Los jardines de la Mansión Dupont eran inmensos, la belleza de estos era única, la luz del sol, sin embargo, parecía como cada mañana consentir aquel alejado rinconcito donde Auguste solía refugiarse cuando todo iba mal, las rosas blancas reinaban en aquel espacio más pequeño, el favorito de su madre desde que tenía edad para recordar, aquel jardín de ensueño y de pesadilla…el último lugar donde la vio de pie…el humo de su cigarrillo dibujaba formas distorsionadas en el viento, desfiguradas, horridas, tal cual era su vida...siempre siendo el hijo y sucesor de su padre, el próximo líder de una manada que no existía más, que había sido aniquilada, un solitario paria…dinero, mujeres, todo cuánto podía desear podía tenerlo...y al mismo tiempo no tenía nada...no había deseos, no había sueños...solo una pesadi
El cielo nublado de la tarde comenzaba a teñirse de penumbras, la terrible tormenta finalmente había cesado dejando solo un remanente de lloviznas frías, las flores en los jardines de aquella mansión Fortier, lucían maltratadas debido a la terrible furia que sufrieron en manos de la violenta tormenta, Belmont miraba aquel desolado panorama mientras la servidumbre limpiaba el desastre en los jardines.Eran ya tres noches desde la fiesta en honor al cumpleaños de su padre donde su peor enemigo había desafiado abiertamente a Eros Dagger en defensa de la siempre hermosa Ceres, aquellos bailes siempre eran por demás aburridos, mascaras, falsedad, ambición…nadie asistía simplemente por el placer de celebrar un cumpleaños, solo eran oportunidades para cerrar negocios, incrementar el poder de las manadas y tramar alguna nueva conspiración, eternamente lo mismo…sin embargo, por una vez, t
Ceres se mantenía en silencio ante aquella demasiado inesperada visita que había encontrado fuera del edificio de departamentos en donde habitaba, la incomodidad pululaba en el aire haciéndola sentirse demasiado asfixiada, sin duda, la presencia de esa mujer mayor era avasalladora, nunca había sido grato estar en su presencia y eso que solo la había visto un padre veces en toda su vida a pesar de ser la hermana de su padre.– ¿Deseas que sirva te? – cuestiono Ceres sin saber que mas decir, aquella visita era mas que repentina e inesperada, incluso, se había olvidado por completo de Eros y demás.– Por supuesto que no, no he venido a tener una reunión social contigo ni pretendo que finjamos una relación de tía y sobrina que jamás tuvimos – respondió la mujer de aspecto elegante.Ceres suspiro, por supuesto que ya sabia que su visita jamás obed
Alfred se sentía muy emocionado con todo lo que estaba a punto de pasar, Eros Dagger lo había mandado llamar esa mañana para avisarle que saldría a resolver algunos pendientes, sin duda, el aliado que se había conseguido Ekaterina era demasiado interesante, su aroma era singular, era una criatura demasiado interesante.– Es un hombre misterioso, admitiré eso, nunca creí que estuvieras tan dispuesta a llegar tan lejos con tal de vengarte de Belmont – dijo Alfred sirviendose una copa de vino mientras admiraba la desnudez de aquella hermosa loba de piel morena.– Por supuesto, haré lo que sea necesario con tal de librarme para siempre de el, lo odio con todo lo que soy, el me convirtió en su ramera personal contra mi voluntad, denigro a mi familia por ello, no soy de las lobas que se resignan a su destino como esclavas sexuales o máquinas de hacer herederos, algún día encontraré la manera de que esa horrenda costumbre de la marca quedé en el olvido – respondió la hermosa lo
Las hojas secas caian desde las copas de los árboles con gracia y a merced del viento, como si estuviesen en medio de una danza sin música cuál bailarina de ballet que aspira a un gran sueño, el aire se respiraba frío, como lo era esa mañana, el cielo gris se mostraba solemne, las pisadas sobre el pavimento humedecido se escuchaban casi como si fuesen gritos en medio de la soledad de aquel cementerio, no había nadie en el lugar, se hallaba completamente solo, caminaba de prisa, como no deseando estar en ese lugar, sin embargo, y como cada mes hacia, se forzaba a si mismo a estarlo, después de todo, ella estaba enterrada allí, bajo aquella losa fría que no tenía nombre, el lo había borrado a propósito, para que nadie supiese nunca la identidad de los restos que reposaban en aquella tumba helada y solitaria.Sus pisadas se habían detenido, y aquellos fríos ojos azules como el cobalto, miraron con indiferencia aquella solitaria tumba al fondo del viejo cementerio.– Estoy e
