CAPÍTULO 63: NO HABRÁ BODAEl hospital sigue vibrando con una energía tensa y oscura. La pérdida de Na-Ra ha dejado una marca en todos nosotros. Estoy sentada en la sala de espera, tratando de asimilar los eventos recientes. Daniel se ha ido solito al baño, cuando de repente veo a Tae-Young entrar. Su rostro está contorsionado por una expresión de furia que nunca había visto en él.—Elena, ven conmigo ahora mismo —dice con voz afilada y urgente mientras se acerca a mí.Antes de que pueda responder, me agarra del brazo con fuerza y me arrastra hacia la salida del hospital. La gente a nuestro alrededor nos mira, pero nadie interviene.—¿Qué estás haciendo? —le pregunto, tratando de liberar mi brazo de su apretón—. No voy a ir a ninguna parte contigo.—Sí vas a venir conmigo —responde Tae-Young, con una determinación inusualmente agresiva en su voz—. No puedes simplemente desaparecer en medio de todo esto. ¡Te fuiste con la boda a punto de comenzar!Avanzamos a toda prisa por el lugar, p
CAPÍTULO 64: NO HAY VUELTA ATRÁSLa puerta del taxi se cierra con un golpe que resuena en mi mente, una clara señal de que no hay vuelta atrás. Miro a Daniel, su rostro pequeño y confuso refleja el caos que hemos dejado atrás en el hospital. La ciudad pasa a toda velocidad a través de la ventana, pero no tengo tiempo para prestar atención. Mi mente está enfocada en una sola cosa: salir de aquí lo antes posible.Llegamos a casa y prácticamente arrastro a Daniel al interior, mi corazón martillea en mis oídos. Cierro la puerta tras nosotros, respirando hondo para calmarme.—Mamá, ¿qué está pasando? —pregunta Daniel, puedo sentir su miedo y confusión.—No te preocupes, cariño. Solo tenemos que empacar algunas cosas rápidamente —le respondo, intentando sonar tranquila, pero mi voz tiembla un poco.Me dirijo a mi habitación, quitándome el vestido de novia con manos temblorosas. Cada movimiento se siente pesado, como si el peso del mundo estuviera sobre mis hombros. Dejo el vestido en el sue
CAPÍTULO 65: PAPÁ, ELLA SE VADanielLa puerta de mi habitación se cierra con un suave clic, aislándome del ajetreo que está ocurriendo fuera. Mi corazón late con fuerza en mi pecho y mis manos tiemblan mientras intento pensar en lo que debo hacer. Mamá está guardando nuestras cosas, comprando pasajes para llevarnos lejos. No quiero irme. No quiero dejar a papá.Saco mi teléfono del bolsillo, los dedos se me resbalan por la pantalla mientras busco el número de papá. Lo llamo, mi voz es apenas un susurro cuando él responde.—Papá, tienes que apurarte —le digo, mi voz temblando—. Mamá quiere irse del país. —¿Qué? ¿Estás seguro de lo que dices Dany?—Sí, está empacando todo y comprando pasajes, por favor, tienes que venir.—No te preocupes, Daniel. Llegaré pronto —responde él, su voz calmada intentando tranquilizarme.Cuelgo el teléfono, pero el miedo y la ansiedad no desaparecen. Me quedo escondido en mi cuarto, escuchando el sonido de mamá moviéndose rápidamente por la casa, cerrando
CAPÍTULO 66: RETORNO A ESPAÑADespués de lo que parece una eternidad, el avión finalmente aterriza en Madrid. Siento una mezcla de alivio y tristeza al ver el letrero que dice "Bienvenidos a España". Es un regreso inesperado y doloroso, pero necesario. Daniel está agotado, sus ojitos se sienten pesados, los abre y los cierra intentando no dormirse a causa del largo vuelo y la confusión de haber dejado atrás todo lo que quería. Tomo su manita y caminamos lentamente hacia la salida, donde un taxi nos espera. Llego a casa sintiendo la misma sensación de hace ya casi seis años cuando regresé derrotada, humillada y con el orgullo lastimado. En este presente creo que las cosas son infinitamente peores. Porque esa vez mi corazón no había salido tan lastimado como ahora. Abro la puerta del departamento de mi madre, el único lugar donde me siento segura. Mi madre nos recibe con los brazos abiertos, aunque puedo ver la sorpresa en sus ojos. Ella sabía que me estaba preparando para casarme, le
