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Liv se levantó al instante, sus ojos estaban cubiertos de lágrimas. —¡Me iré ahora mismo! —¡¿Qué es lo que hace?! —exclamó Liliana al observar cómo Alana golpeaba a la pobre chica. —¡No te metas en asuntos que no te corresponden, esta es mi casa! Demian que escuchó como Alana hablaba sintió rabia. —¡Esta casa no es tuya! Es de mi padre, que la heredó a Demetrius, sin saber que tenía otro hijo, así que te has equivocado mucho Alana, igual si no te gusta estar aquí, la única que sobra eres tú. La mujer mirò a Demian incrédula de sus palabras, luego se echó a llorar, como si fuese un manojo de nervios, corrió a subir la escalera, dejándolos impactados de su reacción. —Demian, has sido duro. —No le crean nada, lo hace para ser la víctima. ¿Qué pasa, Liv? Ella negó, estaba avergonzada, no podía decir sobre su madrina, no cuando a ella le debía la ayuda por su padre antes de morir, negó. —Bueno, creo que hemos tenido una discusión y ya no me quiere aquí, me iré, si me dan unos días
Las puertas se abrieron y Liv se alejó de ese hombre tan rápido como pudo, sintió su corazón latir a toda prisa, tuvo miedo. Marina que estaba en ese mismo piso, observó a la joven. —¿Liv, estás bien? La chica tuvo que sonreír. —Sì, lo estoy. —Marina, que alegría volver a verte, ¿podrías hacerme un tour por la empresa, aprovechando que eres la gerente de recursos humanos. Marina sonriò, asintió. El hombre le mostró su brazo, y ella lo tomó para ser acompañada por él. Liv los siguió con la mirada, el hombre la mirò de reojo, pero no dijo nada. «¡Que error tan grande cometí!», pensó Cerca de la hora de salida del colegio los niños esperaban a Liliana, quien iría por ellos. Un hombre se acercò a la maestra. —Disculpe, ¿en la lista hay algún niño que se llame Carlitos House? ¿O algún niño con apellido House? Carlitos mirò al hombre con miedo, bajó la vista, y recordó cuando hombres malos se llevaron a su mamita. —Tú te llamas Carlitos —dijo Mady Ady siseó. —Pero, es un extr
Liliana esperò en su alcoba, cuando Demian llegó, ella estaba cruzada de brazos, se veía furiosa. —Mi amor… —¿Por qué no respondiste el teléfono, Demian? Él se quedó perplejo, no esperaba esas palabras. —Yo… es que estaba en una reunión con el equipo de ventas, pero ¿Qué pasa? Amor, no te molestes —dijo con voz dulce —Es que, un hombre fue al colegio de Carlitos, preguntó por él con su fotografía en manos. Demian abrió ojos enormes. —¿Qué? —Tengo miedo de que sea ese hombre, y encima tu madre se enteró, y… parece que no soy suficiente para ti, según ella. Demian sintió una rabia bullir en su sangre. —¿Te dijo algo? Mírame, Liliana —ella mirò su rostro con ojos bañados por lágrimas—. Tú eres la única mujer de mi vida, eres suficiente, mi amor, eres todo lo que necesito. Ella besó sus labios, pero luego lo vio irse, se veía furioso contra Alana. —¡Demian! Demian bajó a toda prisa, su madre hablaba con Demetrius contándole todo. Cuando Demian bajó estaba rabioso contra Alana
Liv temblaba, negó. —¡No puedo hacerlo! —¡Lo harás! No olvides que tienes una deuda conmigo —dijo y se acercò, pellizcó su mejilla, ella le mirò con ojos llorosos. —¡Por favor…! —Si no lo haces, inventaré algo sobre ti, te enviaré a prisión, ¿quieres eso? Liv negó. La mujer saliò y ella escuchó como cerró la puerta con llave, Liv quiso gritar, pero su vientre dolió, fue al baño retorcida de dolor, y vomitó. Estaba lívida, supo que no tenía otra opción, ninguno de los Vicent la ayudarían, menos sus esposas, cuando Alana se pusiera contra ella. «Es una mujer tan mala, ¿Por qué papá la amó tanto, incluso más que a mamá y a mí?», pensó con tristeza, recordando cuando su padre amaba a esa mujer, y ella podía notarlo. Alana bajó y encontró a Demetrius, ya tenían todo listo, irían a Santa Mónica para revisar un contrato con un cliente. —Madre, ¿y Liv? —Hijo, lo siento, Liv se siente muy mal del estómago, ella no podrá viajar, deben irse sin ella. —¿Necesita un médico? La mujer di
