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Días después. Liliana llevó a Carlitos a su primer día de clases, Demian fue con ellos. —¿Estás listo, cariño? Carlitos tenía una mueca de miedo, sus ojitos de pronto se volvieron llorosos, negó. —No quiero, tengo miedo, no quiero quedarme aquí, ¿y si ya no vuelven o me pierdo? ¡No quiero, mami Liliana! ¡no me dejes aquí! Carlitos se echó a llorar, ella levantó la mirada, estaba desconcertada, además, se le hacía tarde para su primer día en la universidad. Demian se acercó al pequeño. —Carlitos, escúchame, hijo, no debes tener miedo de la escuela, ni tampoco debes dudar de que vendremos por ti, debes aprender a confiar en mamá y papá, si estás aquí es para aprender, porque queremos lo mejor para ti. —Pero… es que ahí yo no conozco a nadie, ¿y si me pegan? ¿y si me dicen cosas feas? Demian sonrió, lo cargó en sus brazos. —Bueno, escúchame, si pasa eso, cuando vengamos a recogerte, me lo dirás todo, y yo hablaré con cualquier persona que te haga daño, no voy a permitir que a mi
Cuando Demian terminó una junta en el Instituto de Educación Superior del sector privado, estaba por irse para ir a casa, cuando accidentalmente chocó con ese hombre. Sintió su dura mirada. —Lo siento, fue un accidente. El hombre furnció el ceño al verlo. —¿Te conozco? Me parece que te he visto antes. Demian alzó las cejas con aire de desdén —En mi vida te he visto —sentenció. Demian pasó de largo, volvió a mirarle al sentir que ese hombre tenía sus ojos clavados en su espalda, era Azael Salvador, se veía tan diferente a antes, parecía como si hubiese envejecido, delgado, ojeroso, Demian pensó en lo que hizo, en el fondo, se sintió culpable. Azael entró a la oficina del presidente del Instituto. —Buenas tardes. —Bienvenido, señor Azael, me dijeron que quería verme. —Así es, pronto enviaré el dinero que debe lavar, vine a que lo negociemos, me dijeron que se quiere salir del negocio, ¿Quién era el hombre que acaba de irse? El presidente del instituto estaba muy nervioso —El
Pasó un largo mes. Liliana se sentía muy feliz en la Universidad, le gustaba estudiar, así que procuraba estudiar mucho, hacer los trabajos, pronto se volvió una de las mejores de las clases, hizo algunas amigas. —Podemos hacer el trabajo final en la biblioteca. —Te invito a mi casa —dijo Fernanda Liliana asintió. —Que bueno que tú la invitas a tu casa, Fer, estoy segura de que, si ella te invita, descubrirás que vive en una pocilga —espetó Vanessa —Vanessa, ya cállate, a nadie le importa lo que tú digas, no eres más que una ignorante, todo el mundo sabe que solo estás aquí por la influencia de tu padre —dijo Liliana Vanessa cerró el camino de Liliana. —Tal vez, pero yo tendré un cargo asegurado al salir de aquí, mientras que tú, sin importar lo inteligente que seas, tendrás que soportar un mediocre sueldo, y aguantar a críos llorar todo el tiempo. Liliana rio en su cara. —Todos aquí queremos estar dando clases y enseñar a niños o jóvenes, ¿te das cuenta de que la única que no
Demian entró a la mansión, la seguía. Estaba enfurecido, perdió el control, subió la escalera, al llegar a la habitación, cuando Liliana intentó cerrar la puerta, él logró adentrarse, y cerrarla. Ella retrocedió al verlo tan furioso. —¿Estabas coqueteando con ese hombre? ¡Eres una mujer casada, Liliana! Ella le dio una fuerte bofetada. —¡Y tú estabas besándote con esa mujerzuela! Él tocó su mejilla que ardía del dolor, luego esbozó una sonrisa burlona. —¿Estás celosa? Ella abrió ojos enormes, retrocedió. —¡Nunca! Él caminó hacia ella, haciéndola retroceder, hasta que topó con la pared, fue acorralada por sus fuertes brazos. —Déjame, Demian. Él se acercó a su rostro de una forma peligrosa. —¿Te dolió verme besando a otra mujer que no eres tú? —exclamó a media voz, ella sintió su cálido aliento en su rostro. —A mí no me importa, puedes besarte con quien quieras, mientras no sea yo —Demian sintió rabia de sus palabras —Entonces, ¿Por qué me reclamas? Además, te vi con el pro
