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«POV Liliana Sus labios besan mi mejilla, hasta llegar a mis labios, la forma en que me besa, como si quisiera devorarme, hace que tiemble, mi cuerpo urge por algo que desconozco, entre el miedo y la necesidad. ¿Quién es él? ¿Es así como se siente el amor? No lo sé, lo único cierto es que no quiero dejar de besarlo, incluso si quiero callar mis sentimientos no puedo. Sus manos viajan por mi cuerpo, las entrelazo, porque quiero detenerlo, sus ojos castaños me miran, ¿Por qué debe ser tan guapo? Su mirada es tan dominante, está encima de mí, recostados en esta cama. —Te amo tanto, Liliana, te he esperado tanto, yo sé que tú eres mía, y soy tuyo, te pertenezco, tú eres mi alma gemela, ¿no es demasiado cursi? Solo tú puedes salvarme de toda mi maldad. Me besa, no soy capaz de razonar en sus palabras, como puedo odiarlo y desearlo de esta manera anormal. Sus labios descienden a mi cuello, mi piel se eriza, siento su cálido aliento, sus pupilas son tan grandes, se aleja un segundo de
Demian abrió los ojos, sintió los rayos de sol, un calorcillo lo impregnaba, cuando miró a su lado de la cama, estaba Liliana, una sonrisa burda se dibujó en sus labios, ella estaba abrazada a él. «Es el mejor despertar de mi vida», pensó Se levantó tan lento como pudo, para no despertarla, estaba aún vestido de las ropas de ayer. Su cabeza dolía un poco. Entró al cuarto de baño, se dio una ducha. Liliana despertó y sintió el lado vacío de la cama, escuchó la regadera abierta, se negó a entrar. Él salió despues, ya estaba vestido, ella lo miró. —Debemos hablar. —Claro. —¡Aisha debe irse! Ella fue quien te drogó. Las palabras de Liliana fueron caóticas, Demian estaba confuso, pronto los recuerdos de ayer vinieron borrosos a su mente, estaba furioso. Salió de prisa. Liliana se apuró a arreglarse, debían despedir a la señorita del orfanato. Demian caminó hasta la habitación de Aisha, pero ella no estaba ahí, miró por la ventana y la vio por el patio trasero. Salió tras ella,
Liliana miró a Aisha, abofeteó su rostro tan fuerte, la mujer intentó golpearla, pero Cedric intervino. —¡Se acabó, Aisha! Has perdido —dijo y la sacó fuera de la casa. Liliana respiró tranquila. Fue a su habitación, pero no dejó de llorar, pensando en que no volvería a ver a Carlitos, nunca más. Demian aceleró su auto, hasta que, por fin, pudo detener el auto, rebasándolo, y poniéndose frente a él, se apuró a abrir la puerta del auto. —¡Llamaré a la policía! Demian bajó a la mujer del auto, y ordenó al chofer del auto que se fuera, amenazando de que si decía algo lo mataría. Demian cargó a Carlitos que no dejaba de llorar. Lo metió en su auto y miró a la mujer. —Toma este cheque, es más dinero del que verás por el resto de tu vida, lo suficiente para que renuncies compres una casa lejos de aquí, y vivas tranquilamente, pero si eliges convertirte una piedra en mi camino, y de mi hermosa familia, acabaré contigo. La mujer le vio con temor. —¿Por qué haces esto? Demian la mir
A la mañana siguiente Liliana abrió los ojos observó a Demian dormido a su lado, sonrió al verlo, miró su torso, observó esas cicatrices en estómago, ella las tocó, él abrió los ojos, sonrió. —Buen día, que hermoso despertar. Ella sonrió. —Al menos es viernes, no tenemos que llevar al niño al colegio. —Se acercan las vacaciones de primavera, pensé que, podríamos ir de vacaciones. —¿A dónde? —preguntó ella —A donde tú quieras. Liliana sonrió. Luego de comer, Demian recibió una invitación, era para un baile de primavera, era para todos los empresarios más prolíferos de la región. —¿Irás? —dijo Liliana —No sin ti, además, no me gustan esos tontos eventos. —¿No es importante para tu trabajo? Demian sonrió, le costaba decir que, en realidad, solo había invertido para hacerse el importante, y estar cerca de ella. Él tenía solo una habilidad, y le atormentaba, lo avergonzaba. —Está bien, vamos, te compraré un hermoso vestido, quiero que todos vean la hermosa esposa que tengo.
