Rachel estaba en el baño con todo dándole vueltas y más vuelta. Ese día se levantó con el estómago en la boca y no había una respuesta coherente para eso. Sus amigas estaban realmente preocupadas por su salud y sabían cómo reaccionaría la omega si le dijeran sus sospechas.
Otra arcada salió de sus labios y el mismo contenido. En verdad le estaba asustando esos cambios en su metabolismo, no podía decir con exactitud lo que tenía, pero la tensión en el cuarto de baño era notoria para su situación.
Sus amigas le ayudaron a ponerse de pie y la llevaron a la habitación, se sentó en la cama con las piernas hechas gelatinas, se llevó ambas manos a los labios para evitar que los sollozos que querían salir de estos.
Cualquier persona que estuviese mirando al hombre del otro lado del escritorio diría que estaba viendo al mismísimo presidente del país. La mirada era idéntica a la del presidente y eso era algo que sabía cómo usarlo a su favor en dado caso de que fuese necesario en su momento.Las personas que estaban en su despacho, fueron saliendo poco a poco dejando a las tres mujeres solas con él. Si Ian era de temer su hermano también lo era.— Sólo te di una maldita orden y no la sabes cumplir como se debe — dijo, con voz neutra —. Tenías que ofrecerle un buen sexo al idiota de Zaid y punto —ladeó el rostro —, ¿Es que acaso ya ni para eso sirves?— No es nada de eso, señor. Es solo que Zaid tien
La semana en la que Ian se pasó de fiesta en fiesta celebrando su triunfo fue la mejor de todas. No obstante, sentía que algo le faltaba y que ese algo tenía unos hermosos ojos azules como el cielo con unas pequeñas nubes a su alrededor y eso le hacía sentirse frustrado de sobremanera cada vez que alguna omega de cualquier raza se le acercaba.El necesitaba a esa híbrida con él.Leonard y Zaid le decían que solo era cuestión de unas semanas más antes de volver a la misma rutina de siempre, pero estaba seguro de que fracasaría si seguía de esa manera. Esa noche tenía otro viaje fuera del país, y eso lo estaba volviendo loco de sobremanera.Estúpida omega de ojos lindos que lo volvían loco con cada cosa que
El clima de Pekín china no era para nada bueno para Rachel. A decir verdad, su nariz no paraba de soltar pequeños mocos y eso; que tenía un abrigo puesto ocultando su cola de las miradas curiosas de todos esos alfas.Era de noche cuando llegaron a esa ciudad y la verdad es que Rachel no sabía cómo sentirse al respecto con todos los olores de los omegas y alfas del lugar. Al menos agradeció que los betas tuviesen un olor más ligero o si no estuviera perdida y mareada.De un momento a otro fue llevada a otro lugar y alejándola del alfa. Por suerte Valeria y Carla estaban cerca de ella porque o si no hubiese hecho un tremendo escándalo en pleno aeropuerto.El alfa le había explicado que debían de estar separados en cuanto pisaran Pekín.
La mirada del alfa estaba perdida en la ciudad, según él había cometido el peor error de todos al marcar a la omega como lo hizo la noche anterior. No podía creer que había marcado a Rachel y que ella simplemente se había desmayado cuando por fin se dio cuenta de su error ya era demasiado tarde para remediarlo.Su celo lo había tomado por sorpresa como era de esperar. Pensaba que solo era un simple mito entre los ancianos que se encontraba por ahí en la calle, pero se dio cuenta de que todo era verdad y que Rachel era su alma gemela.Ahora las cartas estaban sobre la mesa, Rachel era suya por toda la puta eternidad y eso era algo que estaba muy en el fondo de su corazón y ahora estaba en lo más alto de este. Miró a la omega acostada en la cama, aun inconsciente por la actividad anterio
Ian miraba las pruebas que Rachel se había hecho ese día y todas daban positivo, realmente estaba embarazada. Si que todo estaba perdido, bueno no tanto.Leonard y Zaid estaban que lo mataban con la mirada, realmente lo mataban y él en verdad que no estaba para nada contento con las consecuencias de sus actos. Debía de poner su plan en marcha, su hermano ya había dado la orden de que debían matarlo dentro de poco y Rachel aún no estaba operada de la vista.Miró hacia donde estaba la omega durmiendo y no dudó en sonreír al ver sus pequeñas manos sobre su vientre. Era una buena imagen.— Tenemos que hacer algo, Ian — la voz de Leonard lo volvió a la realidad —. Creo que lo mejor será que todo se quede así
Ian estaba al lado de la omega en una clínica privada, había salido disfrazado bastante bien ese día para que nadie lo reconociera y que todo se fuese a la mierda. Aunque, bien podía dejar que alguno de sus trabajadores fuese con la omega, pero como es un cabeza dura no dejó que nadie fuera con la omega.El mismo doctor que había estado al pendiente de su salud por largos años ahora iba a poner todo su empeño en Rachel por orden del alfa.Justamente ese día Ian tenía que dar la cara ante todo el país, y también pondría su plan en marcha para acabar con su hermano antes de que él lo hiciera. Sólo tuvieron que esperar unos cuantos minutos antes de que el médico entrará regalándoles una pequeña sonrisa a ambos.
Ian puso los ojos en blanco cuando su teléfono celular volvió a sonar otra vez esa noche en verdad que ya lo tenían cansado con toda la mierda que estaba pasando. Habían pasado semanas desde que todos sabían las nuevas reglas y demás cosas que él había puesto. Ni siquiera había estado al pendiente de Rachel y no sabía cómo saldría ese día después de arreglar muchas cosas, Rachel al fin sería operada de la vista.El embarazo de la omega sería sin complicaciones a menos que esta tomara las medidas necesarias. La semana pasada hubiese sido todo, pero decidió esperar un poco más en lo que todo se calmaba las cosas, pero parecía imposible.Estaba en la sala de la casa presidencial observando cómo sus empleados se movían d
— ¿Qué diablos estás diciendo Leonard? — preguntó Ian, colocándose de pie —. No puedes tomar una decisión como esa y listo.— No quiero tener un hijo con esta... — empujó a Carla hacia el piso —. No puede estar pasándome esto.— Carla no tiene la culpa de que tu polla todo el tiempo esté parada y quiera un orificio para entrar y soltar esperma sin un condón — gruñó, ayudando a Carla a colocarse de pie —. No vengas ahora a darte del buen esposo que no te queda.— Sé que Carla no tiene la culpa de nada, pero no quiero a ese niño — se acercó a ellos con la intención de tomar una vez más a Carla y llevársela —. Carla no tendr