Liliana estaba helada, la cargó en sus brazos, salió con ella ante la mirada de toda esa gente tan sorprendida. Ella tenía los ojos cerrados, los abrió al verlo, había intentado nadar, pero él frío la venció, por un instante se sintió perdida, sin saber en donde estaba, hasta que recuperó toda su cordura, miró su rostro, ¿Cuándo había llegado ese hombre a salvarla? —¿Quién eres? —exclamó ella confusa, él parecía como una visión de un héroe que solía salvarla en cada uno de sus peores momentos. Él la miró con duda ante esa pregunta —¿Quién soy? Soy tuyo —aseveró, luego desvió la mirada, y siguió caminando, la forma en que no miraba a nadie, y solo avanzaba alejándola de ese lugar la conmocionó. Demian House la subió al auto, condujo de vuelta a casa, se lamentó de no tener una manta, todo lo que veía era a Liliana estremecida de frío, temblorosa, sus dientes castañeaban. Odió a esas personas crueles, era cierto que Demian fue cruel en su pasado, pero no con personas inocentes, no
—¿Eres la amante de Demian House? —exclamó Liliana impactada de sus palabras.Aisha sonrió divertida.—¿Y tú quién eres, mujercita?Liliana furnció la boca, dio un paso adelante, sus ojos se volvieron severos.—Yo soy la esposa de Demian House.El rostro de esa chica fue un poema de desilusión, negó, estaba a punto de echarse a llorar, tragó saliva.Demian apareció de pronto, y miró a Aisha sorprendido.—Aisha, ¿Qué haces aquí?—¡¿Te casaste, Demian?! —exclamó con la voz temblorosa—Dile a tu amante que te casaste, querido esposo, pero también dile que solo soy tu esposa obligada, cuando quieras te firmo el divorcio para que te quedes con ella.Liliana estuvo a punto de irse, pero Demian sostuvo su brazo.—¿De qué hablas?—¿De que hablo? —Liliana le miró con odio, él pudo verlo brillar en sus ojos—. Díselo, mujer, no dijiste que eres su amante.—Yo… —Aisha se puso muy nerviosa cuando miró los ojos severos de Demian clavados en ella.—¿Tú dijiste eso?—Era una broma, Demian, solo quería
Liliana fue a la habitación, lo miró dormido, Demian parecía alguien diferente al dormir, parecía dócil, no ese hombre indomable que solo quería someter. Recordó cuando la salvó de la piscina y del ataque de personas malas. «Me ha salvado varias veces, sin pensar en nada, casi todas las personas se piensan en ayudar a alguien. Todos se quieren salvar a sì mismos, pero, a mí me ha salvado dos veces Demian House, ¡es por amor, o solo soy una obsesión en tu vida? ¿será cierto lo que dicen que soy la única mujer en si vida?», pensó Los dedos largos de Liliana tocaron el rostro del hombre, quería sentir su piel, quería sentir como sería tocarlo sin que él lo notara y lo volviera en algo erótico, algo que la volvía débil ante él. Se recostó a su lado. Demian no dormía, fingía, era el mejor momento de su vida cuando la sintió tan cerca de él. Cerró los ojos al verla dormir a su lado, la noche avanzó con rapidez, el sueño los venció, cuando Demian estuvo bien convencido de que ella dormí
Demian bajó la escalera, Liliana iba detrás de él, lo alcanzó y tomó su mano. Él la miró impactado, una gran sonrisa se formó en sus labios, la sostuvo y juntos salieron al jardín. Ahí estaba la señorita que venía a hacerles la revisión. Alcanzaron a escuchar las preguntas que hacía. —¿Y cómo te la has pasado con tus nuevos papitos, Carlitos? —¡Muy bien! —dijo emocionado—. Mi mami todas las noches me arrulla, menos ayer porque estuvo malita de gripe, pero papito me arrulló, además ellos siempre me cuidan, mami va a la universidad y papito va por mí al colegio y me ayuda a hacer mi tarea, papito es muy listo, como un genio y dice que yo seré algún día tan listo como Anustein. —Einstein —dijo Demian, corrigiendo. La señorita sonrió al verlos. —Mi nombre es Paula Rodríguez, estaré haciendo la revisión, sé que quedamos en dos semanas, pero, el proceso se adelantó, ¿Espero que no les moleste? —No, claro que no, estamos muy comprometidos con Carlitos. Iremos a la playa a pasar un dí