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Los ojos de la mujer se volvieron tristes al recordarlo, «Habían pasado más de treinta y tres años de ese suceso, ella no quería recordarlo, pero justo en ese momento tuvo que hacerlo. Era la esposa del señor Vicent la elegante Laura Vicent, los que la conocían la adoraban, era buena, eso creía, hasta que descubrió a su marido y a su amante juntos —su amante era su propia ama de llaves—, juntos planeaban su muerte, así Laura se iría con las manos vacías, la dejarían sin nada, pero ¿Qué destino le esperaba a su pequeño Lawrence? Supo que la estaban envenenando, tan lento, que cuando muriera nadie lo notaría. Lo supo por una conversación secreta entre ellos al sospechar una infidelidad. Laura decidió actuar, llamó a un abogado, y todo se hundió, el señor Vicent fue arrestado, mientras Alana escapó embarazada, sin embargo no lo hizo sola, para su desgracia Alana se llevo consigo al pequeño Lawrence, eso era como un puñal al corazón de Laura, y una sentencia de muerte, una mujer podrí
Demetrius estaba abajo, Demian estaba sentado en un sofá con una pierna cruzada sobre otra. —¡Es tan tarde! Llegaremos tan tarde ¿Cómo hacen las mujeres para siempre ir tarde a todos lados y que nos parezca normal? Demian mirò a su gemelo. —¿Sabes, papito CEO? Las mujeres demoran mucho en arreglarse, pero siempre son menos molestas que tú, deja de quejarte —espetó Demian —Oye clon usurpador, no soy molesto, tú lo eres. —Papito CEO, deja a tío malo en paz, no le molestes —sentenció Ady Demian hizo un puchero. —Lo ven mis pequeñas travesuras, papito CEO es malo con tío, por eso tío es malo. Las gemelas corrieron a abrazarlo. Demetrius rodó los ojos. —No es cierto, tío CEO es bueno, yo confío en él —dijo Carlitos y corrió a abrazarlo. —¡Al fin! Un bebé muy listo tengo aquí, no como dos travesuras que creen en tío malo. Las gemelas besaron a su tío en las mejillas, pero se apartaron al ver a Liv. —¡Es bonita como una princesa de cuento de hadas! —exclamaron Demian y Demetrius
Demian alzó la vista, observó a Marina y a Lawrence ir juntos a la pista de baile. —Creo que Marina está muy molesta —dijo Liliana con algo de temor en su tono de voz. Demian negó, quiso que no se preocupará más por los otros, se levantó y la invitó a bailar con él. Pronto fueorn a la pista de baile. Liv los mirò de lejos, sonrió al ver la bella pareja que hacían. Demian y Liliana bailaban la balada romántica, él estrechó su cintura, ella colgó sus manos en su cuello, estaban embelesados mirándose. —Jura que nunca me harás eso, no podría soportar verte en los brazos de otra. Demian negó. —Nunca seré tan tonto como mi hermano, solo tengo ojos para ti. Liliana sonrió, besó sus labios. Alana que los miraba de lejos sintió rabia, pero luego al ver a Demetrius con otra mujer y a Marina bailando con otro, se quedó perpleja. Fue con Liv —¡¿Qué demonios es lo que pasó aquí?! —¡No lo sé, señora! Alana mordió sus labios con rabia, estaba enojada. —¡Debiste ser tu quien bailara con
Demian la mirò con ojos pequeños, conocía esa clase de mujeres, las detestaba, tan frívolas para sentir nada. —Yo solo tengo ojos para mi esposa, así que aléjate, mujer. Liliana observó tal escena, Demian se puso pálido como una hoja de papel. —¿Acaso no lo escuchaste mujer? —sentenció Liliana, sintió que perdía su buen temple. Renata soltó a Demian, la mirò con ojos desafiantes. —¿Tanto miedo tienes de que tu esposo me mire a mí? Liliana sonrió. —En realidad, no, a mi esposo no le gustan las mujeres que se resbalan como mantequilla, pero —Liliana tomó su hombro, la empujó para que mirara a la pista de baile, luego tomó su barbilla, la movió para que viera de un lado a otro—. Mira aquí y allá, ¿lo ves? Hay muchos hombres, ahora ve y busca un hombre soltero para que dejes a las parejas felices y no las invadas de tu suciedad. Liliana empujó a la mujer que fue a dar al suelo, sin detenerse. Renata chilló, pidió a Demian que la levantara. Liliana susurrò a su oído. —Ni se te oc
