Capítulo quince

Las flores se arrancan, viven cierto tiempo, para luego morir. Nuestro ciclo es similar, chico, somos arrancados del seno de nuestras madres antes de tiempo y empezamos a saber qué es vivir en realidad.

Esas palabras se las susurré mientras lo llevaba en mi espalda, roncando satisfecho. Logré sentirme bien el momento que lo exhalé, y puedo afirmar que, de algún modo, me sentí libre por primera vez.

Cierro los ojos, me resisto, más esa resistencia se desvanece poco a poco, a hurgado en mi pecho hasta hartarse. Se propone en arrebatar mi alma sin importar qué, me encuentro en su regazo, con una de sus manos envuelta en mi cuello y la otra intentando arrancar lo poco que me queda. Pestañeo, si este será mi fin, que lo sea un ápice mejor, ¿no? Soporto el sentirme atracada; mis piernas ya no responden.

 Mi alma se halla en medio camino para salir de su encierro, s

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