Pierre sonríe al ver la actitud de la chica, puede que solo se desmayara por la impresión de ver vivo a Claude, cuando hace unos días estuvo en su supuesto funeral, pero ahora su expresión es por completo diferente.—Por favor sígame, creo que debo explicarle muchas cosas.—Eso creo… vamos.Pierre se adelanta para caminar al despacho, ella lo sigue e Ilhan lleva a Claude a su habitación sin dejar de molestar por su reacción.—Ya déjame en paz, solo me impresionó… piensa hace cuántos días que no veo una mujer joven y bonita diferente a las de mi familia… por alguna razón mi padre exigió que me atendieran solo enfermeras mayores, casi a punto de jubilar.—Será porque seguro te habrían encontrado en una posición más que comprometedora.—Oye, me duele todo, no habría podido hacer ese tipo de cosas —se recuesta en la cama con cuidado y apoya la cabeza en la almohada mirando al techo—. Pero una chica linda no habría venido mal para ayudarme a recuperar más rápido.—Estás loco… pero estoy se
Una vez todos montados en el avión, este despega con rumbo a Florencia. Sylvie, Chiara y Coraline van sentadas las tres juntas, mientras que Ilhan y Claude van sentados frente a ellas.Claude va mirando fijamente por la ventana, por supuesto que va hablando con Ilhan, aunque no está muy contento, el hecho de que sus amigos viajarán con él lo ha dejado bastante más tranquilo. Chiara, del otro lado, no deja de dedicarle de vez en cuando alguna mirada furtiva cuando cree que las chicas no se dan cuenta, pero tanto Coraline como Sylvie ya se dieron cuenta de que la muchacha está interesada en Claude.—Yo creo que me tardaré un poco la ciudad antes de irme con ustedes a la viña —les dice Coraline, tratando de sonar lo más tranquila posible.—Yo me quedaré contigo —Coraline niega y Sylvie le toma la mano a su amiga—. No voy a dejarte sola en esto.—¿Qué pasa? Digo, si es que se puede saber —ambas miran a Chiara, Sylvie asiente, Coraline es quien suspira y le dice en un susurro.—Tengo la so
Al llegar a la viña, Claude se queda impresionado al ver lo hermoso que se ve y solo es la casa. Chiara va a su lado leyendo las noticias en su iPad, cuando el vehículo se detiene, Claude logra ver a un hombre de cabeza rapada y aspecto feroz acercarse a la puerta para abrirla, pero Chiara se adelanta y se baja de un salto del auto.—Hola, Bruce —le dice ella con naturalidad.—Señorita… no vuelva a hacernos esto, ¿cómo hizo esta vez?—¿Importa eso ahora? —le pregunta ella riéndose y el hombre cierra los ojos con frustración—. Además, no voy a revelar mis secretos de escape para que luego los frustres.En ese momento entra un auto blindado y de la nada aparecen cinco hombre igual de feroces que Bruce. Este ha dejado a Chiara detrás de él y apunta con un arma el vehículo, desde donde baja un hombre de traje.—Baja el arma, Bruce, él es el señor Giovanni Moretti, nuestro ministro de relaciones exteriores —ella camina hacia el hombre y le da la mano. Claude la ve como si estuviera loca, a
Chiara espera a que ese beso se terminara, que Claude desista de continuarlo al ver lo aburrida y decepcionante que es, pero él no se aparta porque, aunque ella no le ha permitido acceso a su cavidad, le parece el más dulce e inocente que ha dado jamás en su vida… y eso lo tiene por completo impactado.Ella lo empuja con suavidad, sus ojos se enfrentan y Claude se mueve para salir de encima de Chiara, se sube el pantalón que quedó a medio camino, la ayuda a levantarse y traga grueso cuando ve que ella lo ve con el ceño fruncido.—Yo… me encantaría disculparme, pedirte perdón por haberte besado, pero hacerlo sería como decir que no quería y no es así.—No tienes nada de qué preocuparte, arrepentirte o no, no ha sido gran cosa, después de todo no eres el primer chico que me besa —le dice ella girándose para recoger la ropa de Claude y encogiéndose de hombros—. Mejores besos me han dado.—Espera… —le dice él tomándola de un brazo y enfrentándola con el ego herido—, no se sintió como si h
