresidente, Valeria al primer vocal y tú… — se quedó callada, no sabía cómo su amiga iba a reaccionar si le decía lo que tenía enredado en la lengua.
— Tú te llevaste el premio alfa, eso es lo que Carla quiere decirte — murmuró, con una sonrisa triste.
— No entiendo.
— Tú fuiste vendida al presidente del país, Rachel.
Los días siguieron su curso tal y como estaban. Rachel sentía miedo cada vez que se iba a la cama a dormir cada noche. Sintió y presintió que su amo iba a entrar por esa puerta para quitarle la poca inocencia que quedaba en su cuerpo, pero nada pasó en esos días que estaba con sus dos amigas en esa inmensa casa a las afueras de la ciudad.Los días pasaron y Rachel poco a poco fue sintiéndose tranquila, con algunas preocupaciones de por medio. En esos días en los cuales no había recibido noticias de su amo por ningún medio, por alguna extraña razón se sintió mejor.Así como esos días pasaron, el año nuevo llegó, y con eso nuevas cosas llegaron a su mente.Estaba en la parte trasera de esa gran
Hizo una mueca cuando su rostro impactó de lleno contra el fuerte pecho de su dueño, la verdad es que le había dolido el golpe, pero estaba segura de cualquier ataque del amo de Valeria se podría decir que las cosas se estaban saliendo de control absoluto.Escuchó el gemido de dolor que hizo su amiga cuando fue llevada hacia otro lugar del avión, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas sin poder contenerlas cuando escuchó su queja mientras se alejaba.Fue guiada por el alfa a una de las habitaciones del avión y luego fue dejada en la cama, a su lado sintió la presencia del alfa pero no dijo nada. Solo se quedó en silencio esperando que este no se enojara por desobedecer una vez más.Un gemido asustado escapó de sus labios c
Un gemido lleno de excitación escapó de sus labios en el momento en que la lengua del alfa se puso sobre la tela de la ropa interior dándole un placer que jamás imaginó en su vida que alguna vez se pudiese imaginar.Su cuerpo comenzó a retorcerse del placer en el mismo instante en que su parte íntima comenzó a reaccionar ante los breves toques de la lengua del alfa contra esta. Con una de sus manos, tocó el cabello del alfa invitándolo a seguir con lo que estaba haciendo. No obstante, esto no pareció molestarle al alfa en que hiciera todo eso.Con una sonrisa de lado, tomó posesión de los labios de la omega con mucha precisión en el acto, su lengua se movía con tanta destreza que le era imposible a Rachel de seguirle el beso, el calor irradiaba d
La sonrisa en su rostro no se fue en ningún momento, todo lo contrario se mantuvo intacta durante todo el congreso y con los presidentes de otros países. Todos sabían quién era Ian Jones, un tirano que vivía de los ingresos de su país y que llevaba más años gobernando que cualquier otro presidente.Ian tenía a todos a sus pies, cada quien sabía a que se atenían cuando se dirigían a él. Aunque muchos lo envidiaban de sobre manera a causa de que él tenía todo lo que un hombre pudiese desear en la vida con solo chasquear los dedos.Pero la sonrisa de ese presidente no era precisamente por eso, todo lo contrario. Recordaba en cada ocasión que podía la manera en la híbrida que tenía en casa había gritado su nombre la noche anter
Su espalda chocó con la pared detrás de ella cuando una de las embestidas marcó el ritmo una vez más, no supo cómo fueron a parar una vez más en la lujuria y la pasión en ese día.Pasó más de dos semanas desde que volvieron de ese congreso y el presidente del país pasaba más tiempo con ella que con su esposa…aunque Rachel no podía dejar de imaginarse las veces en las cuales la pobre mujer se quedó sola en casa con un lazo que él por muy malo que fuera, le fascinaba la forma en la que el alfa la trataba en cada uno de sus encuentros.Sus uñas fueron a parar a la espalda del alfa cuando su vientre comenzó con las contracciones de que se iba a correr en ese instante.El alfa al darse cuenta de e
Rachel estaba en el baño con todo dándole vueltas y más vuelta. Ese día se levantó con el estómago en la boca y no había una respuesta coherente para eso. Sus amigas estaban realmente preocupadas por su salud y sabían cómo reaccionaría la omega si le dijeran sus sospechas.Otra arcada salió de sus labios y el mismo contenido. En verdad le estaba asustando esos cambios en su metabolismo, no podía decir con exactitud lo que tenía, pero la tensión en el cuarto de baño era notoria para su situación.Sus amigas le ayudaron a ponerse de pie y la llevaron a la habitación, se sentó en la cama con las piernas hechas gelatinas, se llevó ambas manos a los labios para evitar que los sollozos que querían salir de estos.
Cualquier persona que estuviese mirando al hombre del otro lado del escritorio diría que estaba viendo al mismísimo presidente del país. La mirada era idéntica a la del presidente y eso era algo que sabía cómo usarlo a su favor en dado caso de que fuese necesario en su momento.Las personas que estaban en su despacho, fueron saliendo poco a poco dejando a las tres mujeres solas con él. Si Ian era de temer su hermano también lo era.— Sólo te di una maldita orden y no la sabes cumplir como se debe — dijo, con voz neutra —. Tenías que ofrecerle un buen sexo al idiota de Zaid y punto —ladeó el rostro —, ¿Es que acaso ya ni para eso sirves?— No es nada de eso, señor. Es solo que Zaid tien
La semana en la que Ian se pasó de fiesta en fiesta celebrando su triunfo fue la mejor de todas. No obstante, sentía que algo le faltaba y que ese algo tenía unos hermosos ojos azules como el cielo con unas pequeñas nubes a su alrededor y eso le hacía sentirse frustrado de sobremanera cada vez que alguna omega de cualquier raza se le acercaba.El necesitaba a esa híbrida con él.Leonard y Zaid le decían que solo era cuestión de unas semanas más antes de volver a la misma rutina de siempre, pero estaba seguro de que fracasaría si seguía de esa manera. Esa noche tenía otro viaje fuera del país, y eso lo estaba volviendo loco de sobremanera.Estúpida omega de ojos lindos que lo volvían loco con cada cosa que