¿Por qué enojarme? Una no va por la vida equivocándose y pretendiendo que todos cubran nuestros errores. ¿O sí? Da igual. Sabe que lo engaño con alguien más. Mariana traicionó mi confianza, y sin embargo, no tengo licencia para la molestia. En un juego de faltos a la lealtad, el más olvidadizo se convierte en el mejor amigo, y el de moral torcida busca siempre un pretexto para actuar.
En unos segundos llegará por mí. ¿Cómo verlo a los ojos sin partir en llanto?, ¿cómo convencerlo de que en ningún momento he dejado de amarlo? Maldita la hora en que decidí ir el baile. ¿Bendito el momento en que conocí a Julián?
Pone seguro a su camioneta. Una vez. ¿Por qué no una segunda? Ahí va la tercera. Siempre hace lo mismo, pero ahora necesito de un pretexto para alargar el
No hay peor dolor que aquel que no sentimos cuando debemos. Esa sensación de culpa mal dirigida, acaba con el peor de los cuerdos. Me pierdo en ella. Caigo en un bosque sin árboles, donde el viento busca, con desespero, hojas otoñales. Mas nunca las halla. Ahoga el anhelo.Soy nada. O soy algo, mejor dicho, pero quiero ser nada. Sol en la playa que decora y no estorba. Frío en diciembre que abraza y no congela. Quiero llorar, sufrir, ahogarme en celos ahora que sé que me fue infiel, pero no puedo.Hay un ente raro en mis adentros que encuentra felicidad. Un extraño sentimiento que va más allá de la deuda liquidada. No es que me sienta bien porque me pagaron con la misma moneda, sino que me alegra sin mas. Sin que yo conozca o quiera conocer el motivo.No en balde decido cambiar el rumbo
Se acabó. Esta vez no hay marcha atrás. Tarde o temprano Julián olería la mentira, el momento llegó hace un par de días, en el supermercado. Me helaba la sangre, mientras un dejo de culpa, enojo y miedo escurrían mis ropas, labios y manos que con dos hombres se habían cruzado.El corazón late como reprochándome algo. ¿Y cómo no? Si amar es un castigo para ese gelatinoso ente. Confundirlo se vuelve una tortura bandida para quien solo intenta ponernos felices.¿Cómo estás? Jamás imaginé que lo tomaras con tanta madurez. Confieso que me lastimó escucharte tan sereno cuando arrojaste esa pregunta que jamás podré olvidar.—¿Te metiste con él?Sabes que no. No s
‘’…disculpa, ¿qué eres exactamente de …? Estoy saliendo con ella desde hace tiempo. Me había dicho que ya no tenían nada que ver ustedes dos, pero ayer los vi juntos. Dime la verdad, por favor. Si aún son pareja, prometo dejarlos ser felices…’’Quizás he cambiado un poco la redacción del mensaje, y el motivo me tiene impactado. Contrario a como hubiese pasado hace un par de años, aquellas palabras me agitaron poco el corazón, movieron casi nada mis ideas, por lo tanto, releerlo no era opción. ¿Para qué? Lo confesado lo sabía desde hace tiempo, con la diferencia de que ahora tengo un nombre y algunos detalles. Detalles que debieron romperme, o al menos golpearme, y no fue así. Por eso voy impactado.Todo acabó. No aquella noche, ni la tarde en el supermercado cuando la vi l
Ojalá fuera así. Sería más sencillo partir desde esta historia que me inventé para su insano entretenimiento. Ofrecerles otra pieza del romance alterado e intenso que nos han vendido desde siempre, nos permitiría entendernos mejor. Sin embargo, las cosas no fueron tal como lo acaban de leer, aunque admito que algunos guiones y momentos se parecen bastante a la realidad.Zara nunca existió. Tampoco Julián. Y si por ahí hubo alguno u otro parecido o parecida, acá le dimos más importancia de la debida. Ella y yo fuimos los únicos protagonistas en esta rara novela que ahora les cuento…Todo se remonta a nuestro primer aniversario. Ese día, a pesar de las sonrisas e ilusiones, recuerdo bien que nuestros corazones latían recio, como siempre, pero algo nuevo se colaba entre el ir y venir del alma. Un suspiro callado, una incoherencia bien acepta
13 de febreroEstaba en casa. Esperando su habitual mensaje de Ya estoy lista para ir por ella y buscar los regalos de San Valentín. Que tiempos aquellos en los que las compras las hacíamos con semanas de anticipación, bajo complicidad de algún amigo o familiar para no fallar en la sorpresa. Eso quedó en el pasado.El mensaje llega, voy por ella. Me dispongo a disfrutarla igual que antes, aunque sé que ya no es ni será lo mismo. Me divierte el engaño.No puedo quejarme. Aquella noche fue linda. Nuestra infaltable torpeza nos robó varias sonrisas cuando coincidimos en la tienda comprando los regalos ‘’sorpresa’’. Eso sí, el intento no era solo mío, sino de los dos. En verdad luchamos hasta el último día por recuperarnos.De regreso a casa, recibo la llamada de alguien a
En deuda, es un relato del género fantástico que pretende sacudirle los miedos al romance juvenil. Acá entendemos tanto al quinceañero que piensa que la bonita del barrio es la única mujer en el mundo, como a la muchachita enamorada que no entiende que el vago del salón no le conviene.En un texto indiscriminado que busca entretener y atender problemas que muchos pasan por alto, cobijamos el escándalo juvenil y les ayudamos con la carga. Eso sí, cuidamos en todo momento no hacer apología de la toxicidad que abunda en la actualidad.¿Por qué utilizar un 14 de febrero?Admito que es una operación bastante predecible, sin embargo, la sorpresa no es un elemento que requiera gran cuidado en esta obra que inicia con el final. Necesitábamos un escenario que endulzara el drama. &iqu
Me encuentro solo. Recién salido de una relación de diez años. Creo que puedo aportarle algo a la materia. En tiempos millennial, difícilmente un matrimonio alcanza tantas lunas y tantos soles juntos. Ni hablemos de los noviazgos.Éste no es un libro de superación personal, sino un simple desahogo. Si alguien se entretiene con la pena, ganamos todos.‘’…todo comenzó con el final…’’Contrario a lo que pudiesen imaginar, esto no acabó el domingo 14 de febrero, cuando torpe -aunque necesariamente- decidimos terminar con nuestra pequeña vida de pareja. Acá hay historia, y la contaré con una buena dosis de drama para que se entretengan.Lo peor de perdonar a alguien, es que uno lo hace sin saber si ese alguien ya se perdonó a sí mismo, y si no lo ha hecho, acab
Siempre he pensado que el amor y la muerte son almas gemelas. No se buscan, solas llegan. Y si las buscas y las encuentras, te va mal.Nunca supimos si nos buscamos o nos encontramos. Nos cuesta trabajo siquiera subrayar características principales de lo que vivimos, las charlas sin chiste de los primeros y últimos días confirman toda sospecha.Fuimos raros. Ignorantes atrapados en un mundo de pensantes que vivieron en amor sin antes leer el instructivo. Sea como sea, es tarde. Se casará. ¿Qué otro resultado podía esperar? Siempre la supe emparejada, comprometida con alguien y obsesionada conmigo. Enamorada, que no es más que otra forma de decir lo mismo.A decir verdad, creo que debería alegrarme. Que Zara se casé me da una nueva chance de enmendar el camino. Puedo reparar