Le Rosey ofrecía no solo los mejores menús nocturnos de la ciudad, también, la más hermosa vista de la torre Eiffel, era simplemente fascinante, el mejor lugar para pasar una buena noche, o al menos lo había sido durante un buen tiempo, antes de que Alfred Fortier la siguiera como una sombra a todos lados. Los pasos de ambos jóvenes resonaban en el eco de aquel pasillo uno detrás del otro, Ceres se sentía harta, ofendida…Alfred la seguía con determinación y toda la intención de obedecer a su amo y señor, aunque no sabría decir en realidad a cuál de ellos, ¿Era a Belmont? ¿Era a Eros? ¿Quién podría saber?, decidida a disfrutar como siempre hacia junto a Auguste y el piano opto por ignorarlo, Alfred observaba a la chica que caminaba frente a él, era obvio que estaba molesta, no la culpaba, para él esta nueva situación también era incomoda, pero sin tener más opción obedecería el mandato de Eros, curioso de saber a dónde se dirigía la rubia se sorprendió al verla entrar en la v
Belmont se había decidido en seguir a Ekaterina, la mujer lobo marcada por él había tomado algunas actitudes sospechosas, le habían avisado que la hembra de hermosa piel morena, salía constantemente del hotel en donde la tenía en resguardo, todos actuaban fuera de sí, desde aquella noche de Baile en que Auguste Dupont desafía abiertamente a ese infame cazador que había ganado demasiado poder, ni siquiera lograba entender porque su padre y todos los demás lobos viejos se oponían a acabar con ese molesto humano, cazadores o no cazadores, todos los integrantes de esas infames familias seguían siendo simples seres humanos, era un completo sinsentido temerles tanto, lo único que en realidad poseía Dagger, era dinero, entendía que su familia de alguna manera había llegado desde hacia siglos a controlar el dinero de las manadas, aunque tampoco lograba entender como era que los Da
El cielo de aquella mañana lucia despejado por primera vez en días, nubes blanquecinas se movían suavemente impulsadas por el viento, el crujir de las hojas secas que pisaba sin querer, lograba hacerlo sonreír recordando viejos tiempos rememorando su infancia, caminando aquellas viejas veredas tan bien conocidas que contaban mil historias tan antiguas como el suelo mismo lo era, vislumbraba de nueva cuenta aquellos jardines antiguos llenos de flores y arbustos que se dibujaban conforme avanzaba en aquella hermosa propiedad perteneciente a su familia, los Dupont, Auguste se sentía en paz visitando aquellos lugares y jardines recónditos lejos de la mansión, lejos de la mirada atenta y juiciosas que no estaban más pero que recordaba tan vívidamente que sentía que un lo acompañaban…recorriendo con sus palmas los viejos pilares cubiertos de rosas, finalmente llegaba al jardín secreto y olvidado, aq
La brisa salina del océano se sentía fría, las nubes grises se acercaban poco a poco hasta la playa, aquello solo significaba que el invierno estaba cada vez más cerca, su padre seguía en paradero desconocido y el comenzaba a perder la paciencia, todos a su alrededor no eran más que incompetentes que solo estaban a la espera de lograr morder un trozo de hueso una vez que su padre muriera, nadie en realidad sabia cuáles eran sus verdaderos planes…y nadie lo sabría con certeza hasta que su ola arrasara y devastara sus tranquilas playas, mirando a sus aves eternamente en cautiverio se preguntaba cuanto tiempo más tenía que esperar para finalmente tomar lo que era suyo.Eros colocaba a la pequeña ave en su jaula, aquel aviario, aquellas aves, fueron su única compañía junto a Benjamín cuando era tan solo un niño indefenso, los sirvientes en aquella mansión,