El avión aterriza en París y al momento de bajar las escaleras los cuatro amigos están realmente felices. Han pasado un vuelo tranquilo y bastante alegre. Al pie de la escalera hay un hombre esperándolos con una enorme sonrisa, Claude abre los ojos y se sorprende al reconocer al hombre. —¡Johann, ¿qué haces aquí?! —Esa es la manera de saludar a tu guardaespaldas favorito —los hombres se dan un gran abrazo y luego caminan hacia el auto—. Tu padre me ha dicho que venías a París y he decidido venir personalmente a cuidar de ti. —Vaya, qué sorpresa, pensé que estabas retirado. Por favor, déjame presentarte a mis amigos, las personas más importantes en mi vida. Claude le presenta a cada uno a Johan y este les explica que antes fue su principal cuidador, pero que se retiró cuando Claude decidió separarse de su familia e irse a Metz. Ya en el auto hacen el trayecto hacia el hotel en donde creen que van a quedarse, sin embargo, el vehículo toma un rumbo bastante diferente y se dan cuenta
Tras separarse de las chicas en la casa, Ilhan y Claude van rumbo hacia la tienda en donde ellos elegirán los trajes para la ceremonia. Aunque han planeado hacerlo en la viña, Ilhan quiere verse mucho mejor de lo que se vio en el día de su boda hace más de dos años. —Quiero elegir un buen traje porque este es el mismo que voy a usar después para casarme —bromea Claude. —Sí, sí, como no… tú ríete, pero ya verás que después vas a usar uno mucho mejor que el que vayas a elegir ahora. Ese día querrás verte único porque te casarás con una mujer única. —¿Lo dices por experiencia? —Por supuesto, solo mírame. Esta es la segunda vez que me caso y lo haré con la misma mujer. —En teoría no te vas a casar otra vez, solo vas a renovar tus votos. —Sí… que es como volver a casarte con tu esposa porque estás seguro que quieres estar con ella. Ambos amigos se miran y terminan riéndose de sus ocurrencias. Pocos minutos después el auto se estaciona frente a la tienda que han elegido y se bajan co
—¡Ilhan! —Sylvie se desespera al escucha el estruendo, segundos después los gritos de la gente alrededor y después la voz de Ilhan hablándole a Claude.—¿Qué pasa, Sylvie? —le dice Coraline acercándose a ella con el ceño fruncido.—Algo pasó, se oyó como una exposición y después gente gritando… tenemos que irnos ahora —sin esperar a nada, Sylvie se sube al auto que las espera fuera de la tienda con bastante urgencia—. Llévenos a donde están mi esposo y Claude.—Sí señora… —pero antes de partir, el hombre recibe un llamado que lo hace cambiar su expresión amable por una más fría. Cuando cuelga, las mira por el retrovisor y les dice con seriedad—. Me temo que debo llevarlas a la casa, son órdenes de Johann…—Mire, usted a mí no me conoce, así que lo voy a ilustrar —le dice Sylvie acercándose a él entre los asientos y mirándolo directamente a los ojos—. O usted me lleva ahora mismo donde está mi esposo o yo me bajo ahora y me voy caminando, en taxi o lo que sea.—Pero…—Pero nada, sé per
Los tres se giran para ver quien es el dueño de aquella voz y se quedan de una piedra cuando ven a nada más ni nada menos que a Pierre Boulanger allí.—Señor Boulanger…—Ilhan, ¿verdad? —le dice el hombre y se acerca para estrecharle la mano—. Necesito que vengas conmigo, ahora.—¡Yo no voy con usted a ninguna parte! —le grita él y uno de los agentes lo toma por el brazo.—No, Cristoff, no es necesario, estoy seguro que él irá por sus propios medios.—Que no iré a ninguna parte con un hombre que ni siquiera derrama una lágrima por su hijo, pero claro… ¿qué se puede esperar de un hombre que lo consideraba una molestia?—Te equivocas, muchacho, él es lo más importante que tengo en mi vida y en cuanto me enteré vine hasta aquí, solo me tardé porque pasé a dejar mi renuncia como primer ministro… la que me fue negada, por supuesto, pero eso ahora no importa. Ven conmigo.Ilhan se lo queda viendo con el ceño fruncido, Sylvie le pone la mano en el brazo y él accede a ir con Pierre. Se meten