Liv tenía ojos cubiertos de llanto, negó. —¡Es mentira! Yo… lo siento, ella me está obligando a decirlo. Los ojos de Liliana se abrieron enormes, mirò a Alana con incredulidad, casi con horror, ¿Cómo podía esta mujer ser la madre de su esposo y al mismo tiempo ser tan cruel? —¡¿Qué dices pequeña m*****a mujerzuela?! ¡No le creas, Liliana! —exclamó Alana—. Ella me dijo con claridad que se metió en la cama de tu marido una noche después del trabajo, ella es una mentirosa. Liv sollozó, gritó —¡No es cierto! Usted odia por odiar a Liliana, pero yo ya no quiero esto. Alana abofeteó a la mujer, le lanzó unos golpes al rostro, mientras la chica gritó. Liliana dio un paso atrás, sintió un cólico fortísimo, y se quejó. Una empleada llegó. —¡Señora, debe ir a recostarse! —¡Llama al médico, tengo dolor! ¡Mis hijos! Llamen a mi marido. La empleada tomó de la mano a Liliana, la hizo subir la escalera con lentitud, mientras Liv y Alana la miraban irse. Cuando la mujer ya no estuvo en su
—¡¿Qué estás diciendo? ¡Qué estás diciendo? —exclamó Demetrius y se le fue encima como si fuera un animal salvaje Marina y Renata gritaron, pero Demian fue quien detuvo al hombre. —Basta, ¿de que estás hablando, Lawrence? El hombre tenía una sonrisa pícara en el rostro. —Soy un Vicent, soy su hermano, lo quieran o no creer, así que me vendí las acciones a mí mismo, a mi empresa, ¿Por qué lo hice? Porque se lo merecen, porque yo lo merezco, ustedes han tenido por años todo lo que era de mi padre, ahora yo tomó lo que es mío. —¿De que estás hablando? ¿Qué hermano? ¿Qué tonterías hablas? —exclamó Demetrius incrédulo. —háblalo con la mujerzuela de tu madre. Demetirus seguía reacio a no creer, y a golpearlo, pero Demian que no se dejaba afectar por insultos lo contenía. —¡Mientes! Te voy a llevar a juicio por esto. —Hazlo, yo también lo harè, quiero mi dinero, él que me pertenece por ser un Vicent. Pregúntale a tu madre, ella sabe que soy un Vicent, ella es una rompe hogares, y se
Alana hundió la mirada, fue suficiente para que Demetrius supiera la verdad, que era cierto. —Madre… —Demetrius, ese es solo un bastardo. —Pero, es el hijo de nuestro padre, y merece lo que le has robado —sentenció Demian al entrar Alana le miró incrédula. —Hijo… —¿Enviaste a Lawrence a un orfanato? La mujer le miró, se puso muy nerviosa. —¡Su madre intentó matarnos! ¡Fue su culpa que tú enfermaras! —Mentira, sigues mintiendo, Alana, sabes bien lo que hiciste, Lawrence nos dijo todo, que huías porque habías lastimado al hijo de la esposa de tu amante, por eso es que ella te perseguía, ¡es que, si yo hubiese estado en su lugar, te hubiese acabado! Alana tragó saliva. —Ella miente. —No miente, yo no creo en ti, y te advierto, pobre de ti, que estés inmiscuida en lo que hizo Liv. Alana le miró frustrada, salió de prisa, alejándose de él. —Demian, has sido muy duro —dijo Demetrius Demian negó. Al día siguiente. La ginecóloga vino a revisar a Liliana, dijo que estaba bien.
Lawrence llamó a una ginecóloga, estaba afuera de la habitación, la doctora revisaba a Liv. Su madre lo observó, estaba muy molesta. —¿Qué significa esto, Lawrence? Dime si lo que Rentada dijo es verdad, ¿el hijo que espera esa joven es tuyo? —Es mío. Su madre le miró perpleja. —¡Dios mío, Lawrence! Debes hacerte cargo de ese bebé, no puede crecer sin un padre, no puede tener tu mismo destino, debes casarte con ella, no puedes negarle tu amor. Lawrence bajó la mirada. Su madre se alejó de él. Sin embargo, le informaron que había un hombre que la buscaba, la mujer se encontró con Demetrius Vicent. —¿Usted aquí? —Por favor, quiero hablar no con su hijo, sino con usted. Ambos deambularon por el jardín, hablaron. Ella le contó toda su verdad. —Entonces, mi padre fue un hombre infiel, y mi madre, la mujer que con descaro lo hizo. —No lo sé, solo puedo hablar desde mi perspectiva, antes guardé rencor, pero ahora no lo hago más, Alana y yo cometimos errores, padecí de mis errore