Liliana estaba casi dormida en el asiento del auto, cuando Demian detuvo la marcha, ella abrió los ojos, estaban en un estacionamiento. —¿Dónde estamos? Él sonrió. —Te traje lejos del drama de la mansión Vicent, ven conmigo. Él bajó del auto, le abrió la puerta, tomó su mano. Era un hotel lujoso, Demian pidió una habitación y fueron a ella. —¿Por qué una habitación? ¿Acaso está pasando algo malo, amor? Él acunó su rostro. —Con nosotros no, pero, ahora Marina y Demetrius deben estar allá, es mejor dejarlos solos, si Demetrius deja de ser el tonto, podrá calmar a su esposa, y eso estará bien. Liliana sonrió, colgó sus manos en su cuello, se comportó con dulzura. —Promete que nunca darás prioridad a otra mujer que no sea yo, mientras no estemos juntos. Él le dio un largo beso que le supo a gloria, estrechó su cintura, mirò sus ojos con esa firmeza y oscuridad que a veces la solía poner nerviosa, al mismo tiempo le deseaba. —No hay ninguna mujer, más que tú, Liliana, solo tú; t
Lawrence reconoció a la mujer, era la supuesta ahijada de Alana, sus ojos se oscurecieron, intentó despertar a la mujer, pero parecía tan frágil en ese asiento, no pudo despertarla. Él la cargó en sus brazos, la llevó adentro hasta la habitación, la recostó sobre la cama, mirò su dulce rostro, parecía tener algunos veinte años, era una mujer hermosa, cuando se encontró pensándolo sacudió su cabeza, con reproche. «Nadie que sea aliado de Alana es bueno, eso la convierte en mi enemiga», pensó con desdén. Se acercò a la mujer, estaba dispuesto a despertarla y echarla de la casa, aunque fuese en la noche. Liv sintió que alguien la tocaba, abrió los ojos, el lugar era lúgubre, y su mirada borrosa, enderezó su postura. Ella sintió que su cuerpo hervía de calor, se sentía extraña, fuera de control. —Vamos, niña, debes irte —sentenció Lawrence de mal humor, e intentó levantarla para que se fuera de ahí. La chica haló hacia atrás, haciendo que el hombre retrocediera, diera un paso y caye
Marina mirò a Demetrius, sus palabras la conmovieron, incluso si quiso hacerse aun la enojada. —Es mejor no hablar ahora, Demetrius. Marina se giró al otro lado, pero Demetrius se metió en su lado de la cama, se abrazò a su cuerpo. —Te amo, Marina, perdóname si a veces soy un poco tonto, no quiero perderte, tú eres mi único amor, ninguna mujer me importa, ni me ha importado en esta vida, solo tú, eres con la que quiero pasar el resto de mi vida, con la que quiero envejecer. Ella se giró a mirarlo, solo una tenue luz le permitía ver el rostro de su esposo. Él se acercò, besó sus labios con dulzura, luego una pasión desenfrenada se apoderó de sus cuerpos, hambrientos de deseo. —Nunca me vayas a engañar, Demetrius. —Nunca pasará, solo te amo a ti. Hicieron el amor como si fuera la primera o última vez, entre dulces palabras y juramentos de estar juntos hasta el fin de los tiempos. Luego durmieron abrazados. Al amanecer. Liv abrió los ojos, no reconoció en donde estaba, solo en
Liv se levantó al instante, sus ojos estaban cubiertos de lágrimas. —¡Me iré ahora mismo! —¡¿Qué es lo que hace?! —exclamó Liliana al observar cómo Alana golpeaba a la pobre chica. —¡No te metas en asuntos que no te corresponden, esta es mi casa! Demian que escuchó como Alana hablaba sintió rabia. —¡Esta casa no es tuya! Es de mi padre, que la heredó a Demetrius, sin saber que tenía otro hijo, así que te has equivocado mucho Alana, igual si no te gusta estar aquí, la única que sobra eres tú. La mujer mirò a Demian incrédula de sus palabras, luego se echó a llorar, como si fuese un manojo de nervios, corrió a subir la escalera, dejándolos impactados de su reacción. —Demian, has sido duro. —No le crean nada, lo hace para ser la víctima. ¿Qué pasa, Liv? Ella negó, estaba avergonzada, no podía decir sobre su madrina, no cuando a ella le debía la ayuda por su padre antes de morir, negó. —Bueno, creo que hemos tenido una discusión y ya no me quiere aquí, me iré, si me dan unos días