CAPÍTULO 67: NUEVA VIDA EN MADRIDDespierto temprano, decidida a empezar de nuevo. La luz del sol se filtra por las cortinas de mi habitación, prometiendo un día brillante. Respiro hondo, llenándome de determinación. Hoy es el día en que comienzo a reconstruir mi vida.Después de preparar el desayuno para Daniel y para mí, lo llevo al colegio. Decidí que no podía obligarlo a continuar en un lugar donde no es feliz, así que hice las averiguaciones y encontré un colegio Español-Coreano. Me queda un poco más lejos que su antiguo colegio, pero sé que será bueno para él. Daniel parece nervioso, y yo también, aunque intento ocultarlo. Quiero que se sienta cómodo y feliz, y espero que este cambio lo ayude a conectarse con sus raíces coreanas mientras se adapta a su vida en España.—Mamá, ¿crees que me caerán bien mis nuevos compañeros? —pregunta Daniel, con una mezcla de esperanza y temor en su voz.—Estoy segura de que sí, cariño. Serás genial y harás muchos amigos nuevos —le aseguro con un
CAPÍTULO 68: ESTO NO HA TERMINADODos semanas después…Daniel y yo estamos en la cocina, rodeados de harina y risas. El aroma dulce del pastel que estamos preparando llena el aire, mezclándose con el sonido de su risa. Mi madre cuenta uno de sus chistes habituales, y Daniel se ríe a carcajadas. Es un momento perfecto, uno de esos raros momentos en los que todo parece estar en su lugar. —Mamá, este es el mejor pastel que hemos hecho —dice Daniel con una sonrisa de oreja a oreja, mirando la masa con orgullo.—Claro que sí, cariño. Y todo gracias a nuestro maestro pastelero —le respondo, revolviendo su cabello suavemente.El timbre de la puerta suena, y pienso que tal vez sea Javier. Hemos estado saliendo, aunque solo como amigos todavía. Él no es nada discreto con sus intenciones, pero fui sincera y le expliqué lo que ocurría conmigo. Javier fue increíblemente comprensivo, aun así, se ha dedicado a llevarme flores al trabajo, salir al cine o a cenar. Nos pusimos al día con nuestras vid
CAPÍTULO 69: YA NO ME CONTROLASDoy media vuelta mientras me abrazo a mí misma de camino al edificio. Pero antes de llegar, él me toma por sorpresa y vuelve a acorralarme una cuadra antes de llegar.—¿Qué estás haciendo? —No vas a escudarte en la gente de aquí, te dije que no hemos terminado.Me sacudo de su agarre, mirándolo con furia.—Estás loco, eres un demonio Hyun-Soo. —Tal vez, pero te advierto que no me iré de aquí hasta no recuperar todo —dice, haciendo énfasis en esa última palabra—, todo lo que es mío.—No me importa la demanda, Hyun-Soo. Lucharé por mi hijo con todo lo que tengo. Si intentas llevártelo, sabrás quién es Elena Fernández en realidad —advierto, mis palabras están llenas de una ferocidad que no había sentido en mucho tiempo.Hyun-Soo suspira, sus hombros caen un poco como si estuviera cansado. Intenta explicarse, pero no le doy la oportunidad.—Y dime, ¿Min-Ji sabe que estás aquí? —Vuelvo a preguntar. Puedo ver la lucha interna en su rostro, pero no me impor
CAPÍTULO 70: CELOS EN EL RESTAURANTELa mañana es fresca, y el aire de Madrid llena mis pulmones con un delicioso aroma a rocío de lluvia. Javier llega puntual, como siempre lo hacía en la secundaria. Su sonrisa cálida y su presencia son justo lo que necesito en estos momentos. Nos saludamos con un abrazo y, después de asegurarme de que Daniel está listo, subimos al coche y nos dirigimos al colegio.El viaje es tranquilo. Daniel está emocionado por ver a sus nuevos amigos, y Javier y yo aprovechamos para hablar. Es un alivio poder conversar de cosas mundanas y dejar de lado, aunque sea por un rato, la preocupación constante que Hyun-Soo ha traído a mi vida.Después de dejar a Daniel en el colegio, Javier y yo nos dirigimos a una cafetería cercana. El lugar es acogedor, con un aroma a café recién hecho que llena el aire. Nos sentamos junto a la ventana y pedimos dos capuchinos. Javier empieza a recordar viejos tiempos, hablando de nuestras travesuras en la secundaria, y no puedo evitar