Pierre sonríe al ver la actitud de la chica, puede que solo se desmayara por la impresión de ver vivo a Claude, cuando hace unos días estuvo en su supuesto funeral, pero ahora su expresión es por completo diferente.—Por favor sígame, creo que debo explicarle muchas cosas.—Eso creo… vamos.Pierre se adelanta para caminar al despacho, ella lo sigue e Ilhan lleva a Claude a su habitación sin dejar de molestar por su reacción.—Ya déjame en paz, solo me impresionó… piensa hace cuántos días que no veo una mujer joven y bonita diferente a las de mi familia… por alguna razón mi padre exigió que me atendieran solo enfermeras mayores, casi a punto de jubilar.—Será porque seguro te habrían encontrado en una posición más que comprometedora.—Oye, me duele todo, no habría podido hacer ese tipo de cosas —se recuesta en la cama con cuidado y apoya la cabeza en la almohada mirando al techo—. Pero una chica linda no habría venido mal para ayudarme a recuperar más rápido.—Estás loco… pero estoy se
Una vez todos montados en el avión, este despega con rumbo a Florencia. Sylvie, Chiara y Coraline van sentadas las tres juntas, mientras que Ilhan y Claude van sentados frente a ellas.Claude va mirando fijamente por la ventana, por supuesto que va hablando con Ilhan, aunque no está muy contento, el hecho de que sus amigos viajarán con él lo ha dejado bastante más tranquilo. Chiara, del otro lado, no deja de dedicarle de vez en cuando alguna mirada furtiva cuando cree que las chicas no se dan cuenta, pero tanto Coraline como Sylvie ya se dieron cuenta de que la muchacha está interesada en Claude.—Yo creo que me tardaré un poco la ciudad antes de irme con ustedes a la viña —les dice Coraline, tratando de sonar lo más tranquila posible.—Yo me quedaré contigo —Coraline niega y Sylvie le toma la mano a su amiga—. No voy a dejarte sola en esto.—¿Qué pasa? Digo, si es que se puede saber —ambas miran a Chiara, Sylvie asiente, Coraline es quien suspira y le dice en un susurro.—Tengo la so
Al llegar a la viña, Claude se queda impresionado al ver lo hermoso que se ve y solo es la casa. Chiara va a su lado leyendo las noticias en su iPad, cuando el vehículo se detiene, Claude logra ver a un hombre de cabeza rapada y aspecto feroz acercarse a la puerta para abrirla, pero Chiara se adelanta y se baja de un salto del auto.—Hola, Bruce —le dice ella con naturalidad.—Señorita… no vuelva a hacernos esto, ¿cómo hizo esta vez?—¿Importa eso ahora? —le pregunta ella riéndose y el hombre cierra los ojos con frustración—. Además, no voy a revelar mis secretos de escape para que luego los frustres.En ese momento entra un auto blindado y de la nada aparecen cinco hombre igual de feroces que Bruce. Este ha dejado a Chiara detrás de él y apunta con un arma el vehículo, desde donde baja un hombre de traje.—Baja el arma, Bruce, él es el señor Giovanni Moretti, nuestro ministro de relaciones exteriores —ella camina hacia el hombre y le da la mano. Claude la ve como si estuviera loca, a
Chiara espera a que ese beso se terminara, que Claude desista de continuarlo al ver lo aburrida y decepcionante que es, pero él no se aparta porque, aunque ella no le ha permitido acceso a su cavidad, le parece el más dulce e inocente que ha dado jamás en su vida… y eso lo tiene por completo impactado.Ella lo empuja con suavidad, sus ojos se enfrentan y Claude se mueve para salir de encima de Chiara, se sube el pantalón que quedó a medio camino, la ayuda a levantarse y traga grueso cuando ve que ella lo ve con el ceño fruncido.—Yo… me encantaría disculparme, pedirte perdón por haberte besado, pero hacerlo sería como decir que no quería y no es así.—No tienes nada de qué preocuparte, arrepentirte o no, no ha sido gran cosa, después de todo no eres el primer chico que me besa —le dice ella girándose para recoger la ropa de Claude y encogiéndose de hombros—. Mejores besos me han dado.—Espera… —le dice él tomándola de un brazo y enfrentándola con el ego herido—, no se sintió como si h