—¿Demian? ¿Estás bien? —exclamó Liliana al verlo tan pálido. Los ojos del hombre volvieron al ahora, asintió. Tomó su brazo y la intentó alejar, cuando Liliana sintió que alguien tomó su mano. Los nervios de Demian ardieron al ver a Azael frente a ellos, el hombre tomaba a Liliana de la mano con fuerzas estaba muy ebrio, se le notaba errático, la miró con ojos pequeños, como si intentara reconocerla, eso alertó a Demian. —Yo te conozco, mujer, dime tu nombre, baila conmigo —dijo Azael con voz rasposa, sus ojos brillaban como si fuera un depredador. Demian no pudo evitarlo, tomó a Azael del cuello, lo miró con ojos severos. —Aléjate de mi mujer —sentenció Azael sonrió, cuando un hombre se acercó y apuntó a Demian Liliana casi lanzaba un grito, abrazándose a él. Demian levantó la mano y tomó la pistola, miró a los ojos del hombre. —Mejor baja tu m*****a arma o te juro que terminarás sin sesos. Liliana no pudo evitar llorar. —¡Demian, déjalos, vámonos ya! El hombre parecía re
A la mañana siguiente Azael fue llevado por sus empleados hasta su casa, estaba tan ebrio que ni siquiera podía sostenerse en pie. Su madre Paulina le miró impactada, los hombres lo llevaron hasta su alcoba y lo dejaron sobre la cama. —Muchas gracias por su ayuda —dijo la mujer Los hombres salieron de ahí. Paulina miró a su hijo con tristeza, su ahijada Brenda se acercó a ella, tocó su hombro con tristeza. —Madrina, lamento tanto ver a Azael así —dijo. —Azael adoraba a su padre, nunca supe cuánto hasta hoy, se está autodestruyendo y no sé como ayudarlo. Brenda se abrazó a su madrina. —No te angusties más, madrina, verás que pronto Azael se recuperará, verás que se volverá el mismo buen hombre del pasado. Paulina limpió sus lágrimas. —haré lo que sea para evitar que mi hijo se lance a un precipicio de destrucción —sentenció la mujer. Salió de ahí, pero Brenda permaneció mirándolo. «Debes mejorar, Azael, debemos casarnos antes de que tu madre se muera, necesito tener a un hi
—¡Esa m*****a rata! Lo pagará caro —sentenció Azael estaba por irse, cuando escuchó la voz de su madre que lo detuvo, él se giró a mirarla. —Hijo, por favor, ¿Qué haces? ¿A dónde vas? Mira cómo estás, no eres ni la sombra de lo que antes eras, debes volver, necesitas ayuda, te hice una cita con un buen terapeuta, él te ayudará a enfrentar tu duelo de una forma sana. Paulina se acercó a su hijo, intentó tocar su rostro, pero su hijo le empujó la mano. —¡No me toques! ¿Qué tonterías dices? ¡Mi padre fue asesinado! ¿Por qué piensas que solo lo dejaré pasar, madre? No soy un pusilánime como tú, no dejaré que el asesino de mi padre ande por ahí suelto y libre, ¡antes lo mataré a él y a toda su familia! Quiero que sienta el dolor que me causó, ¡Qué sufra como yo! Paulina retrocedió al ver la mirada oscura de su hijo, no podía reconocerlo, sintió que lo estaba perdiendo para siempre, lo vio irse. Isla Azul. Carlitos corría por la playa, mientras Demian lo perseguía, Liliana los escuch
—No digas eso, tú no eres ningún demonio, ningún monstruo, ¡eres el hombre que amo! Yo veo en ti a un gran hombre —ella acarició su rostro, su mirada era tan brillante como la de una estrella—. Te amo, así que olvida las ideas absurdas, ahora eres mío. Él sonrió, besó sus labios con ternura, observaron la noche, decidieron ir a dormir. Se levantaron, él cargó a Carlitos, lo arrulló y lo llevó a dormir a una de las habitaciones, lo cobijó bien, besó su frente, Demian sonrió al ver que dormía en paz. Salió de ahí, dejando una tenue luz encendida para que si el pequeño despertaba no tuviera miedo, aunque sabía que tenía un sueño profundo, no despertaría hasta mañana, era seguro. Al volver a la habitación principal vio a Liliana ahí, sonrió feliz de verla, tomó la botella de champagne, sirvió dos copas. —Celebra conmigo —dijo Demian divertido, ella le obedeció. Liliana ya enfundada con su vestido de dormir tomó la copa. —¿Qué vamos a celebrar, Demian? —Que te amo, no hay mejor cele