Chiara entra para abrir las ventanas, puesto que hace mucho calor y afuera corre una brisa deliciosa. Claude la mira moverse por la habitación en silencio, hasta que no aguanta más y le habla.—¿Te pasa algo? —pero por respuesta solo recibe el silencio—. ¿Dije algo malo?—No.—¿Es por lo que te dije hace un rato? Eso de que no quiero dormir porque me da miedo —ella lo mira fijamente y luego le lanza una pantufla por la cabeza, pero sigue sin hablarle—. ¡¿En verdad te molestaste por eso?! ¡¿Para qué me pides explicaciones, si luego ni siquiera me hablas?!—¡Porque eres un tonto! ¡¡Debías decirme que sufres de pesadillas!! Me habría quedado contigo para acompañarte, ¿o es que me ves tan debilucha que crees que no puedo con algo así?—No quiero molestarte, ya suficiente con que me tengas en tu casa y debas traerme la comida y…—Y nada, niño idiota —él se queda con la boca abierta por aquel insulto y Chiara se acerca peligrosamente a él con la otra pantufla en la mano—. Desde esta noche m
Chiara no duda en contarle las cosas ocurridas entre ella y Claude, tratando de no omitir nada. En lugar de querer matar a Claude, Sylvie se destornilla de la risa, especialmente por la caída y que Chiara pudo sentir su «clon miniatura».—Aunque en realidad no es tan miniatura, pero sabes a lo que me refiero.—Yo creo que debes irte con cuidado, Claude tiene la fama de galán, pero eso no quita que no te dejes querer un poquito de vez en cuando —las dos se recuestan en la cama, miran el techo y suspiran—. Para mí fue sencillo con Ilhan porque resultó no ser el chico promiscuo que todos pintaban…—No creas que voy a casarme con él, pero tienes razón, una probadita no me hará daño, tampoco es que vaya a acostarme con él, no sería tan tonta para caer en algo así.Las dos se ríen un poco más y Sylvie se sorprende del plan de Chiara para hacer sufrir a Claude mientras se quede allí. Cuando las dos salen de nuevo del cuarto, Chiara se pasa por el cuarto de Claude para ver cómo está, Sylvie c
Los días se pasan en la viña con rapidez, Sylvie e Ilhan deben regresar a Francia, mientras que Coraline les dice que se tomará un buen relajo con Gianfranco, quien debe regresar a Roma porque hay algunos problemas familiares que lo tienen preocupado.—Supongo que no nos veremos en un buen tiempo —le dice Sylvie—. Aunque me encanta que sea por algo así, es que te ves radiante, me encanta verte así.—Gracias —se dan un abrazo y ella le susurra—. Aprovecharé de ver mi vestido de novia.—Me cuentas todo, no me quiero perder detalles de tus vacaciones.—¿Quieres todos lo detalles? Porque te podrías sorprender…—Esos no, sucia.Las dos se ríen y se despiden para irse en autos separados, los ve partir felices, Ilhan la abraza y entran a la casa para despedirse de Chiara y de Claude, quien ya ha bajado contento de que no tenga que seguir encerrado en el cuarto.—No te vuelvas loco —le advierte Ilhan—. Puede que las heridas se cerraran, pero debes seguir cuidándote.—Lo sé y no creas que me d
Deciden quedarse en Madrid solo una semana, porque deben regresar a casa para arreglar algunas cosas y en especial para preparar la casa para la llegada de las gemelas. Se despiden de la ciudad con una sonrisa y al regresar a Metz vuelven a la realidad.Los padres de Sylvie van a visitarlos en cuanto llegan, los dos disfrutan de ver los ojos de Sylvie brillando de felicidad con cada atención de Ilhan. Si en algún momento Blanca pensó que Ilhan podía ser como su padre, ahora le queda muy claro que eso es imposible.—No saben cuánto me gusta verlos así, abrazados, demostrándose amor a cada momento —les dice Blanca cogiendo una galleta de avena que Ilhan ha mandado a preparar—. Me recuerdan a nosotros cuando recién nos casamos.—Déjame decirte madre, que no te creo.—Es verdad —dice Adrien—. Las cosas cambiaron cuando Sylvie creció y comenzamos a trabajar los dos en el viñedo, nos olvidamos de demostrarnos amor —él le toma la mano a su esposa y la besa—. Pero ya estamos trabajando en eso